El romanticismo como impetuoso movimiento cultural que removió las estructuras del pensamiento desde comienzos del siglo XIX es la materia temática de “Las raíces de romanticismo”, del politólogo e historiador anglo-letón Isaiah Berlin, un fermental ensayo publicado por el sello Taurus.
Este libro, de oportuna reedición, tiene su génesis en seis conferencias dictadas por el intelectual en la National Gallery of Art de Washington, entre marzo y abril de 1965. Ello explica su lenguaje por momentos coloquial marcado por la intransferible impronta de la oralidad, pese a su adaptación al formato escrito. La obra, que fue publicada en 2000, tres años después del fallecimiento de su autor, analiza concienzudamente la dicotomía entre el romanticismo, la Ilustración y el Neoclasicismo, en tanto fermental conflicto ideológico entre potentes fuentes filosóficas.
No en vano esta corriente –nacida en Alemania y Gran Bretaña- se expresó con singular protagonismo en el arte, particularmente en la literatura, en la música y en la pintura.
Este trabajo reflexivo pone particular énfasis en el carácter eminentemente revolucionario de este fenómeno que apuntó a una nueva formulación de la ética y la estética, en todas y cada una de sus vertientes y expresiones.
El autor -que es un reconocido liberal- parte de la premisa que el movimiento romántico no limitó su influencia meramente al arte, en tanto se proyectó también al campo de las ideas, con un fuerte anclaje en lo político y lo ideológico.
Esa mirada, que imbrica el tiempo con el espacio, sugiere que esta corriente ideológica se derramó impetuosamente por todo el continente europeo y, con el tiempo, adquirió una dimensión global.
En el capítulo inicial de este potente ensayo el autor indaga precisamente en las raíces del romanticismo, que nació al calor de las ideas de intelectuales de la talla de Immanuel Kant y Johann Gottfried Herder.
En tal sentido, liga al romanticismo con conceptos de significativo peso histórico, como el nacionalismo, el populismo, el provincianismo, la democracia e incluso el totalitarismo.
En ese contexto, el estudioso no duda en afirmar que el propio nazismo que asoló a Europa en la primera mitad del siglo pasado -al cual no duda en calificar como irracionalismo- tiene su fuente de pensamiento en el propio romanticismo.
Según el prestigioso filósofo, la clave de la confrontación ideológica reside en la oposición entre el racionalismo de la Ilustración y el irracionalismo de los románticos.
El investigador sustenta precisamente sus lucubraciones en los ataques del romanticismo contra el pensamiento racional, que rechaza a la tradición en tanto expresión oscurantista y cuestiona la religión mediante la reivindicación del conocimiento científico.
Berlín se explaya en las connotaciones eminentemente políticas de esta estructura ideológica, que conoció un fuerte auge durante los siglos XIX y XX.
Al respecto, pone particular énfasis en su crítica al nacionalismo, como fuente de conflicto particularmente en el siglo pasado, con el nacimiento de partidos políticos de raigambre e ideología totalitaria que establecieron una clara hegemonía en el continente europeo y engendraron salvajes estallidos de violencia e intolerancia.
En tal sentido, destaca particularmente el culto por los mitos, los ancestros y la naturaleza, así como también por lo sagrado, la ética emotiva y el fanatismo.
Incluso, su razonamiento le permite identificar en los románticos un elocuente acento simbólico, que discurre entre la espiritualidad, el hedonismo y el narcisismo.
A juicio del conferencista, el legado del romanticismo y su correspondiente correlato de nacionalismo sigue impregnando el imaginario europeo como filosofía dominante.
Si tomamos en cuenta que estas reflexiones fueron formuladas hace medio siglo, este manifiesto adquiere ciertamente un acento claramente admonitorio.
En efecto, en pleno siglo XXI y en un contexto de pérdida de certezas y generalizada incertidumbre, los partidos de la vieja derecha europea oportunista volvieron a posicionarse como opciones reales de poder.
Aunque en plena posmodernidad el tema que propone el libro parece a priori extemporáneo e incluso hasta agotado, las reflexiones vertidas por el autor coadyuvan a la reapertura de un debate colectivo sin dudas necesario.
“Las raíces del romanticismo” es un ensayo desafiante que nos interpela como sociedad y pone nuevamente sobre el tapete el tema de las ideologías, en un tiempo histórico en el cual la ortodoxa lógica del mercado tiende a difuminar la reflexión crítica.
Por Hugo Acevedo
Periodista y crítico literario
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