Joselo
González Olascuaga
Ilustración: No te
olvides de Gardel, técnica mixta, 1.07 x 0.845 mts.,
"El cartero ha
traído el Bangkok Post EL AUTOR, Joselo González Olascuaga, ha incursionado en el género definido por Chandler como “novela popular de misterio” con Chau Bogart (1989), Las Luces del Estadio (1992), Gardel antes de Gardel (1996), La mirada de Federico (2001) e Identikit (Cause Editorial, ilustración: Ernesto Vila, presentada el 11 de noviembre de 2003 por Julio Calcagno y Antonio Baldomir, en El Lobizón 7, actualmente en librerías, distribuida por Gussi). Obtuvo premios o menciones en once concursos literarios, entre ellos Feria del Libro (3 veces, por Los dados ya están echados, 1985, Como miente Eydie Gorme, 1993, y Aunque el olvido, 1995) y fue uno de los doce finalistas del Premio Planeta 2001 por La mirada de Federico.
SINOPSIS DE ASESINATO EN EL
CONGRESO GARDELIANO
Capítulo 5 La siguiente llamada del Profe a Mikel es desde La Recoleta. A éste no le extraña. Antes de separarse en Paradizo habían discutido sobre la opinión de Falco de que la causa del crimen debió estar relacionada con el Congreso. El Profe no admitía que feligreses de San Gardel mataran por ideas o fanatismo. Prefería creer en un buen beneficio económico adquirido con el asesinato y en ese sentido las palabras de Gorosito a Falco en el Pocitos Hotel, le habían quedado grabadas como reveladoras. Gardel volvía a ser un buen negocio para algunos y aunque se supone que éstos se beneficiaban con las tesis de Lagarze y no había causa aparente para que le matasen, en la investigación del Profe pasaban a ser los principales sospechosos. –“¿Quién controla el negocio y qué relación exacta tenía con Lagarze?” ese debe ser el punto de partida –había sentenciado el Profe. Ahora ha llamado a Mikel desde la sociedad de autores que hace sesenta años dispuso que mis derechos pasasen de Defino a Razzano. –Efectivamente, acá hay negocio o por lo menos movida. No hace dos días que llegué y ya conversé con tres estudiosos o charlatanes que preparan libros sobre el nuevo Gardel, Héctor Olivares va a filmar Carlos, el rebelde ahora que por su nuevo conflicto de clase puede adjudicarle una épica revolucionaria. Suarnelli está produciendo una telenovela, con todos los brillos de época de la paradigmática Malevo, pero ahondando en los entreveros familiares del galán de Cuesta Abajo, la mayoría de los entendidos que he consultado no considera que Falco y Gorosito sean traidores sin o todo lo contrario, los tienen por patriotas. Y a Lagarze, por un Dios. Precisamente, gracias a los textos de Lagarze, adquirieron la adaptación que necesitaban (y los costó demasiado tiempo comprenderlo, todo hay que decirlo) para apropiarse en el bastardo de Tacuarembó, de un Gardel mucho más atractivo que el que tenían. Están abrevando en Matamoros y con las más recientes revelaciones construyen un capo di mafia que digitaba Buenos Aires como el mismo poder que Luchiano Nueva York pero con justicia. El paralelo que hacen de Gardel con su medio hermano Sinatra es relativo. Sinatra era un ahijado. Gardel un capo. Según esta versión todo lo ordenó Gardel, desde el tiroteo en el puerto con los franceses y polacos hasta el testamento ológrafo, e incluso después de muerto todo se hacía de acuerdo a los códigos que él había establecido. Así cuando “apretaron” a Defino para que cediera los derechos a Razzano. Aquí cada cual tiene un ajuste de cuentas personal para aplicar al cambio. Unos por la literatura. Reivindicando la corazonada de Osvaldo Soriano, que desde antiguo lo daba nacido en Tacuarembó. Otros por la política. Vengo de reunirme con un intelectual de izquierda que me dijo cosas que todavía no se animaría a publicar, porque Borges será en esta ciudad el último desacreditado de la ley de Punto Final. Pero te voy la charla en detalle, porque también a vos te será regocijante que Borges se haya equivocado sobre la natalidad de Gardel. Ya sabés lo que decía Borges de los vascos. –No –miente Mikel. –“Yo tengo mucha sangre vasca. pero ¿qué han hecho los vascos? Bueno: ordeñar, hacer queso, estar de mal humor -en el caso de Unamuno- y se acabó. Si no hubiera habido vascos la historia del mundo hubiera sido exactamente igual. Nadie se hubiera dado cuenta. Es casi como si no hubiera habido moscas, por ejemplo. (Claro que las moscas son más molestas que los vascos).No entiendo cómo alguien puede sentirse orgullosos de ser vasco. Los vascos me parecen más inservibles que los negros. Se habla de la voluntad vasca, de la terquedad vasca y ¿para qué ha servido? Nada más que para ser españoles o franceses. Por lo demás, han producido unos pintores excecrables y un escritor insoportable como Unamuno. Yo también tengo esa sangre, pero cuando enumero mis orígenes soy muy cuidadoso en olvidarme de los vascos”.
