¿Secuestró el cadáver de García Lorca,
“su amante” Enrique Amorim?

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Entrevista Ian Gibson en La ONDA digital

Por estos días para los uruguayos, España no solo es noticia, por el procesamiento del juez Garzón y la aplicación de políticas sociales, sin compasión humana del gobierno de los conservadores del PP, también lo es por la aparición de un singular libro ("amante uruguayo de García Lorca") que asocia a dos personalidades, tan caros para nuestras culturas, en una extravagante historia. "El amante uruguayo. Una historia real", es un libro escrito por Santiago Rafael Roncagliolo escritor, guionista y periodista peruano, el tema ha empezado a recorrer la prensa y las redes sociales, especialmente porque se promociona el libro con la afirmación de que “tras una monumental investigación por el Buenos Aires de los años treinta, la Guerra Civil Española y el París de la posguerra, Santiago Roncagliolo desvela la intimidad de los grandes genios del arte del siglo XX, mostrándonos sus celos, rivalidades, amores y miserias como nadie lo había hecho hasta ahora. Para ello, toma prestados los ojos del camaleónico Enrique Amorim: millonario y comunista, homosexual y casado, uruguayo - argentino, que fue capaz de seducir a las mentes más deslumbrantes del siglo. Y con García Lorca en particular vivió una misteriosa historia de amor, un amor capaz de desafiar incluso a la muerte”. El libro es de la Editorial Alcalá, tiene 362 paginas y una encuadernación rústica.

En Salto donde vivió el escritor Enrique Amorim e hizo famoso su chalet
Las Nubes, circula fluidamente la siguiente crónica del tema publicada inicialmente por el blog; http://horacioarosetebrignole.blogspot.com/


Redacción 180 4/2/2012- “Federico García Lorca podría estar enterrado en Uruguay, según "El amante uruguayo. Una historia real", un libro de reciente aparición en España del que da cuenta este sábado Cadena Ser. El autor Santiago Roncagliolo plantea la hipótesis de que el amante uruguayo del poeta, Enrique Amorim, haya enterrado sus restos en el monumento que le erigió en Salto.

Los restos de García Lorca, fusilado en Granada en 1936 por el ejército franquista, nunca aparecieron. Se suponía que estaban en una fosa común cercana a Granada junto a los cuerpos de otros fusilados. Sin embargo, en 2009 se excavó el terreno y no se encontró ningún resto.

Ahora, el libro de Roncagliolo aporta la hipótesis de que durante una viaje a Europa en los cincuenta, el escritor y millonario uruguayo Amorim, habría sobornado al gobierno español para hacerse de los restos y traerlos a Uruguay.

Amorim y García Lorca se conocieron en Buenos Aires en 1933 y continuaron su romance en Uruguay. La relación está documentada en la amplia correspondencia que ambos mantuvieron. Su último encuentro fue en Madrid pocos días del comienzo de la Guerra Civil. La crónica de Cadena Ser dice que en 1953 Amorim promovió el que sería el primer monumento al autor de Yerma, ubicado en Salto. “El día de la inauguración, una caja funeraria blanca fue enterrada junto al monolito conmemorativo. ¿Qué hay en esa caja? ¿Están los restos de Lorca? Es una hipótesis. Amorim desapareció durante unos meses en 1952. Nadie pudo dar con él. ¿Estuvo intentando sobornar a alguien para hacerse con esos restos?”, pregunta el artículo que además aporta una foto del día de la inauguración en la que aparece esa caja blanca.

Luego el artículo afirma que Amorim “fue un escritor irregular, que lo intentó todo para pasar a la posteridad (…) Hizo sus pinitos también en el cine, como guionista, e incluso rodó un documental sobre la obra cerámica de Picasso, con tan mala fortuna que midió mal la iluminación y la película quedó oscura”. “Millonario de nacimiento, se dedicó a sufragar a buena parte de los artistas que conoció. Y como esos artistas eran en su mayoría miembros del Partido Comunista, el se enroló también en sus filas. A los responsables del partido no les hacía demasiada gracia la presencia de un ‘burgués’ multimillonario, pero las ingentes cantidades de dinero que aportaba hicieron que esos dirigentes miraran para otro sitio”, agrega.

