El pasado fin de semana se celebró en España las segundas elecciones ante el fracaso de las anteriores para formar gobierno, porque los dos partidos más votados no alcanzaron, con pactos y sin ellos, la mayoría. Si los resultados de las primeras votaciones celebradas en diciembre no dieron la mayoría a ninguno de los partidos, por lo que hubo que repetirlas el día 26 de junio, los resultados de éstas tampoco han dejado claro el tablero, y a pesar de haberse realizado con su correspondiente campaña electoral, la suma sigue igual, ningún partido obtuvo la mayoría suficiente para por sí mismo formar gobierno. De nuevo la incertidumbre. El panorama político apenas ha variado; ha quedado igual, con la novedad, contra todo pronóstico, de que estas últimas votaciones han favorecido en mayor medida al partido actualmente en el gobierno, y obligan al resto de partidos a tener que aliarse si quieren echar del sillón al actual presidente de gobierno y formar otro distinto. Y hoy, como ayer, esto parece difícil.
Decíamos en la anterior crónica que la campaña electoral se movía entre el miedo y el optimismo, y ciertamente ambos factores han influido en el resultado. Por una parte, muchos españoles han tenido miedo, el que les metían los dos grandes partidos en sus declaraciones y mítines, y por otra, los partidos emergentes, ante los resultados que pronosticaban las encuestas, han pecado de optimismo, como han declarado a tenor de los resultados sus principales dirigentes.
También ha influido la fecha, fiestas de San Juan, vacaciones, inicios del verano, calor… que ha provocado una mayor abstención, superando el 30 %.
Por su parte, el PP advertía en sus actos públicos e intervenciones en los medios de comunicación, de que si no se les votaba, España iba encaminada a tener “un gobierno a la venezolana”, que llevaría al país a un estado peor que el actual, donde empezaba a repuntar gracias a su política; que si no se les votaba, se hundiría en la miseria y corría el riesgo de dividirse -aludiendo al tema catalán-, dejaría de ser “una y grande”, y por el efecto dominó, detrás de Cataluña se separaría Euskadi, y otros peligros por el estilo. Abogaba el líder del PP, Mariano Rajoy, por un gobierno fuerte y con garantías, que solamente las ofrecía el actual, presidido por él lógicamente.
El PSOE enfocaba su campaña en dirección semejante, asegurando además de experiencia gubernativa y garantías de buen gobierno, que su política sería de cambio y de progreso.
Ambos partidos hacían hincapié en el peligro y el riesgo que corría la nación si se votaba a otros que no fueran ellos, haciendo clara referencia a la coalición de izquierdas con Podemos al frente.
En los dos partidos emergentes, PODEMOS (P,s) y CIUDADANOS (C,s) se tenía la sensación de que estaban a las puertas de un gran triunfo electoral, y que sin duda se debía contar con ellos para el futuro gobierno de España, gracias a los buenos resultados que pronosticaban politólogos, entrevistas y encuestas. Así parecía, pero la realidad de los resultados ha desmentido y echado por tierra todas las previsiones, y encuestas. El resultado final, resumido en breves palabras, contra todo pronóstico, es que el PP ha salido reforzado de esta última votación, y que la coalición UNIDOS-PODEMOS no ha podido sobrepasar al PSOE, como se vaticinaba, quedando, como en la elección anterior, en tercera fuerza política, mientras el C,s ha perdido, junto al PSOE, algunos escaños, como ha continuación se detalla.
En fin, que de nuevo se dibuja un tablero incierto, en el que para formar nuevo gobierno es necesario llegar a pactos, al menos entre tres partidos si quieren obtener la mayoría absoluta en el Parlamento. Pactos que como en la anterior ocasión se ven ahora incluso más difíciles, por lo que, algunos se atreven ya a pronosticar que habrá que llegar a unas nuevas elecciones, las terceras en menos de un año.
Poco han variado las cosas desde las votaciones del pasado 20 de diciembre. Si entonces ganó, aunque no por mayoría el PP, en las últimas, no solamente ha vuelto a ganar sino que ha aumentado en 14 su número de escaños, pasando de 123 en las votaciones del 20-D, a 137 en éstas, algo que nadie se esperaba, y ha dado ánimos a Rajoy, presidente en funciones y ya no criticado su liderazgo, para enfrentarse a una nueva legislatura.
El PSOE ha pagado con una disminución de escaños (5 menos) su anterior pacto con Ciudadanos, algo que no le han perdonado sus militantes y sobre todo sus simpatizantes, y de 90 ha pasado a 85 escaños.
