El otro día de parte de un conocido que trabaja hace mucho tiempo amarrando barcos en el puerto y haciendo changas en esa zona porque es de esas personas que saben hacer de todo, ya que es de los Leonardo da Vinci anónimos que existen sin darnos cuenta en el Uruguay y que muchas veces no rescatamos porque estamos maravillados únicamente con moñas que vienen del exterior, me envió un mensaje con el discurso emblemático de Richard Read del 1 de mayo del año 2013, sin falta y con atención lo escuché nuevamente.
Además en el mensaje que compartía escribía “¡esto, yo quiero esto en mi gente, veo y escucho esto y me dan ganas de mover conteiners con la mano aunque llueva o truene, y no porque hoy sea 1 de mayo sino siempre!”.
Tiene razón, no solo hay que invocarlo sino que implementarlo porque cuando la cultura del trabajo y el entusiasmo vienen de la mano dan ganas que pase la noche y comience el día.
En esa disociación de espacio y tiempo, un tiempo que es percepción y no lineal con el espacio, uno recorre sus propias historias del trabajo y por lo general se detiene en ciertas personas que a uno lo enseñan o no puede dejar de recordar sin saber cuál es el motivo, lo más seguro que lo conmueven a uno en algo, más en esta fecha y por como estamos por la situación de la pandemia con pocas respuestas.
Me voy a detener en dos personas no en dos numeritos como ciertas fuerzas desconstructoras a veces nos quieren hacer sentir o creer que es así. Los unían la fuerza constructora del trabajo y la responsabilidad al mismo. Uno es el “Chasqui” y otro es el “Negro Pipa” tal como querían que les digan, los nombrábamos así cumpliendo con su elección sin problema.
La Suerte del Chasqui:
Cuando durante en la semana laboral la balanza está equilibrada te invitan a almorzar, tengo la suerte que son muchas veces por más que es uno el que tiene que hacer las piruetas para no caer y nadie caiga, ya que sin uno la maquinaria sigue funcionando igual y nadie nos salva. Al momento del descanso dejando de lado la presión todos nos convertimos en humanos y contamos anécdotas, chistes o historias.
Antes de ir almorzar en horario de trabajo, el Chasqui le dice a un compañero a vivas voces “tener revoques es de blandito, es de blandito”, de rebote escuché, su cómplice me mira con los ojos bien abiertos porque no daba crédito lo que él decía. Continúa “sí, mi hijo para su cuarto para qué va a querer tener revoque, eso es de blandito, en el campo que yo cuidaba tenía un cuartito sin revoques y me la arreglaba perfecto”. Sin detener la marcha tuve que responderle “estás hablando de un niño que necesita desarrollarse humanamente como persona y crecer, para no ser un blandito y ser sólido hay que tener revoques, hay que tener hidrófugo, revoque y pintura, una vivienda digna, salud y educación, además del corazón, vos que estás sobrado con tus manos trabajando lo podés tener y tu hijo también”.
Sonrió y me dijo “vos sí que no sos distraído, sos rápido para responder, je, ¿ya estamos en hora de ir almorzar?”. Le respondí “en 10 minutos, nos encontramos ahí”.
El Chasqui ronda las cuatro décadas y media de vida pero en ambiente de recios y toscos lo más seguro que dos vidas de trabajo, hace que todos estén sonriendo y divirtiéndose como niños, aclaro porque sino oscurece, divirtiéndose todos en el almuerzo y todos trabajando sonriendo, sabe liderar con su energía sin detener la marcha y diría que aumentándola porque hace de todo un gran momento y nadie se quiere perder de nada, ni de su alegría ni el trabajo.
Luego de pedirle que me alcance el pan porque estaba de su lado en la mesa, él entre cruce de fuegos de chistes o perdigones, era más violencia que chistes entre sus compañeros me dice refiriéndose a ellos “estos que están en la mesa que vos los ves ahora sentaditos tan sueltos son peregrinos, van a la iglesia, ponen cara de santitos, los chuquean, hacen que rezan y cumpliendo luego con el pastor son tremendos diablos, dejá!, no les creo nada a nadie, les roban la plata, yo voy porque me tranquiliza y nada más porque una vez me dije ¡soy de dios, muero o mato! pero ustedes son tremendos ciervos, no nos mintamos en la cara, dejá!”.