–¿Y qué dijo sobre el origen de Gardel? –se defiende Mikel –“...nos aturulla el tímpano la controversia sobre Carlos Gardel, Morocho del Abasto para los unos, uruguayo para los menos, tolosano de origen, como Juan Moreyra, que se disputan las progresistas localidades antagónicas de Morón y Navarro, para no decir nada de Leguisamo, oriental mucho me temo”.
–Para
él, ellos son los unos y nosotros los menos. Le hubiera gustado
poder preguntarse para qué hemos servido los uruguayos sino para
ser argentinos o brasileños. Como no puede, es que mucho se teme
que seamos uruguayos. –¿Española o francesa? –goza el Profe. –Antes bantú de mil amores. –Bueno... no tan inservible... Pero dejá que te cuente la charla. El tipo empezó reconociendo sentencias precisas de Borges que la gente ha mal interpretado. Como cuando dijo que Lorca era un mero andaluz. “Mero en este caso es sustantivo y nos remite al proverbio: ‘de la tierra el cordero, del mar el mero’. Borges quiso decir que Lorca no era ningún bagre del riachuelo. Y cuando dijo ‘Gardel y yo tenemos en común que no nos gusta el tango’ se refería a la conocida preferencia del joven Gardel por los temas camperos; pero esto no se compadece de su ‘origen tolosano’”. Apostilló con finura, pero estaba tan entusiasmado que hasta se animó a opinar que el mejor cuentista argentino fue Cortázar.
Capítulo 6 La siguiente llamada del Profe Montalbán a Mikel es desde La Recoleta. A éste no le extraña. Antes de separarse en Paradizo habían discutido sobre la opinión de Falco de que la causa del crimen debió estar relacionada con el congreso. El Profe no admitía que feligreses de San Gardel mataran por ideas o fanatismo. Prefería creer en un buen beneficio económico adquirido con el asesinato y en ese sentido las palabras de Gorosito a Falco en el Pocitos Hotel, le habían quedado grabadas como reveladoras. Gardel volvía a ser buen negocio para varios y aunque se supone que éstos se beneficiaban con las tesis de Lagarze y no había causa aparente para que le matasen, en la investigación del Profe pasaban a ser los principales sospechosos. –“¿Quién controla el negocio y qué relación exacta tenía con Lagarze?” ese debe ser el punto de partida –había sentenciado el Profe. Ahora ha llamado a Mikel desde la sociedad de autores que hace sesenta años dispuso que mis derechos pasasen de mi representante Defino a mi colega Razzano. –Efectivamente, acá, en Buenos Aires, hay negocio o por lo menos movida. No hace dos días que llegué y ya conversé con tres estudiosos o charlatanes que preparan libros sobre el nuevo Gardel; Héctor Olivares va a filmar Carlos, el rebelde ahora que por su nuevo conflicto de clase puede adjudicarle una épica revolucionaria; Suarnelli está produciendo una telenovela, con todos los brillos de época de la paradigmática Malevo, pero ahondando en los entreveros familiares del galán de Cuesta Abajo; la mayoría de los entendidos que he consultado no considera que Falco y Gorosito sean traidores sino todo lo contrario, los tienen por patriotas. Y a Lagarze, por un mesías. Precisamente, gracias a los textos de Lagarze, adquirieron la adaptación que necesitaban (y les costó demasiado tiempo comprenderlo, todo hay que decirlo) para apropiarse en el bastardo de Tacuarembó, de un Gardel mucho más atractivo que el que tenían. Están abrevando en Matamoro y con las más recientes revelaciones construyen un capo di mafia que digitaba Buenos Aires con el mismo poder que Luchiano Nueva York, pero con justicia. El paralelo que hacen de Gardel con su medio hermano Sinatra es relativo. Sinatra era un ahijado. Gardel un capo. Según