Argentinos compran y arriendan campos, En la edición del 28/01 el periódico salteño CAMBIO DIGITAL publica este importante informe de Alfredo López Períes sobre como El «boom» de la soja alcanza también al Uruguay, su lectura es imprescindible para seguir muy de cerca una realidad que emerge vertiginosamente sin que el conjunto de la sociedad uruguaya reconozca todas las implicancias que derivarán de ella.
Las recientes cotizaciones confirman esa actitud de «esperar hasta que aclare». En el mercado de Rosario, el más importante de la Argentina, la tonelada de esta oleaginosa redondea en estos días los 225 dólares y con los derivados, como el aceite y las harinas, también se registraban récord sucesivos. Pero el fenómeno de la soja no se limita a la Argentina sino que en Uruguay crece constantemente la siembra de esta oleaginosa, junto con la venta y arrendamiento de campos sobre todo en la zona del Litoral a extranjeros, en su mayoría argentinos. Diversas instituciones ven con preocupación la incesante llegada de agricultores de esa procedencia. Pero no todas son quejas, ya que mientras que el Instituto de Colonización reclamó mayores controles para la venta de tierras y el PIT-CNT también manifestó una postura crítica, la Asociación Rural de Soriano indicó, meses atrás, que la inversión de argentinos en campos del litoral es algo positivo. A partir de mediados del año pasado, por el «boom» sojero, en zonas del departamento Río Negro, como Young, retornó la actividad agropecuaria después de años de muy escaso movimiento. En contraposición, un documento del PIT-CNT precisó que capitalistas argentinos y brasileños compran tierras en Uruguay y especulan con su valorización para revenderlas, sin utilizarlas productivamente. Añadió que se arriendan los campos «sin control alguno» y «en muchos casos se erosiona el suelo y se afecta su utilidad futura». Según el censo de 2000, citado por la central sindical, el 10% del territorio nacional cultivado era propiedad de extranjeros. El Instituto de Colonización informó que sólo hasta principios de setiembre del año pasado se vendieron 240.000 hectáreas, de las cuales 134.000 hectáreas (el doble que la superficie de Montevideo) fueron compradas por foráneos. Diferentes razones Según las fuentes consultadas por CAMBIO, diversos son los motivos que impulsan a los hombres de campo argentinos a adquirir o alquilar predios en el Uruguay para producir sobre todo soja, un cultivo de muy alta rentabilidad que puede combinarse, luego de la recolección, con la siembra de trigo. Una razón es la falta de espacio en la Argentina para expandir los cultivos que no dejaron de crecer desde la década del 70 y llegarán, en la campaña agrícola 2003/2004, a 13.750.000 hectáreas, un 9% más que en el ciclo precedente. Otra, la baja de los precios de los campos uruguayos en términos de dólares luego de la devaluación de la moneda en 2002, aunque por la mayor demanda de tierras los valores se elevaron. También existe un componente impositivo de enorme peso en el momento de decidirse los argentinos por realizar cultivos en el Uruguay. En este país no se aplican retenciones a las exportaciones agropecuarias algo que para los productores de la otra orilla resulta gravoso pero que permite al Estado recaudar fondos para financiar programas sociales. En la Argentina, las ventas al exterior de oleaginosas tributan un gravamen del 23,5% a lo que se añade un IVA de alrededor del 21%. Se menciona como otro aliciente la posibilidad de obtener crédito del Banco de la República en condiciones ventajosas. Los predios del litoral uruguayo aptos para la soja están cerca de los puertos, lo que redunda en una baja en el costo de los fletes si se tiene en cuenta que la frontera agropecuaria argentina se expande cada vez más hacia regiones alejadas de los puntos de embarque. El ámbito regional Son pocos los países que producen soja en grandes cantidades. En la delantera se coloca Estados Unidos seguido por Brasil, Argentina, China, India, Paraguay y Canadá. En Uruguay, de acuerdo con datos aportados por el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, durante el ciclo 2002/03 se registraron las siembras de soja y girasol más elevadas en 40 años. La superficie destinada a la soja llegó a 79.000 hectáreas, es decir un 173% más que el año pasado. Con un rendimiento de 2.300 kilogramos por hectárea se obtuvo una producción récord de 183.000 toneladas, trece veces mayor que la cosecha promedio de la segunda mitad de los años 90. Un especialista del diario porteño «Clarín» apuntó, en julio de 2003, que la siembra seguirá creciendo en este país «hasta convertir a la oleaginosa en el principal cultivo» del Uruguay. Las exportaciones ya superaron las 200.000 toneladas que representaron 40,3 millones de dólares. La fertilidad de la tierra del litoral oriental parece muy buena ya que en el año agrícola 2001/02 se obtuvieron 2.305 kilos por hectárea contra 2.630 kilos que se lograron en la Argentina, un país con ya larga experiencia en estas labores. Con estos registros, Uruguay se sumó a la fuerte presencia de la soja como actividad regional, proceso que incluye a tres de los líderes mundiales (Brasil, Argentina y Paraguay) y a Bolivia. Por primera vez, la cosecha del MERCOSUR (102 millones de toneladas) superó a la de Estados Unidos. LA ONDA® DIGITAL |
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