La reforma del Consejo de Seguridad “está estancada”, nos dijo el representante permanente de Costa Rica en las Naciones Unidas, Juan Carlos Mendoza, durante una visita a la institución el pasado 2 de febrero.
La afirmación quizás pueda sorprender, pues van a cumplirse once años desde que el entonces Secretario General de las Naciones Unidas, Kofi Annan, presentara, en marzo del 2005, lo que se calificó como “un ambicioso plan de reforma de la ONU para hacer frente a las amenazas y los desafíos internacionales del siglo XXI”. Se trataba de un informe titulado “En mayor libertad: desarrollo, seguridad y derechos humanos para todos”.
La reforma más importante era la del Consejo de Seguridad, la instancia encargada de mantener la paz y la seguridad en el mundo, el único organismo que puede autorizar el uso de la fuerza para la solución de problemas internacionales. Integrado por 15 miembros, los cinco permanentes –Estados Unidos, Rusia, China, Inglaterra y Francia– son las potencias nucleares legalmente reconocidas y tienen poder de veto sobre las decisiones del órgano. Los otros diez son elegidos por un período de dos años, en representación de diferentes áreas geográficas del mundo.
Un mundo bipolar
Concebida para enfrentar los problemas políticos del mundo bipolar surgido de la II Guerra Mundial que ponía frente a frente a las dos superpotencias de entonces, el esquema funcionó hasta que ese mundo se derrumbó con la desaparición de la Unión Soviética. La única superpotencia sobreviviente, los Estados Unidos, se sintió con libertad para emprender acciones militares contra otros Estados, sin mandato del Consejo de Seguridad. La invasión de Irak, en 2003, fue la expresión más acabada de esa política de hechos consumados. Todo el sistema concebido para preservar la paz en el mundo parecía desmoronarse.
Solo dos años después Annan presentaba su propuesta, que ha avanzado poco, como nos explica el representante permanente de Costa Rica ante las Naciones Unidas.
No se trata, naturalmente, del único tema de la agenda de las Naciones Unidas.
“La diversidad de temas es amplísima y hay una gran demanda de distintas instancias por nuestra participación. Por limitación de recursos, hay que focalizarse”, afirmó Mendoza. En estos últimos 18 meses la negociación de agenda 2030 de desarrollo sostenible fue uno de los “grandes focos de atención prioritaria”.
Secretaría General
“La otra reforma que hemos venido impulsando es la reforma política, un aspecto dentro de un espectro más amplio de reformas, en el marco de las celebraciones de los 70 años de las Naciones Unidas. El espacio donde hemos encontrado mayor posibilidad de incidencia es en el proceso de elección de quien ocupe la Secretaria General”, afirmó Mendoza.
“La reforma de Consejo de Seguridad está estancada. Pero viene la elección del nuevo Secretario General y ahí podemos incidir”, aseguró.
Costa Rica forma parte del grupo ACT (Accountability, Coherence and Transparency group; Rendición de cuentas, Coherencia y Transparencia, en español). Se trata de una segunda fase de los esfuerzos iniciados por los llamados small five, un grupo que estuvo integrado por Liechtenstein, Jordania, Suiza, Singapur y Costa R¬ica, explicó Mendoza.
El small five “planteó una serie de reformas al Consejo de Seguridad, entre ellas al uso del derecho de veto. Pero, llegada la hora de someterla a una resolución, hace unos dos años, no hubo acuerdo y el grupo terminó dividiéndose”.
Ese fue el grupo precursor de ACT que tiene ahora 27 miembros (entre ellos Costa Rica) y que trata, sobre todo, de los métodos de trabajo del Consejo de Seguridad. “Pero este año nos metimos de cabeza en el tema de la elección del Secretario General”, dijo Mendoza.