esta versión todo lo ordenó Gardel, desde el tiroteo en el puerto con los franceses y polacos hasta el testamento ológrafo, e incluso después de muerto todo se hacía de acuerdo a los códigos que él había establecido. Así cuando “apretaron” a Defino para que cediera los derechos a Razzano. Aquí cada cual tiene un ajuste de cuentas personal para aplicar al cambio. Unos por la literatura. Reivindicando la corazonada de Osvaldo Soriano, que desde antiguo daba a Gardel nacido en Tacuarembó. Otros por la política. Vengo de reunirme con un intelectual de izquierdas que me dijo cosas que todavía no se animaría a publicar, porque Borges será en esta ciudad el último desacreditado de la Ley de Punto Final. Pero te voy a contar la charla sin omitir detalles. También a vos te será regocijante que Borges se haya equivocado sobre la natalidad de Gardel. Ya sabés lo que decía Borges de los vascos... –No –miente Mikel. –Va una cita: “Yo tengo mucha sangre vasca. pero ¿qué han hecho los vascos? Bueno: ordeñar, hacer queso, estar de mal humor -en el caso de Unamuno- y se acabó. Si no hubiera habido vascos la historia del mundo hubiera sido exactamente igual. Nadie se hubiera dado cuenta. Es casi como si no hubiera habido moscas, por ejemplo. (Claro que las moscas son más molestas que los vascos)”. Y esta otra: “No entiendo cómo alguien puede sentirse orgullosos de ser vasco. Los vascos me parecen más inservibles que los negros. Se habla de la voluntad vasca, de la terquedad vasca y ¿para qué ha servido? Nada más que para ser españoles o franceses. Por lo demás, han producido unos pintores excecrables y un escritor insoportable como Unamuno. Yo también tengo esa sangre, pero cuando enumero mis orígenes soy muy cuidadoso en olvidarme de los vascos”. –¿Y qué dijo sobre el origen de Gardel? –se defiende Mikel. –Preparate: “...nos aturulla el tímpano la controversia sobre Carlos Gardel, Morocho del Abasto para los unos, uruguayo para los menos, tolosano de origen. Como Juan Moreyra, que se disputan las progresistas localidades antagónicas de Morón y Navarro, para no decir nada de Leguisamo, oriental mucho me temo”. Mikel rompe el hielo: –Para él, ellos son los unos y nosotros los menos. Le hubiera gustado poder preguntarse para qué hemos servido los orientales sino para ser argentinos o brasileños. Como no puede, es que mucho se teme que seamos orientales. Y yo para colmo de sangre vasca. –¿Española o francesa? –goza el Profe. –Antes bantú, de mil amores. –Bueno... no tan inservible, entonces... Pero dejá que te cuente la charla. El tipo empezó reconociendo sentencias precisas de Borges que la gente ha mal interpretado. Como cuando dijo que Lorca era un mero andaluz. “Mero en este caso es sustantivo y nos remite al proverbio: ‘de la tierra el cordero, del mar el mero’. Borges quiso decir que Lorca no era ningún bagre del riachuelo. Y cuando dijo ‘Gardel y yo tenemos en común que no nos gusta el tango’ se refería a la conocida preferencia del joven Gardel por los temas camperos; pero esto no se compadece de su ‘origen tolosano’”. Apostilló con finura, aunque estaba tan entusiasmado que hasta se animó a opinar, en confidencia, que el mejor cuentista argentino es Cortázar. –A Cortázar, la banda occidental del Uruguay no lo va a reconocer –comentó Mikel–. Le debe demasiado. –Sin embargo, nuestro intelectual afirma que Borges también tiene razón cuando, en otra de sus provocaciones (era, sin duda, un provocador genial) dice que si el tango fuese popular no se ejecutaría con bandoneón, piano, violín y contrabajo, sino con guitarra y percusión. Ahí está el resurgir del negocio.