Unidos-Podemos también ha sufrido una derrota, al menos “moral”; se vaticinaba y esperaba que se convirtiera en la segunda fuerza política a unas décimas del PP, y ha mantenido su anterior porcentaje. Ante tal palo, ese optimismo se ha visto como una equivocación, aunque bien es cierto que, según los estudios publicados hace unos instantes por empresas de sondeos, ha influido en su resultado la abstención de un millón de votantes, que por una u otra razón -quizá por exceso de confianza en salir ganadores- ha pagado cara su falta de voto y su enfoque de campaña. Uno de sus dirigentes ha hablado incluso de “infantilismo”, y ha prometido que en las próximas no les va a ocurrir. Podemos, pues, se mantiene en los mismos que tenía, 71 escaños.
La gran derrota la ha sufrido Ciudadanos, quizá por la ambigüedad durante la campaña de sus dirigentes, sobre todo del líder Albert Rivera, que a veces ha llegado a contradecirse en cuanto a pactos se refiere; unas veces atacaba al PP, otras al PSOE, y casi siempre a Podemos, achacándoles que no han querido hacer pactos con nadie y, por tanto, eran los culpables de la ausencia de un nuevo gobierno de cambio en España. Ha sido el partido que más diputados ha perdido en las últimas votaciones, y de 40 escaños que consiguió en las anteriores votaciones, se ha quedado en 32.
El resultado de los otros partidos, nacionalistas o regionalistas, ha sido semejante al anterior, aunque a la hora de la investidura del nuevo presidente que se proponga, tendrá que contar con ellos, pues entre todos suman 40 escaños, muy a tener en cuenta si se quiere llegar a una mayoría absoluta que conforme un gobierno estable.
Soluciones y pactos posibles
A la vista de tal panorama no queda otro remedio que echar cuentas y sumar los posibles escaños de unos y otros a la hora de unirse. Hay que partir de que la mayoría absoluta es de 176, pues el Parlamento español, como ya hemos apuntado en otras ocasiones, está formado por 350 diputados.
1ª.- Pacto PP-C,s, sumarían 169 escaños, aunque debería contar con la abstención del PSOE (85 votos) para salir Rajoy.
2ª.- PSOE-C,s que daría 117, con la abstención del PP (137)
3ª.- PSOE-Podemos sumarían 156 votos, respaldados por los nacionalistas y regionalistas, que resultarían un total de 179. Una mayoría estable.
4ª.- PP-C,s (169) que junto al PNV de Euskadi y el de la Comunidad Canaria llegarían a 175, con el riesgo que supone depender de un diputado que desequilibraría las fuerzas.
Pero todo esto acarrea inconvenientes, según las diferentes ideologías y los planteamientos surgidos de la votación del 20-D, puestos de manifiesto en los anteriores resultados y posibles pactos: Podemos, como ya manifestaron en su momento, nunca apoyaría un pacto PSOE con C,s, y así lo ha vuelto a manifestar su secretario de organización: “No estamos dispuestos a validar con nuestro voto, la continuidad de la austeridad”.
Por su parte, el líder de Ciudadanos, Rivera, ha achacado sus malos resultados a “la ley electoral”. Y realmente esta ley, basada en los principios de proporcionalidad de D,Hondt, favorece siempre a los partidos mayoritarios, por lo que ha solicitado una reforma de la misma.
El líder socialista, Pedro Sánchez, ha reconocido que han bajado unos puntos, pero que no se puede considerar como fracaso, pues el PSOE sigue siendo la segunda fuerza política, y de nuevo, ha añadido, le toca mover ficha al actual presidente en funciones, señor Rajoy, el cual se ha limitado a hablar de la sensatez de los españoles que no querían aventuras y han votado por un gobierno con experiencia.
Ciertamente, la gaviota del círculo azul ha elevado el vuelo por encima de lo pronosticado, y a tenor de los resultados, poco han influido en un partido atenazado por la corrupción y los recortes sociales. De todos modos, si el PP logra de nuevo el gobierno, lo tendrá difícil pues la oposición sería muy fuerte, y gobernar en minoría corre el riesgo de la inestabilidad.
Hay quien dice, medio en broma medio en serio, que el escudo “azul” ha derrotado a la “roja”, que España ha perdido de nuevo, haciendo referencia al fútbol, donde esta misma tarde la selección de España ha quedado eliminada del Campeonato de fútbol Europeo, que se celebra en Francia al perder ante Italia por 2 goles a cero. ¿Habrá perdido España también en la política? ¿Estaremos abocados otra vez a unas terceras elecciones? No se sabe. Mejor es dejarse de hacer pronósticos y cábalas, que luego nadie acierta.
Por Ramón Hdez de Ávila
Crónica de nuestro corresponsal en España
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