El pasado 6 de mayo, cumplió 65 años el gran payador uruguayo José Silvio Curbelo, nacido en la localidad de Sauce, departamento de Canelones. Afirmar que Curbelo es una verdadera institución dentro del arte del canto repentista suena a bronce, a retórica hueca y expresión de pedestal, pero si se analiza a fondo la connotación de “institución”, se apreciará que se ajusta al dedillo a la figura y el arte de Curbe
Referente absoluto de la payada en el Río de la Plata, este oriental que desde hace años reside en Argentina, nunca ha olvidado su condición de canario, llevando siempre con orgullo la marca de su origen y exhibiendo, arriba y debajo de los escenarios, su humildad y generosidad.
Profundo conocedor de las actividades del hombre de campo desde su más tierna infancia, contaría alguna vez que una guitarra de juguete en su época escolar marcaría la senda que seguiría luego, junto a la lectura de algunos versos del gran payador argentino (nacionalizado uruguayo) Evaristo Barrios.Leyendo a Barrios, ese genial autor de ‘Protesta Gaucha’ o ‘En el Banco de Bostón’, Curbelo descubrió y profundizó en la estructura de los versos, interiorizándose en la conformación se cuartetas, sextillas y décimas y comenzando a entender, seguramente, que el arte de la payada es una vocación fecunda, que trasciende al verso y a la guitarra para dialogar con el hombre y el mundo.
Como a muchos payadores y cantores en ciernes, José Silvio Curbelo, de joven, siguió de cerca las instancias de la ‘Cruzada Gaucha’, el gran movimiento payadoril que nucleó a artistas como Clodomiro Pérez, Carlos Molina, Luis Alberto Martínez, Raúl Montañez y Héctor Umpiérrez, con los que luego terminaría improvisando a contrapunto sobre diversos escenarios.
En alguna crónica, Curbelo contó que su primer maestro en la guitarra fue el ‘Bebe’ Moreira, de la localidad de Sauce, alguien que “era muy querido en el pago pero, a la vez, muy resistido por sus ideas revolucionarias para la época”. Con apenas 14 años, José Silvio Curbelo se enfrentó en una payada a Ramón Aristeguy, aunque su primer encuentro con un payador profesional sería con el fernandino Gabino Sosa (1938-2003).
Además de ser uno de los mentores del Día del Payador, que se celebra en Argentina el 23 de julio y en Uruguay el 24 de agosto, José Silvio Curbelo ha grabado una importante cantidad de composiciones, participando además como actor en radio y televisión y presentándose en escenarios en variadas partes del mundo, llevando siempre consigo a la payada como lema, en el entendido de que se trata de un arte que sobrepasa las fronteras y que dialoga con todas las variantes de la cultura popular.
En noviembre de 2011, yo estaba presentando un libro ante escolares en la Feria del Libro de San José y, en determinado momento, menciono la palabra “payada”. Desde el estrado, me pareció ver que un hombre que iba caminando por el pasillo de la Feria, entre los stands, se detenía de golpe, acercándose al ruedo. Lo reconocí en el acto: era José Silvio Curbelo. Después de culminada la presentación, el payador se acercó y comenzamos un diálogo sobre el arte repentista que, en nuestra condición de canarios, no podía obviar el nombre del gran Juan Pedro López.
Aquel día, me contaría Curbelo, iba en viaje desde Argentina hacia Sauce y un desperfecto en el auto le obligó a detenerse en San José, por lo que había optado por recorrer la Feria. Como en el pasillo de la Feria el ruido era muy alto, seguimos la conversación en un bar cercano del centro. Allí, frente a una copa, me dediqué a escuchar en silencio a este hombre generoso y humilde, que con una sencillez envidiable se dedicó a hablar de los grandes payadores que lo habían marcado y de cómo había aprendido algo de todos ellos.
Vaya pues este recuerdo y esta breve semblanza para festejar un año más de uno de los más grandes payadores nacidos por estos lares.
Por Martín Bentancor
Escritor uruguayo
La ONDA digital Nº 671
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