Esa característica se debe a su origen prostibulario y lupanar, porque los instrumentos costosos se introducen en el cabaré de lujo, con la vieja guardia a fines del siglo XIX. Como el nuevo Gardel se relaciona estrechamente a la mala vida, aquellos locales pasan a ser templos de culto gardelista. Hay varios proyectos en marcha de restauración edilicia y explotación turística. Si Gardel no fue el francesito ejemplar, pueden rentabilizar los balazos que sufrió a nombre de madame Jeannette, por ejemplo. Entre los documentos inéditos en poder de Lagarze, hay un diario íntimo de la famosa madama que regenteaba la prostitución en toda Avellaneda.
Esta hoja data del 13 de diciembre de 1913. “Anoche, resolví prescindir de chofer para pasar a buscar por Armenonville con programa de ir al teatro, función trasnoche. Tomamos champagne mientras dejábamos que se pasara la hora, porque en realidad no era al teatro que tenía ganas de llevarlo. Pagó‚ dejando una propina excesiva, como siempre. Nos besamos. Arrancamos por Paraná hacia Esmeralda. En la esquina de casa, en Maipú, nos estaban esperando y nos tirotearon. Dos o tres disparos saltaron desde las sombras. Tras el frenazo, bajamos e intentamos parapetarnos detrás del coche para responder el fuego, pero Carlos está demasiado gordo y en vez de armas usa su impecable uniforme de cafishio sin hacerle bulto, a veces entiendo por qué las jerarquías consideran el oficio afeminado y despreciable. Oímos las corridas de los sicarios alejándose, cuando Carlos ya estaba caído con un balazo en la pierna. La noche quedó en silencio. Mis hombres que habían oído los disparos, hicieron resonar a la carrera sus suelas sobre la vereda desierta y obedeciendo a mis gritos, ayudaron a Carlos a llegar a la mansión. Junto a la chimenea encendida, ante mi mirada aprensiva, le sacaron la bala.” No sería la última ni será la mansión de la Jeannette el único monumentos. Tres o cuatro meses después, otra bala atravesó el coche de Gardel en marcha, y ya en pleno auge de su carrera, recibió las dos balas más famosas y conocidas que se llevó de la vida breve. –En la vida eterna todo fueron sonrisas –comprendió Mikel la precisión del Profesor.
–Uno de esos balazos trascendió irremediablemente porque el arma la empuñaba una mujer conocida, La Paraguaya, desde el palco de un teatro. Acompañó el disparo con gritos incriminatorios hacia Gardel. La bala le rozó la boca al cantor y siguió de largo cegando para siempre al pianista Di Sarli. Otra cuando la Ritana ya era dueña del Chantecler y éste el cabaret más famoso de Buenos Aires.
Garesio, el marido de la madama, había llegado de Europa y rodeado de pistoleros, la mayoría oriundos de Córcega como él, interceptó a Gardel y a Elías Alippi, cuando salían del Palais de Glace. El enfrentamiento culminó en un cruce de calles que hoy se llaman Avenida del Libertador y Agüero (andá anotando sitios para la nueva liturgia). Fue una madrugada de 11 de diciembre, húmeda, irrespirable. Uno de los pistoleros de Garesio, Roberto Guevara, le desenrajó a Gardel un balazo en un pulmón y escaparon. Alippi lo hizo llevar al hospital Ramos Mejía, donde consideraron mejor no extraerle la bala, que aunque en vida breve siempre dijo que nunca llegó a molestarle, en realidad había noches que le apretaba el pecho con un dolor sordo, avisor. Después de aquel balazo tuvo que sufrir un período de inmovilidad y luego, unos días de convalescencia. Entonces viajó a Tacuarembó. Tacuarembó ya le había servido ya antes como refugio para un amigo, Cielito Traverso, el dueño del O`Rondeman, un café del Abasto donde Gardel cantaba, cuando Cielito mató a Vidalita Argerich.
El Capo llevó a Cielito a lo de Edolina Escayola, la única prima que trataba a esta “oveja negra”, una vez salido de la cárcel de Ushuaia con la pena conmutada por influencias políticas. El último balazo fue el misterio de su propia muerte, el misterio más verdadero. El único periodista que, accidentalmente, presenció el accidente, dijo haber oído dos balazos antes de que chocaran los aviones en el aeropuerto de Medellín. LA ONDA® DIGITAL |
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