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La necesidad de un marco progresista
La otra cara de la globalización

por Oribe Irigoyen

Ganó George W. Bush, hay reelección en la primera magistratura de Estados Unidos y se oscurece el " ¡festejen, uruguayos, festejen !" de otras elecciones presidenciales más cercanas - íntimas, puede decirse - que dieran como ganadora a la izquierda uruguaya en su acceso al gobierno. Los primeros pasos administrativos del peculiar dirigente reelecto no habilitan ilusiones de cambio hacia una política mundial de EEUU menos belicista. Presagian que habrá más de lo mismo, pero más peor, si cabe el barbarismo. Un síntoma claro es el alejamiento en el staff del nuevo gobierno del Secretario de Estado Colin Powell y de otros colaboradores  considerados "palomas", los "blandos" en oposición a los "duros o  águilas", según la vieja jerga de política internacional en tiempos de la Guerra Fría. 

Todo hace suponer que, en los inmediatos años próximos el mundo volverá  a subirse a la montaña rusa del susto bíblico aquí o allá , de la globalización conducida por la nación más poderosa del globo, acicateada por el "Arre, Plata!" del llanero texano. 

Entonces, la visión pesimista de David Held sobre el peligro de la globalización, que inspirara la nota en el número pasado de La ONDA, adquiere una dimensión dramática. Pero David Held tiene su dialéctica, junto al toque de rebato propone una respuesta, acaso optimista. Y así, su tesis titulada Globalización: el peligro y la respuesta, ofrece la posibilidad de cambios positivos en el futuro del mundo según el quehacer y voluntad de pueblos y naciones. 

GLOBALIZACION CON MARCO PROGRESISTA
A partir de 1945, el mundo ha ido construyendo, bien o mal, instituciones internacionales que pudieran regular y dirigir múltiples aspectos de la vida cotidiana - el trabajo, el dinero, las creencias, el comercio, las comunicaciones, las finanzas, el medio ambiente, etc - que hoy son definidos y resumidos por el concepto de globalización. Pese a los peligros de ésta, Held considera posible seguir construyendo sobre los logros de la era posterior a la II Guerra Mundial. Y dotar a la globalización de un marco progresista. Que sostenga el enorme incremento de productividad y riqueza posibilitado por el mercado y la tecnología actual. Que garantice un reparto justo de los beneficios. Que aborde los extremos de pobreza y riqueza como parte de un compromiso con la seguridad mundial y se comprometa tanto con las causas como con los crímenes del terrorismo, las guerras y los Estados que colapsan. A ese marco, David Held denomina globalización social demócrata y agenda para la seguridad humana.    

También supone, ese marco, operar con éxito en aquellos campos en que la ortodoxia económica dominante ( neoliberal ) ha fracasado: crecimiento sostenido, disminución de la pobreza, resultados justos.    

ECONOMIA INTERNA
Un país crece y se beneficia, según Held, cuando su prioridad es la integración económica interna, el desarrollo del capital humano, de su infraestructura económica y de sólidas instituciones de mercado nacionales. Considera que al principio, esto debe ser estimulado por una política económica e industrial controlada por el Estado, aunque aclara que no se trata de un simple respaldo al estatismo, dado que la intervención no siempre es beneficiosa ni fuente de progreso.    

AGENDA GLOBAL DE SEGURIDAD
Para Held, el mundo necesita una agenda global de seguridad que acompase a esa globalización progresista. Agenda que deber  exigir a los gobiernos y organismos internacionales: 1). Un compromiso con el sistema de Derecho y el desarrollo de organismos multilaterales que garanticen el cumplimiento del derecho internacional. 2). El esfuerzo continuado para generar nuevas formas de legitimidad política global para las instituciones internacionales relacionadas con la seguridad y las misiones de paz. 3). El reconocer que no se puede dejar que los mercados resuelvan los problemas ‚éticos y de justicia planteados por la polarización global de la riqueza, los ingresos y las agudas asimetrías de oportunidades que ocasiona.     

De igual modo, Held plantea la necesaria vinculación de la seguridad con el derecho internacional; la reforma del Consejo de Seguridad de la ONU para dar mayor legitimidad a la intervención armada con pruebas convincentes; la modificación del hoy anacrónico acuerdo geo-político de 1945, base de la toma de decisiones del Consejo de Seguridad, y el extender la representación a todas las regiones en pie de igualdad; la ampliación del Consejo de Seguridad, con un Consejo de Seguridad Social y Económica paralelo, para examinar e intervenir, si fuera necesario, en los ámbitos físicos, sociales, biológicos y medio ambientales de crisis humana que amenacen el libre albedrío del hombre; la puesta en práctica de los tratados y acuerdos medio ambientales existentes, creando una Organización Medio Ambiental Mundial que garantice que el desarrollo de los sistemas financieros y de comercio mundial - el business, que le dicen - sea compatible con el uso adecuado de los recursos mundiales.    

CRECIMIENTO ECONOMICO Y RECURSOS NECESARIOS
En el convencimiento de que el crecimiento económico puede ofrecer un poderoso impulso para el logro de los objetivos de desarrollo humano, Held se interroga sobre si existen los recursos necesarios para la práctica de este programa. Su respuesta afirmativa tiene una contundencia de datos sorprendente y reveladora.

El presupuesto anual de la ONU es de 1.250 millones de dólares, más la financiación necesaria para el mantenimiento de la paz. En oposición a esto, los estadounidenses gastan al año 8.000 millones de dólares en cosméticos, 27.000 millones de dólares en confitería, 70.000 millones en alcohol, más de 560.000 millones en automóviles. Pero no se trata sólo de EEUU, los ciudadanos de la Unión Europa gastan 11.000 millones de dólares ( 9.130 millones de euros ) al año en helados y 150.000 millones de dólares

( 124.500 millones de euros ) en tabaco y alcohol. Ambos, EEUU y la UE gastan al año más de 17.000 millones de dólares ( 14.000 millones de euros ) en comida para mascotas.    

Si la OCDE retirara los subsidios agrícolas de sus países - manes del famoso mercado libre neoliberal - quedarían libres 300.000 millones de dólares anuales para gastar en los países más pobres. Y ni hablar de los presupuestos militares y de ayuda militar - 750.000 millones  y 41.500 millones de dólares al año, respectivamente. Todo eso junto y reajustado produciría una marcada diferencia de globalización progresista y en la agenda de seguridad global. De modo que recursos económicos, lo que se dice recursos, hay como para resolver reformas que ayuden a los más pobres y desafortunados del mundo. Se necesita la voluntad de reforma y determinación sobre qué destino se da a tales recursos, a beneficio de quién y con qué‚ fin. Ojalá-

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