No es la primera vez que esta hipótesis se plantea. En noviembre de 2010, el semanario Brecha publicó una investigación de los periodistas Ana Inés Larre Borges y Juan M. Chaves que iba en la misma línea. Sin embargo planteaba reparos”.

El simple hecho de cumplirse 50 años de la muerte del escritor salteño Enrique Amorim ameritaba escribir unas líneas. Sin embargo, una investigación que comenzó siendo bibliográfica, poco a poco fue tomando facetas detectivescas. La polémica venta de su casa, la desaparición de varios objetos de incalculable valor cultural, la aparición de documentos que hasta el momento eran desconocidos y un testamento con extraño contenido, fueron suficientes excusas para empezar a indagar. En medio de esta maraña de hipótesis y verdades a medias, un comentario cambió el eje de la investigación: “Hay una editorial española que desde hace tiempo viene haciendo preguntas sobre Amorim, por lo que dicen, sospechan que él trajo los restos de Federico García Lorca y los enterró al pie de su monumento en Salto”.

El Blog agrega más sobre el tema
"La conversación con la casera del chalet Las Nubes sucedió a principios de noviembre. El arquitecto francés Le Corbusier fue quien bosquejó el lugar en una servilleta y en base a ese dibujo se realizó la construcción. Cada rincón esconde una historia; allá arriba escribía Jorge Luis Borges, en aquella puerta se sacó una foto Bioy Casares, acá donde estamos sentados estuvo Horacio Quiroga con su hijo. Cada relato daba la sensación de que estas personalidades estaban ahí, escuchando la conversación, reclamando, tal vez, su participación en los relatos. Pablo Neruda, Victoria Ocampo, Guillermo de Torre, Manuel Mujica Láinez, Raúl González Tuñón, Marcos Ana, Nicolás Guillén, entre otros, estuvieron caminando por esos jardines y es casi imposible no imaginarlos.

Los detalles progresan y la historia se va recomponiendo. Como al pasar, entre nombre de personalidades que conocieron a Amorim suena el de Federico García Lorca, el poeta de Granada. No era de extrañar, Enrique era un trotamundos, y de acuerdo al círculo de amistades que compartían era probable que esta amistad sea posible. ¿Pero hasta qué punto?

Una pregunta deja al descubierto el misterio:

¿Imagino que esta casa será visitada por personas de todo el mundo?

Sí, constantemente vienen visitantes extranjeros, en su mayoría arquitectos que quieren conocer la casa. Pero últimamente han vendió varios españoles, acompañados por un escritor peruano. Eran un poco misteriosos. Cómo al pasar me dijeron que andan investigando a Amorim porque sospechan que él trajo los restos de Federico García Lorca y los enterró al pie de su monumento en Salto. Pero no me quisieron decir más que eso.

Como todo buen uruguayo, esta sospecha fue desacreditada inmediatamente. ¿El desaparecido más célebre de la Guerra Civil Española enterrado en Salto? Nadie lo puede llegar a creer. Sin embargo, nada impidió hacer unas mínimas averiguaciones sobre el origen de este rumor.

Tras las huellas
Desde el chalet Las Nubes por la avenida Enrique Amorim se llega a la Costanera Norte y de allí, siguiendo la margen del río Uruguay hacia el sur, se encuentra el primer monumento hecho en el mundo a la memoria de Federico García Lorca. El monumento consiste en un el muro de adoquines sobre el que están escritos versos de Antonio Machado: “Labrad amigos (…) un túmulo al poeta/ sobre una fuente donde llore el agua/ y eternamente diga:/ el crimen fue en Granada, en su Granada”. Rodeado por un jardín, tiene en su frente un enrejado antiguo pintado de rojo y amarillo (colores de la bandera española) y luego una escalera que lleva directamente al monumento. “Aquí tiene que ser”, dijo Amorim a su amigo Hugo Emilio Pedemonte en 1956.

