Seguro que este próximo Plenario Nacional del FA no pasará desapercibido. La nota dominante de estos días ha sido Ancap. Por gestión nuestra y habilidad propia de la oposición nos han colocado a la defensiva en un proceso que seguro debimos prestar más atención y control. El gobierno ha adoptado medidas fuertes. Recapitalización y nueva conducción, seguro traerá aparejado medidas de gestión distintas en ANCAP. Será de esperar que Blancos, Colorados e Independientes en caso de verificar cambios positivos sean honestos y los señalen con el mismo énfasis con que hoy hacen tribuna exaltada con sus denuncias.
En la interna frenteamplista también quedan lecciones que será necesario registrar. Desde el debido control de gestión hasta la necesidad de procesar las discusiones sin que éstas expongan a la unidad misma de la fuerza política. Por estos días el despilfarro de mal trato parece desconocer lo difícil que es construir acuerdos, fortalecer los procesos de unidad para la acción. Lo sorprendente es que quienes sostienen las miradas más virulentas son viejos dirigentes que justamente por serlo deberían recordar lo que nos costó forjar y mantener el FA.
Dicho esto coloco en el centro de mi atención al próximo plenario. No será poco lo que se discutirá. Nuevos ingresos al FA y candidatos para las elecciones internas. Con respecto los ingresos el alto quórum requerido de aprobación (4/5) lo transforma en un proceso bastante complejo. Primero, que haya un quorum tan alto y luego que se voten. Son varios los grupos que han solicitado el ingreso, destacándose el pedido de Casa Grande, sector que lidera Constanza Moreira. Por encima de los matices que cada solicitud tiene y más allá que las objeciones mayores de integrar más grupos a la orgánica provienen del temor a una atomización mayor, lo que me parece indispensable hoy para el FA, es generar hechos, tener gestos políticos unitarios.
Encontrar formas de integración, revitalizar la mirada hacia el FA, como herramienta de cambio es abrir sus puertas, es dar lugar a nuevas reconfiguraciones que desde sus miradas pretenden sumar, aportar. No descubro la pólvora si digo que la candidatura de Constanza fue motivo de expectativa y frontera para que muchos votos no se fueran del FA. También digo que el millón de votos que dieron el gobierno al FA, hay que contenerlo, darle cabida de múltiples formas, para eso se necesita inteligencia y grandeza.
Asi mismo, la danza de nombres para la presidencia ya comienza a delinearse con más claridad y han surgido varios nombres de vertientes distintas y características bien diferenciadas.
Me parece que nuestro repentino apego a las normas nos precipitó al vacío. La renuncia de Mónica por incompatibilidad de funciones terminó siendo más un problema que una solución.
El objetivo primario de que el presidente del FA, tuviera dedicación completa terminó dejándonos por meses sin presidente y pasamos de tener un presidente con tiempos condicionados a ningún presidente. Visto esto con el diario del lunes, parece claro que mantener a Mónica en su responsabilidad hasta el nuevo acto eleccionario hubiera sido más saludable.
Aquí me pregunto si las normas que nos damos no tendrán que ser una herramienta eficaz para nuestro funcionamiento más que un reglamento que nos encorseta y limita.
Pero en buen romance estamos de cara a un plenario que discutirá candidaturas. Por mi parte no veo en los nombres que circulan un nombre que convoque al entusiasmo colectivo. Desde distintos sectores y como fruto de discusiones internas van saliendo al ruedo compañeros que por decisión y confianza son propuestos. Puede decirse que Pablo Alvarez fue el primer proclamado, Virginia Cardozo, Miranda, Conde, el Pacha Sánchez, Dara Mendiondo, son varios nombres que ya están siendo sometidos a escrutinio colectivo. Por mi parte, otros nombres que andan en danza y no han tenido la misma divulgación pública me merecen alguna reflexión.
Alguno de ellos me parecen ser los más adecuados para la tarea, con características necesarias, con capacidad articuladora, con equidistancias de los sectores y por otra parte que no tendrían demasiadas objeciones. Sin embargo justamente esos compañera/os son los que declinan el ofrecimiento. ¡Si será singular y complejo el momento!
Creo que será necesario discutir mucho y apresurarse poco. Un acto eleccionario sin expectativas, con baja votación no estaría legitimando mucho al nuevo electo.
Por Walter Martinez
Columnista uruguayo
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