La búsqueda
consciente y continua
Atahualpa del Cioppo llamaba al teatro “universidad del hombre “, en el sentido de ser una escuela de humanización. Sobre el tema humanización Walt Disney -dibujante, productor mundial de películas, y funcionario de la CIA estadounidense- opinaba lo contrario: Hay que “distraer al sujeto y hacerlo pensar en otra cosa”. Sobre este tema de tanta relevancia para el desarrollo del pensamiento contemporáneo importa lo que ha dicho Glenn D. Lowry en reciente reportaje del diario El País de Madrid. Glenn D. Lowry, director del Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA) accedió a esta entrevista en uno de los salones del Hotel Ritz, horas antes de participar en una mesa redonda de ARCO. Lowry llegó al MoMA en 1995. Es el sexto director de ese monstruo sagrado, inaugurado en 1939, que posee la colección más completa del mundo del arte del siglo XX: unas 100.000 obras entre pinturas, esculturas, dibujos, grabados, fotografías y objetos de diseño. Como parte de su visión de un MoMA para el siglo XXI, acorde a la “creciente complejidad del arte contemporáneo”, Lowry ha sido el motor del ambicioso proyecto de ampliación y remodelación de su sede de Manhattan, cerrada al público desde hace cinco años. Europa debate cómo va a financiar en el futuro sus museos. Frente al modelo europeo, publico, se erige el americano, que propicia la autogestión y la pesca de mecenas privados. ¿Cuáles son para usted las ventajas y desventajas de uno y otro modelo? El capital privado es menos complicado de recaudar, pero llega con gran cantidad de restricciones, pues supone tener que lidiar con cientos de individuos que quieren decirte cómo dirigir tu institución. En Europa, la pulseada es solo con el gobierno que supone solo un problema. Cuando esa negociación termina, te pones a trabajar. Nosotros lidiamos con problemas financieros los 365 días del año. Europa debe hallar modos de seducir al dinero privado y yo debo tratar de ver como hacer para que el gobierno nos apoye. Sin embargo, hay quienes afirman que para sobrevivir, los museos deben acercarse al espectáculo. ¿Qué opina de ese debate? Yo pienso todo lo contrario. Creo que la búsqueda consciente y continua de asemejar el arte al espectáculo entraña un gran riesgo: competir no contra otros museos sino contra la industria del espectáculo. Una lucha que los museos no pueden ganar. El entretenimiento tiene que ver con la diversión, con distraer el sujeto y hacerlo pensar en otra cosa. Los museos deben relacionarse con la educación y con la experiencia. Su supervivencia dependerá de su capacidad de diferenciarse, distinguiéndose del espectáculo. De que puedan dejar bien claro que son parte del mundo de la cultura y que las obras de arte son objetos poderosos, que preservan sentimientos e ideas que son únicos y que no pueden ser experimentados en otros ámbitos. El MoMA se centra en el arte moderno y el contemporáneo, ¿Habrá algún día una ruptura entre ambos conceptos? Potencialmente, sí. Vista retrospectivamente la posmodernidad aparece como una discusión dentro de la gran familia del arte moderno. Artistas que practicaron una posmodernidad irónica y critica como David Sally o Jeff Koons, forzaron nuestra idea del arte moderno, pero solo eso. Habrá una ruptura, pero aun no ha ocurrido”. La entrevista tiene muchísimo interés porque Lowry apunta firme contra la tendencia creciente (y a mí juicio destructiva de la cultura) de hacer del “arte” y del “conocimiento”, espectáculos que, como dice Lowry,” entretienen, divierten y distraen”, en detrimento de sentimientos e ideas. Desde su protagonismo como director del Museo más grande de arte moderno rechaza la devaluación cultural llamada “postmodernismo”, dado que esta corriente influye en la educación ( Plan Rama en Uruguay es un ejemplo en el plano de la enseñanza) transformándola en “educación atractiva “, o como ahora esta de moda en “divertida”. “La educación y la experiencia deben relacionarse con el arte y la ciencia” dice Lowry. Y también prevé: “habrá una ruptura” El profesor de estética de la Facultad de Humanidades, Juan Fló, en su trabajo “sobre el concepto arte” coincide con el análisis, por ejemplo dice:”Esta propuesta difiere radicalmente a partir de la mutación que han tenido las artes visuales en estos últimos años “. Agrego yo: es verdad que los productos u objetos posmodernos están ahí, son, como califica Fló, una “mutación “, pero por el solo hecho de existir no deben ser aceptados como el consumo de “ideas”, “obras” etc., por más marketing-moda que los ayude. En este camino, la televisión y las revistas diseñan con muchísimo oficio esos consumos. El arte de la pintura no tiene esos apoyos, por suerte. Pero algunos pintores insisten en no aprovechar esta suerte y buscan (como lo hace Paulo Cohelo, por ejemplo) qué condicionamientos tiene el público. Esta ecuación profundamente conceptual para la creación artística es universal como lo demuestra el sugerente reportaje a Glenn D. Lowry director de MoMA, y está por suerte en pleno desarrollo su debate. LA ONDA® DIGITAL |
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