Medios de la prensa suiza lamentaron informar a principios del mes de Mayo el fallecimiento del artista plástico Hans Ruedi Giger, quién fue el creador de la criatura de ciencia ficción Alien, llevada a la pantalla grande por el Director de cine Ridley Scott en 1979.
H.R. Giger nació en Chur, Suiza, en 1940. Desarrolla una gran pasión por la vanguardia surrealista y en 1962 se muda a Zurich dónde estudia arquitectura y diseño industrial. Dos años después ya es autor reconocido de varios trabajos y en 1966 realiza su primera exposición. Su temprana necesidad de expresarse y compartir los aspectos de su poderosa imaginación lo llevó a las artes visuales. Las influencias artísticas que Giger adopta fueron propiciadas por Gustav Meyrink, Jean Cocteau, Alfred Kubin y H.P. Lovecraft de quienes proviene el resultado final de sus obras en la cantidad de mujeres exóticas, paisajes ajenos y aterradoras criaturas que han capturado la fascinación de millones de fans en todo el mundo.
Otro resultado de tales influencias en este caso literarias fue el haber ilustrado una edición del libro de Lovercraft: “Necronomicón”. Los dibujos de Giger llamaron la atención de Ridley Scott quién lo contrató para que trabajara en el departamento de arte de su película “Alien: el octavo pasajero” (denominación latina) en la cual Scott despliega por completo sus recursos como diseñador escénico y director publicitario, en sus propias palabras: “Alien me había servido para confirmar una serie de intuiciones que tenía desde hacía mucho tiempo: cómo preparar las películas en colaboración con dibujantes”. Así la obra del maestro suizo, meticuloso en el uso del aerógrafo, dio forma a la criatura y al escenario dónde se desarrolla la ficción y toda la consecutiva saga, vale acreditar su influencia también en este punto del dibujante Philippe Druillet, integrante fundador del grupo “Humanoides Asociados” del comic Métal Hurlant en 1974. Por su trabajo gana un Oscar por efectos visuales, junto a Carlo Rambaldi y Brian Johnson.
El pasado 13 de Mayo en su sitio web: hrgiger publicaron que H.R. Giger a sus 74 años de edad, muere por la lesión de una fuerte caída. Entre otras cosas lo describen como un hombre comprometido con su trabajo, con sus amigos y familia. Portador de una cálida personalidad e increíble generosidad y humor que contrastaba con el universo que se desprende de su arte.
El cual deviene en su matriz, de la vanguardia que surge en la década de los ochenta apreciable en principio en la literatura de ciencia-ficción con grupos de escritores que se hacían llamar los Neurománticos, el Grupo Mirrorshades, etc. Para 1983 el Washington Post pública un artículo a cargo del editor del género Gardner Dozois, que definió a todos esos grupos bajo un término común: Ciberpunk. Algunos de los temas recurrentes en el ciberpunk es la invasión del cuerpo con miembros protésicos, circuitos implantados, cirugía plástica o alteración genética. Así como la invasión de la mente: inteligencia artificial, neuroquímica; acciones que alteren la naturaleza del yo consciente. Varias películas y vanguardias estéticas se desprenden de las novelas de estos creadores, entre ellos: J.G. Ballard o Philip K. Dick (Videodrome -1982- y Crash -1996- dirigidas por David Cronenberg, Blade Runner -1982- dirigida por Ridley Scott).
Desde el principio de su carrera su trabajo también lo practicó en escultura y siempre mantuvo un deseo por extender el potencial de los elementos de su visión artística, más allá del plano del papel interesándose por la realidad 3D. Esto no se llegó a concretar en su totalidad hasta 1988 cuando diseña el Bar Giger en Tokio, Japón. Que luego lo vuelve hacer en 1992 relanzando el Bar Giger pero esta vez en su ciudad natal Chur.
La evolución del artista suizo lo vincula con el estudio de la biomecánica, en sus trabajos se aprecia la síntesis de la carne y la máquina, tanto en sus pinturas notables como en piezas de escultura, mobiliario elegante y de moda, proyectos de arquitectura e interiorismo. El museo H.R. Giger abre sus puertas en Junio de 1998, ubicado en Chateau St. Germain, en la histórica ciudad medieval amurallada de Gruyeres en Suiza central, que muestra muchas de sus propias pinturas, esculturas y películas desde los mediados del sesenta, así como su colección privada de arte, que incluye obras de Salvador Dalí. A su vez es un permanente hogar del trabajo de otros artistas invitados, que exponen allí sus obras.
Por Andres Capeluto
Dibujante y periodista
andrescapeluto@wordpress.com
La ONDA digital Nº 673
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