Martín Bentancor:“La escritura es un acto divertido”
Entrevistado por: Viviana Negredo
Acaba de publicar Aquel viejo tango, una novela policial escrita junto a Rodolfo Santullo y prepara la edición de la novela gráfica Cardal, un libro dibujado por el artista argentino Dante Ginevra y premiado por los Fondos Concursables del Ministerio de Educación y Cultura, que verá la luz en
los primeros meses de 2012.
Martín Bentancor nos recibió en su casa en la campiña canaria (Canelones) y nos habló de sus proyectos, su lectura
y de qué significa escribir.
-¿Cómo es la experiencia de escribir una novela a cuatro manos? - Las novelas que escribimos con Santullo (NOTA: Los autores ya publicaron juntos la novela “Las otras caras del verano”, en 2008) significaron un desafío y, al mismo tiempo, un proceso de escritura muy divertido. Los dos disfrutamos complicando las tramas capítulo tras capítulo, para obligar al otro a redoblar sus esfuerzos. Además, en cierta forma, son novelas de exploración de nuestros propios procesos de escritura; aunque se publicaron en fechas recientes, fueron escritas entre 2001 y 2003.
- ¿Por qué el género policial? - ¿Y por qué no? A diferencia de Santullo, que escribe casi exclusivamente policiales, para mí fue una especie de reto. En la época de escritura de esos libros, yo leía a muchísimos autores policiales, desde los clásicos Dashiell Hammett y Raymond Chandler a escritores como Charles Williams, William Irish y Fredric Brown.
- Y a Jim Thompson - Por supuesto. Jim Thompson es un autor de relectura obligatoria. Con Santullo le hacemos un pequeño homenaje en Aquel viejo tango aunque, claro está, el viejo Jim merece mucho más que nuestro recuerdo. Thompson es el más grande de los autores policiales, aunque en su libro En bruto, por ejemplo, deja atrás el género y se convierte en un particular cronista del costado más desolador de Estados Unidos. Thompson maneja como nadie la sordidez de los ambientes y la crudeza de los personajes. Además, en novelas como La huida o La sangre de los King, despliega un tono onírico, de pesadilla latente, que lo vuelve único.
- A diferencia de Las otras caras del verano y Aquel viejo tango, tus demás libros no se inscriben en el policial. Los cuentos de Procesión, por ejemplo, son decididamente naturalistas, en plan nativista… - Procesión es un librito que quiero mucho porque, a través de él, le rindo homenaje a mi bisabuelo Martín Bentancor y a un conjunto de historias familiares que se fueron transmitiendo de forma oral, generación tras generación. Por las historias que me contaban mis abuelos y otros familiares, Martín Bentancor se fue convirtiendo en un personaje mítico, como una suerte de leyenda. Al momento de escribir el libro, sólo tenía que recrear aquellas historias, dejar que el fantasma de Martín Bentancor se volviera personaje, que volviera a protagonizar los mismos sucesos.
- A Procesión le siguieron La redacción y El despenador, dos libros muy diferentes en cuanto a ambientes y temas… - Sí. La redacción es otro tributo pero esta vez a Graham Greene y a un universo que conocí en mis primeras épocas de periodista en Montevideo.
- ¿Te referís a ‘Económicos Ciudad’? - Claro. ‘Económicos Ciudad’ encubre a un suplemento económico en el que colaboré como redactor cultural. Entre avisos de coches usados, casas de masajes y electrodomésticos, aparecía algún artículo mío sobre literatura. Recuerdo un obituario sobre Augusto Monterroso o una reseña sobre Viajes con mi tía (Risas). Para mí fue una época muy fermental porque entré en contacto con una redacción, por más miserable que fuera, en la que habían escritorios, máquinas de escribir y mucho olor a tinta. Albérico Tajamares dice algo de eso en el prólogo de la novela, cuando habla de la desaparición de las redacciones tradicionales ante la presencia de las redacciones virtuales. El libro es una especie de canto de cisne por un mundo que deja de existir, que se desmorona y al que nadie puede rescatar.
- Amadeo Viñetas, el redactor cultural de ‘Económicos Ciudad’ está inspirado en tu experiencia, entonces… - Sí, aunque yo no comía choripanes con morrones a las diez de la mañana como hace Viñetas (Risas). En La redacción tomé a la fauna variada que había en el suplemento y la canibalicé en un puñado de personajes a los que quiero mucho.