Se trata de diversas propuestas sobre la forma de elección para el cargo. El artículo 97 de la Carta establece que el Consejo de Seguridad recomienda un nombre a la Asamblea General. “A lo largo de la historia esa decisión se ha tomado en secreto, sin que exista ningún procedimiento de concurso, de candidatos. Por primera vez el grupo ACT propuso establecer mecanismos para esa elección: establecer plazos claros, audiencias para conocer a los candidatos y sugerimos también, como grupo, que se discutiera si debería existir reelección. Costa Rica se opuso a la reelección, proponiendo un periodo de siete años para el cargo”, explicó.
Se pretendía así, dijo Mendoza, “aumentar el poder del Secretario General frente a los países que finalmente lo nombran, darle mayor independencia”.
“Hay una suerte de clientelismo institucionalizado, pero que opera solo para los cinco miembros permanentes. Creemos que al eliminar la relección va a hacer que la persona elegida desarrolle su mandato con menos dependencias de este tipo”, aseguró.
En este momento hay tres candidatos a la Secretaría General, de países de Europa del este: Macedonia, Croacia y Montenegro. “Hay un principio de rotación geográfica del Secretario General –explicó– y no ha habido todavía uno de Europa del este. Sin embargo este principio es discutido por algunos países que prefieren elegir a la mejor persona, sin tomar en cuenta el país de procedencia”.
De los tres, solo al exministra de Relaciones Exteriores de Croacia, Vesna Pusic, es mujer. Otras dos, de nacionalidad búlgara –Irina Bokova, directora general de la Unesco, y Kristalina Georgieva, vicepresidente de la Comisión Europea a cargo del presupuesto y recursos humanos–, también son mencionadas como posibles candidatas, pero sus nombres no han sido presentados oficialmente.
El presidente de la Asamblea General, el danés Mogens Lykketoft, anunció que en abril van a empezar las sesiones informales para recibir en audiencia a los candidatos.
“No se estableció plazo para la presentación de candidaturas. Los miembros del Consejo de Seguridad querían mantener la posibilidad de presentar en cualquier momento sus candidatos. Pero una candidatura tardía enfrentaría el problema de legitimarse frente aun proceso por primera vez institucionalizado”, estimó Mendoza.
Reforma del Consejo de Seguridad
Sobre la reforma del Consejo de Seguridad, el representante costarricense destacó que “Costa Rica no quiere ampliar los miembros en la categoría de permanentes. Lo que queremos es ampliar el Consejo, de 15 a 25 miembros, pero sin categoría de permanentes.
Como no se puede cambiar ese aspecto del derecho al veto, porque no hay consenso para eso, aspiramos a crear un grupo de países que lo condenen”.
“Los miembros permanentes del Consejo de Seguridad tienen posiciones distintas sobre la ampliación del espacio, un tema sobre el que ha estado muy activo el llamado G-4, grupo integrado por Alemania, Brasil, Japón e India, cuatro naciones que aspiran a ocupar un puesto permanente en el Consejo de Seguridad. Iniciativa que enfrenta resistencias de otros países de sus mismas regiones, como Italia, México, Argentina o Pakistán, además de la resistencia de los miembros permanente actuales, cuyo voto es indispensable para cualquier reforma.
Por Gilberto Lopes / escritor y politólogo, desde Costa Rica
gclopes@racsa.co.cr
La ONDA digital Nº 757 (Síganos en Twitter y facebook)
(Síganos en Twitter y Facebook)
INGRESE AQUÍ POR MÁS CONTENIDOS EN PORTADA
Las notas aquí firmadas reflejan exclusivamente la opinión de los autores.
Otros artículos del mismo autor:
- El nacimiento de un nuevo mundo: La Guerra Fría no ha terminado, ni lo hará de forma pacífica
- La interferencia desmedida de Washington enrarece el aire político en América Latina
- La larga marcha de la OTAN hacia el este
- El laberinto político europeo: ¿Dónde está la salida? ¿A la derecha, a la extrema derecha, a la izquierda…?
- Si el mundo civilizado no los detiene, estos salvajes nos llevarán a la tercera guerra mundial