Miro a su cómplice y me confirma con un gesto que es así.
Algunos entendimos su indignación, la hipocresía que recibía y desesperación. Nos dio a entender que vive en una zona de Montevideo en que el evangelio hace su tarea de limar cerebros y muchas veces el Estado no logra anticiparse a la velocidad de la cultura clandestina ni perversa en donde los patrones del mal son los héroes y las reglas, no es porque quieran sino porque es lo que encuentran.
El Chasqui sigue en su rapeo y reclama “¡lo que pasa que estos viven en la calle asfaltada y no entienden nada y yo vivo detrás del muro que nos separa, nosotros no nos colgamos del muro nos colgamos de la luz!, pero Andrés te cuento, hubo una época en que yo…”:
Si no estoy duro estoy temblando,
en la noche mis llagas arden con el asfalto…
Mis manos curtidas del jornal
tiran diez monedas y consiguen una…
No siento frío,
no siento hambre,
no hay sueño,
¡revirado voy!,
¡enceguecido voy!…
Dejo un vacío en mi corazón de chapa
abandonados están muy lejos de mi atención…
¡timbeando voy!,
¡huesos soy!,
es mentira que muero,
crece la adicción,
el placer es extinguirse…
¡soy de dios, muero o mato!…
Su cómplice mientras lo arengaba agrega “… y de mañana vos siempre a primera hora en el trabajo cumpliendo con todas, todos y todo, que no se confundan, ¡25km en bicicleta para la ida y 25 km para la vuelta, sin dormir, ¿te acordás?!,
¡a vos Chasqui te salvó el trabajo, eso no lo podes negar!”.
Chasqui respondía “¡sí, me salvó el trabajo y mi familia!, repetía “me salvó el trabajo y mi familia”. Le faltó decir “lo juro por mis hijas” como Maradona.
Terminanos de almorzar previo a un silencio general que nos avisa siempre que es el horario de volver a trabajar. Realicé las indicaciones de las tareas que se debían ejecutar y les dije “ahora vuelvo que voy a la oficina”. La oficina es el lugar en que es difícil ser humano porque siempre te cruzás con algún depredador que sigue sin entender los que es el valor del trabajo y ser parte de una fuerza constructora.
La jornada laboral continuó como el viento, con el Sol en su dirección y las sombras al tiempo mutan con sus nuevas figuras como crezcan.
Al día siguiente luego de decirnos buen día entre ambos y yo avanzar unos pasos me dijo “Andrés, me quedé pensando, tenés razón, a mi hijo voy acondicionarle primero su espacio con todo porque lo necesita y se lo merece”.
No era que el Chasqui se había vuelto un blandito de la noche a la mañana y que en mí encontró una luz que nunca alcanza sino que simplemente escuchó otra voz, quería ser sólido y la luchaba, en realidad esas siempre fueron sus intenciones pero la corriente o el barro lo arrastraban y lo sumergían en la oscuridad. Le respondí “no me des las gracias a mí, que tu hijo te dé las gracias a vos porque sos vos el que está hoy aquí trabajando y le vas a conseguir lo que se merece y más”.
Formamos un gran equipo de trabajo, cumplimos con los plazos y objetivos, se terminó la zafra, nos despedimos como grandes compañeros porque así fue, por más que yo pertenecía a los “inhumanos de la oficina” y él nunca quería ser un “blandito”.
Pasó el tiempo y me llegan buenas noticias de él que me alegran mucho por su familia, hace un par de años definitivamente le llegó el asfalto, la luz, el agua, el saneamiento y su vivienda digna que va mejorando.
Finalmente el Chasqui había decidido ser de él, no repetía más esa frase ¡soy de dios, muero o mato!, decidió ser de su familia y del trabajo.
Todo gracias a su esfuerzo personal y familiar, en base a las oportunidades y la fuerza constructora del trabajo de su esposa y él, tal vez fue porque también escuchó otra voz en el momento justo y a tiempo, y seguro en una comunidad que rescató, que lo integró y se lo permitió.
Del Negro Pipa que está en mis mayores de los recuerdos se los dejo para un próximo encuentro porque debo respirar y tomar aire ya que todas y todos fuimos víctimas de una Estafa a la Vida.
Bueno, son las 20:00hs del sábado se siente el frío y no entiendo por qué porque hoy estuvo lindo, voy abrigarme, hasta luego.