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Interrogantes geopolíticos actuales,
para la Europa ampliada

por el profesor Bernardo Quagliotti de Bellis

En un mundo donde los conjuntos cerrados han dejado paso a las redes interconectadas, donde los puntos de referencia resultan cada vez más confusos, la acción metapolítica consiste en intentar volver a dar un sentido a las cosas, a más alta nivel, a través de nuevas síntesis; en desarrollar, al margen de la insignificancia de la política, un modo de pensamiento resueltamente transversal; finalmente, en estudiar todos los campos del saber con el fin de proponer una visión coherente del mundo.

La Nueva Derecha en Europa no es un fenómeno filosófico  nuevo. Nació en 1968 sin características de considerarse un movimiento político, sino una esc7uela de pensamiento. Sus actividades desde aquel entonces, se sitúan en una perspectiva eminentemente metapolítica., avalada ésta, actualmente,  por la reflexión sobre la evolución de las sociedades occidentales desde los comienzos del presente siglo XXI. 

Resulta curioso al leer parte de su extensa bibliografía, que la mayoría de los autores de esta corriente no aceptan tal terminología (“Nueva Derecha”) pues describe mal el contenido y el estilo de lo que en sí es un movimiento cultural; porque realmente, la Nueva Derecha, -aunque parezca paradójico-   parte de un modelo estratégico situado a la izquierda como, para citar alguna influencia  destacada: del discurso de Antonio Gramsci sobre la importancia del poder cultural y su combate en el seno de la sociedad civil. Además, comparte muchas ideas con la izquierda, que muchos actualmente denominan “progresismo”. 

En su extensa bibliografía (que hoy llega a 350 títulos) se encuentran ensayos, tesis, donde destacados autores   han profundizado sobre cuestiones como: la causa de los pueblos, la sociedad de consumo, el cristianismo, la juventud, lo político, la condición femenina el economicismo, la hegemonía estadounidense, etc. etc. 

Los nuevos frentes  preferidos
Este renovado movimiento europeo se destaca en nuestros días, por lograr una respuesta geopolítica  adecuada a la problemática europea iniciada desde mediados del siglo XX, referida a  ampliación de la Comunidad , la necesidad de una constitución que englobe a todos los países que la integran y a otros que pronto la integrarán  (inclusive Rusia y Bielorrusia), que obliga a ir diseñando protagonismo que debe practicar  la” Europa XXI” en el nuevo escenario de bloques mundiales. 

En síntesis, todo se resume en dos frente preferidos: una contestación al igualitarismo y otro a la cuestión europea.

El primero, frente a la hipertrofia de la utopía principal del siglo XVIII y el segundo, en defensa de una identidad del pueblo europeo ante la colonización cultural anglo-estadounidenses que luego de la segunda guerra mundial comenzó Europa a padecer. Para la Nueva Derecha el mundo es, fundamentalmente, pluralidad y multiplicidad. Presenta una propuesta cultural revolucionaria por cuanto cuestiona valores del actual orden mundial  establecido; defendiendo asimismo una concepción biológicas-cultural dependiente de la etológica de donde elabora su crítica a la sociedad mercantilista y de consumo. 

ENTREVISTA A ROBERT STEUCKERS
El filósofo Michel Fasolo en Barcelona y luego Marc Lüdders en Hamburgo, le realizaron recientemente profundas entrevistas  a Robert Steuckers director de “Sinergias Europeas con sede en Bruselas, con quien mantenemos  -a través de GEOSUR-  un permanente cambio de ideas respecto a los cambios que la sociedad geopolítica mundial viene presentando. 

Ante la pregunta que Fasolo le formulara: “¿Cuáles son los interrogantes geopolíticos más importantes para la Europa de Hoy?,  respondió Steuckers: “Son siempre los mismos en la medida en que están determinados por la geografía, por la configuración de nuestros territorios y mares. Tras la desaparición del “telón de acero”, el eje central de Europa viene a ser fluvial: sigue el curso del Rhin y del Danubio. Los adversarios del proceso de unificación europea, ya sean los Estados Unidos o determinados grupos de presión, tratan de bloquear o al menos ralentizar el desarrollo de intercambios de todo tipo a través de dichas vías”. 

Con su mirada geopolítica, Steuckers reconoce que “dicho eje fluvial constituye el centro de Europa y enlaza Ucrania y con las zonas petrolíferas del Caúcaso y del Mar Caspio”. 

Traspolando el tema de la importancia de las vías fluviales interiores, podemos asegurar que en nuestra América del Sur, la unión fluvial de los principales ríos de las cuencas del Orinoco, Amazonas y el Plata, conforman el eje vertebrador del interior sudamericano, que actualmente presenta zonas ricas pero totalmente marginadas.           

Refiriéndose a esa zona central pacífica europea, Steuckers considera que “dichas regiones precisan una sinergia constructiva. El deber de los políticos debería encaminarse a la pacificación y el desarrollo de dichos territorios. Indudablemente que Estados Unidos, que desde principios de siglo se han opuesto a toda expansión europea y al proceso de unificación de nuestro continente. Cuando hablo de grupos de presión enemigos de Europa, señalo a las fuerzas económicas que han aprovechado la división Este-Oeste”. 

Nuevas características para la Europa de hoy
La nueva Europa que nació alrededor de Mastrich, a pesar que se le pueden formular algunas críticas, como el hecho de no haber con anterioridad unificar los sistemas constitucionales, que se constate que actualmente la lógica del trabajo político en el Parlamente de Estrasburgo es partitocrática, cuyas dos fuerzas principales  principales: la Internacional Socialista y el Partido Popular Europeo, dominan y astropellan.

Europa  -al igual que Iberoamérica, ésta   con su nueva utopía de la “Comunidad Sudamericana de Naciones” , debería comenzar a  fortalecer el principio de subsidiaridad, teniendo en cuenta la riqueza y las diversas realidades nacionales 

En el caso de América del Sur. la llamada cultura que se extiende por los diversos círculos culturales, contiene una cantidad de ideas, muy bonitas pero totalmente descarnadas. ¿Es que la historia no  interesa? Al igual que en Europa, en Iberoamérica tan solo  la autenticidad de la historia podrá permitir un verdadero renacimiento en este “mundo del caos”, como lo bautizara y apoyara Brezezinski y continúan  practicando, fría y con alto grado pagano ,  los diferentes lobbies desde Washington.           

Los ecúmenes y el pluralismo
Cuando actualmente se plantea la creación de mega regiones: Comunidad Europea, MERCOSUR,  Unión Africana, como una necesidad de dar respuesta al proyecto de “One Word”, lanzado en 1991 por Bush (padre) limitándose a la “región o gran espacio” cuya integración se busca más por el lado económico y político que cultural,  -como vulgarmente se dice: “se está poniendo el carro delante del caballo”. El mundo culturalmente es plural; está compuesto por muchas versiones y visiones, tanto como ecúmenes culturales lo habitan. 

No hay en el mundo un ecúmene superior absoluto a otro. Lo que  existe  en realidad es que alguno supera a otro en algunos aspectos o manifestaciones , pero ello no le otorga superioridad absoluta. 

Debemos propender a la creación o restauración de “grandes espacio”, lo que implica el respecto, el pluralismo de expresión en la unidad. Esta relación entre los grandes espacios y las pequeñas regiones, vuelve a plantear el viejo problema que se le presentó a Carnéades de Cire (214-134): ¿Cuál es el limite entre lo último poco y lo primero de lo mucho?. 

No es difícil pensar una Iberoamérica confederada o una Europa federada. Aquí es donde debe primar la fuerza de una cultura dirigida hacia destino.

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