Como forma de comunicación y manera de discutir, con más o menos sutileza, no importa el lugar que ocupen políticos con y sin poder, periodistas sin importar el medio o analistas prescindiendo del análisis, los adjetivos calificativos se han ungido como categoría y forma de expresión. Por supuesto las redes sociales amplifican hasta la saturación los dichos de uno u otro de acuerdo a nuestras preferencias simpatías u odios.
Parece que ya no se salva nadie, quizás sea el rasgo distintivo de este tiempo y hacer política o simplemente opinar esté necesariamente asociado al fervor con que se expresen nuestras simpatías o desagrados.
Porestos días en nuestro continente las elecciones en Argentina y Venezuela acaparan nuestro interés.
Claro que hay que hacer una grosera omisión para no cruzar el océano y no instalarse en la gravísima situación de Siria y alrededores. Como un macabro chiste, EI (Estado Islámico), te hace un atentado en París y te bombardeo Siria, Turquía derriba un avión ruso y te bombardeo Siria, el Estado de Israel declara que aún si su espacio aéreo fuera violado por aviones rusos, no los derribarían…..yo le agregaría, sobre todo si lo que hacen es bombardear Siria. Otro país árabe que gozaba de una trabajosa unidad nacional se fragmenta al descubrirse las oscuras fuerzas del mal que se escondían. Ahora, Al- Assad, parece estar yendo directo a la lista de los malvados de la historia de este tiempo y a los extintos Sadam y Gadaffi, pasando por nuestro modelo terrorista siglo XXI Osama. No sería asombroso despertarnos con la noticia que amaneció muerto golpeado en la cabeza por una de las innumerables bombas que por aquellos lares se tiran y que hacen las delicias de los productores de tan simpáticos artefactos.
Asínomás con un poco de teclado e ironía describí una tragedia que sucede a miles de kilómetros de mi refrigerador como canta Silvio Rodriguez. Con poco rigor y satirizando la tragedia de un pueblo que su único pecado es vivir en esa área geográfica y se ve obligado a amanecer mirando al cielo por si llegan los aviones y las bombas o emigrando y transformándose en parias detrás de una frontera menos violenta que los ponga a salvo.
Hecha la salvedad, volviendo a nuestra agenda continental y adelantando que no me caía demasiado bien el discurso de Chavez, tampoco el de Maduro hoy y salvando las distancias, tampoco me gustaron algunas intervenciones poco felices de Cristina, creo que detrás de los discursos hay políticas, modelos económicos, proyectos sociales impulsados y éstos si son los que determinan el curso de los acontecimientos.
Me parece que el proceso de Venezuela, como el de Argentina, están emparentados con el de Brasil, el de Uruguay, el ecuatoriano, o el boliviano. Tampoco el proceso chileno o el paraguayo escapan al mismo tiempo continental.
En grandes trazos, el kirtchnerismo o el chavismo, hicieron irrupción fuerte en América del Sur en el camino que fue corriendo la influencia del FMI, los modelos neoliberales y como si fuera poco impulsaron economías productivas, con defensa del mercado americano y tanto que por primera vez en la historia, América no sufrió el impacto de la crisis internacional del 2008 que golpeó a EEUU y Europa. Nuestros índices de producción, exportaciones y todos los indicadores sociales se movieron en dirección de los más débiles como no recordábamos.
En América del Sur con singularidades bien diferenciadas, la democracia electoral y libertades en aumento, comenzaron una búsqueda concreta por hermanar socialismo y libertad. Las fuerzas progresistas y de izquierda buscaron paradigmas, criterios o simplemente caminos novedosos para lograr quebrar inequidades históricas. Luego de la lejana experiencia de la Unidad Popular en Chile con el trágico fin de su proceso y de Allende, en aluviones de votos, un obrero metalúrgico en Brasil, un dirigente cocalero en Bolivia o un médico en Uruguay fueron electos. Argentina y Venezuela no quedaron fuera de esta marea y con sus singularidades se incorporaron a este proceso. Quizás el reconvertido empresario en político PRO, haya agrupado a la derecha conservadora y a las capas medias poco predispuesta a cambios que no favorezcan su desarrollo, pero el default en Argentina, habilitó su reconversión, su capitalización, la revitalización de su economía y con ello la inclusión de millones de personas desplazadas por el modelo anterior. En Venezuela, el verborrágico Chavez, se aburrió de ganar elecciones y por si algo le faltara le dieron un golpe de Estado, lo metieron preso y tuvieron que devolverlo a la casa de gobierno. Sin saber el resultado, no creo que ganando o perdiendo el gobierno de Maduro deje de tener muchísimos votos, creo que multitud de humildes seguirán acompañando ese proceso.
De repente, ya es historia pero el primer gobierno del Frente Amplio ni bien asumió se encontró con el cierre de COFAC, fue el gobierno venezolano el primero en ayudarnos. El gobierno argentino recibió la ayuda financiera venezolana para capear la falta de créditos. Los presidentes de América del Sur realizaron gestiones conjuntas de fortalecimiento de los procesos democráticos rodeando a países que vivieron crisis y fueron garantía de la continuidad institucional de más de un país.
A esta altura de mi texto estoy seguro que puede inferirse que soy peronista o de izquierda totalitario chavista, sin embargo no, soy uruguayo de izquierda, frenteamplista. Simplemente evito mirar la política argentina desde nuestra realidad, quizás con la llegada de Macri, nuestras relaciones mejoren, digo quizás porque entre sus anuncios está el de revalorizar el Mercosur, sin embargo su primera medida concreta aparentemente sería pedir sanciones o la salida de Venezuela, en buen romance imagina revitalizar el organismo tirando una bolsa de gatos al lugar de reuniones como primer gesto.
En mi opinión el proceso continental americano se ha politizado de manera superlativa. Las poblaciones de todo el continente respaldan uno u otro proyecto, conservador o progresista. Los pueblos están adhiriendo a maneras distintas de ver la sociedad y de alguna forma la vieja puja entre izquierda –derecha se a mimetizado con otros nombres, se ha parcializado en otra expresión de conflictos. Nuevas contradicciones se han incorporado a la manera de concebir los modelos como agenda de derechos, defensa del ambiente, DDHH, pero subyacente, detrás de los insultos y las adjetivaciones, las formas de hacer política, las nuevas formas que adquiere la corrupción, la presencia del narcotráfico, detrás de todo eso creo que aparece el viejo Mark, quien explicaba los conflictos de la sociedad desdecómo se producía la riqueza y como se distribuía.
La forma en que ese conflicto se expresa cambia en el tiempo, en sus protagonistas, en las soluciones posibles o no, pero lo que creo que de verdad es novedoso y está marcadamente instalado en América es una nueva politización, donde la gente adhiere o no formas de conducir la rumbo del continente. Los intereses en pugna, los políticos con poca imaginación, los analistas refugiados en la ironía, los intelectuales escondidos detrás de las palabras irónicas y agresivas, escondemos nuestra perplejidad frente a acontecimientos nuevos. Les encontramos respuestas comunes y hechas de viejas recetas. Ahora parece que como el ciclo económico deja de ser favorable, corresponde irremediablemente formas recesivas y políticas conservadoras.
Quizás sea así, pero me parece que la sociedad se ha politizado de una nueva forma, la gente opina más y de nuevas maneras, eso es lo que que hace que las elecciones terminen con dos bandos con más del cuarenta por ciento de los votos. A veces me da la impresión que los insultos que van y vienen no son más que una forma oscura de esconder la realidad o una mirada mediocre que no sabe elaborar caminos.
Por Walter Martinez
Columnista uruguayo
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