- ¿Y cómo llegamos a la historia del primer ‘serial killer’ uruguayo, “el despenador”? - Explorando terrenos. La Historia Nacional es un territorio muy rico para explorar con la ficción. Un día me pregunté cómo habrían cubierto los medios de prensa, en los primeros años de Uruguay, la presencia de un asesino en serie. Entonces puse al profesor Hércules Peñalosa y a uno de sus asistentes a hablar sobre el tema en la barra de un bar.
- Es curioso porque todo el diálogo que conforma el libro, es referido por los recuerdos de alguien que está fuera de la conversación, el cantinero… - Sí. Luisito Ruiz escucha parte de la conversación y se interesa por el destino del despenador. Lo que el libro cuenta es la recreación del diálogo que el narrador hace de los recuerdos de Luisito Ruiz que, a su vez, se basan en una conversación de mostrador de boliche. De ahí el ir para atrás y para adelante, la imprecisión de algunos datos, la corrección de otros.
- ¿Cómo es tu proceso de escritura? - No sé si hay un proceso. No sé qué es un proceso de escritura. Yo nunca tuve un régimen para trabajar mis cuentos o novelas. No creo en esa imagen nefasta del tipo sentado frente a la pantalla, esperando que le brote algo, que le llegue la inspiración. Además, tengo un hijo y tengo que trabajar así que la escritura llega en determinados momentos, en ciertas circunstancias donde se conjugan tiempo libre, silencio e ideas, claro. Por lo demás, la escritura es para mí un acto divertido, de goce. Es una experiencia intransferible, muy personal; una experiencia que en este mundo hiperconsumista suele ser vista como una actividad improductiva, una pérdida de tiempo.
- ¿Hay una nueva generación de escritores uruguayos? - Sabía que ibas a preguntar eso en algún momento (Risas). No sé si hay una nueva generación de escritores uruguayos. ¿Qué sería “nueva”, además? Hay un grupo de gente que rondamos los treinta años que escribimos, publicamos y a los que, de vez en cuando, nos dan algún premio, nos reseñan un libro o nos invitan a algún Encuentro de Escritores. No sé si eso es una nueva generación. Más bien tiendo a creer que no.
- ¿Estás en contacto con otros escritores? - Sí. Como dice la expresión, “acá nos conocemos todos”. Rodolfo Santullo, por ejemplo, es mi primer lector así como yo lo soy de sus trabajos, además de ser padrinos mutuos de nuestros hijos. De mis compañeros generacionales, me gusta mucho la narrativa de Damián González Bertolino y la poesía de Ignacio Fernández de Palleja. Sigo a un grupo de autores de mi edad con los que, además, hemos compartido encuentros y asados, como Leonardo Cabrera y Manuel Soriano, un argentino del que nos apropiamos. Me gusta el trabajo metaliterario que hace Ramiro Sanchiz y la prosa de Horacio Cavallo. Recientemente descubrí la obra de Fernanda Trías, que me gustó mucho, y también me gusta la actitud ante la literatura, aunque no tanto su literatura en sí, de Dani Umpi.
- ¿Qué estás escribiendo en este momento? - Le ando dando vueltas a una novela que transcurre en la frontera de Uruguay con Brasil a finales de los años ochenta, con un calor impresionante y con un quilombo trágico asentado en la zona. Por ahora, vengo dando palos de ciego pero no descarto que, en cualquier momento, le acierte a algo. Igualmente, libro no escrito es libro inexistente.
- ¿Y qué estás leyendo? - Cassavetes por Cassavetes, un libro que me pasó mi gran amigo el cineasta Daniel da Silveira. Es un libro compuesto por entrevistas a Cassavetes, presentada como un montaje cronológico.
- ¿Y Nabokov? - (Risas). De Nabokov nunca salgo. Después que ustedes se vayan, voy a retomar la relectura de ¡Mira los arlequines!, su última novela y una de las más divertidas. Así que no se extrañen si escuchan mis carcajadas cuando crucen la portera.
Los libros -Las otras caras del verano (Amuleto, 2008) -Procesión (Sudestada, 2009) -La redacción (Sudestada, 2010) -El despenador (La Propia Cartonera, 2010) -Aquel viejo tango (Estuario, 2011)
LA ONDA® DIGITAL
|
|