Llegar al lugar con un trasfondo de misterio hacía sospechar de todo, esa piedra porque está allí, por qué esa frase de Machado, quién la construyó. Había que empezar con las averiguaciones sin hacer mucho revuelo, era importante que el rumor no creciera sin suficientes bases y que no se construyeran falsas esperanzas. Lo primero fue sabe quién era ese peruano que había tirado semejante “bomba”. El nombre surgió en una consulta, el peruano se llama Santiago Roncagliolo, un novelista ganador del Premio Alfaguara en 2006.

Ian Gibson, es el más consumado biógrafo de Lorca y quien reconstruyó rigurosa y minuciosamente cada detalle del crimen. El hispanista irlandés asistió a todo el proceso de la fallida exhumación y, para no volverse loco, llevó un diario de la búsqueda. Ese diario se convirtió en un libro: La fosa de Lorca. Crónica de un despropósito, que publicó en 2010 la editorial Alcalá, la misma que ahora ha hecho el convenio por toda la obra de Amorim y en la que trabajan Roncagliolo y Miguel Carini. La sospecha de Gibson de que tal vez a finales de los cincuenta se pudo pactar con Franco para sacar los restos de Federico, coincide con las fechas de construcción del monumento a Lorca. Amorim había viajado a la Unión Soviética y por Europa en 1954, y cuando volvió se puso en campaña para hacer un monumento similar al que había hecho a Quiroga para guardar sus cenizas.

Si los crímenes, como suele decirse, se descubren menos por la especulación que por la delación, también aquí hay una: digamos que es cándida y espontánea. En el blog de Rafael Ceballos, un editor español amigo de Roncagliolo, escribió el 25 de octubre de 2009: “¿Que tuviese la fortuna de encontrar testimonios, historia, fotos inéditas de Federico, ahora que está todo el revuelo de las fosas en Alfacar? ¿Que tuviesen cartas y documentos inéditos de Pablo Neruda, Jorge Luis Borges, Rafael Alberti...? ¿Que tenga una hipótesis alternativa sobre dónde pueden estar descansando los restos de García Lorca?”. No nombra a Amorim, pero debajo de esta confesión coloca una fotografía del escritor salteño.

El sentido de todo este revuelo no queda muy claro. ¿Sería de esperar que los antropólogos forenses del Río de la Plata vayan un día en busca de los huesos de Federico García Lorca? ¿A quién le puede interesar abonar las dudas y sembrar una nueva historia, sobre la idea de que los restos del poeta granadino, infructuosamente buscados en España, puedan estar en Salto? Sería sin dudas una notable revelación.

Pistas
Lorca fue fusilado junto a otras víctimas en Granada en el verano de 1936. Siempre se creyó que sus restos estaban en la fosa común del paraje de Fuente Grande, en Alfacar, a 9 quilómetros de Granada. Pero en los últimos meses de 2009, después de una ardua tarea de excavaciones en ese lugar, “no apareció un solo hueso”, ni los suyos ni otros. Los herederos del poeta, se oponían a la búsqueda. Y en estos pocos datos ya hay indicios que apuntan a la conexión uruguaya.

Más pistas
Las distancias se acortan con las tecnologías, en una hazañosa búsqueda logramos intercambiar breves líneas con Ian Gibson sobre estas sospechas: “La posibilidad de que los restos del poeta estén en Salto me parece mínima. Llevar a cabo la operación de localizar la fosa, desenterrar los restos y sacarlos de España sin que nadie se enterara en su momento... es impensable. Una operación de tal envergadura habría sido imposible de silenciar y a mi juicio jamás lo habría permitido el régimen. No sé si se trata de un ‘stunt’ publicitario por parte de Roncagliolo. Esto es todo lo que le puedo decir por el momento”. (Esta investigación fue realizada junto a la periodista Ana Inés Larre Borges y fue publicada en noviembre de 2010 Semanario Brecha)

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