El Uruguay vive un momento muy especial. Hay estancamiento económico, el desempleo y la pobreza no descienden en el último año. El Mercosur en un momento muy crítico, entre otras cosas, por las actitudes del nuevo gobierno interino de Brasil. Los partidos de la oposición viven en plena campaña electoral y el Frente Amplio no pasa por su mejor momento.
El descontento de los frenteamplistas se extiende y nos encontramos en uno de los momentos de menor movilización social. El 24 de julio se realizarán las elecciones internas, para elegir el nuevo presidente del FA y los representantes a los plenarios. Los candidatos no consiguen entusiasmar a las bases ni a los militantes. La frialdad es profunda. El número de votantes dará un indicio del descontento, que las distintas encuestas ya lo muestran.
Sin duda hay errores del gobierno. El año pasado uno de los más gruesos, fue el de la esencialidad a la educación. Era imposible de practicar porque no se podía sancionar a los maestros y profesores, porque no habría clases y los perjudicados serían los alumnos. Los maestros y docentes que renunciaban a sus sindicatos, retornaron y se unieron contra la esencialidad. En estos días la comunicación del aumento de 200 pesos a los jubilados de menores pasividades fue otro grueso error.
No hay debate sobre la política económica. En nuestra nota anterior exponíamos sobre las dificultades de crecimiento. El Ministro de Economía y Finanzas expresa que para crecer tiene que haber inversión nacional y extranjera, pública y privada. Está bien. Para que haya inversión privada tiene que haber rentabilidad y para ello tiene que haber demanda. La demanda externa está limitada, pero además el atraso cambiario afecta a las exportaciones. La demanda interna muestra estancamiento del consumo privado y caída de la inversión pública. Con los recortes de gastos en la Rendición de Cuentas y pautas salariales que van a dificultar mejoras del salario real, seguramente la demanda interna va a sufrir una contracción.
Sin demanda agregada difícil que haya inversión, y más difícil que haya crecimiento. Sin crecimiento habrá menores ingresos fiscales, más déficit fiscal y más presiones por nuevos ajustes. El déficit fiscal no genera inflación. Influye sobre la deuda pero hay un artículo reciente de altos funcionarios del Departamentos de Estudios del FMI muy autocrítico de las definiciones del organismo. Lo escriben Jonatjan D. Ostry, Prakash Loungani y Davide Furceriy, se publica en la revista Finanzas y Desarrollo de junio del 2016, volumen 53 No2. Se titula “Neoliberalismo: sobrevendido? Expresa que los procesos de consolidación fiscal para bajar el déficit fiscal y por lo tanto la deuda externa, generan muy fuertes costos económicos y sociales como recesión y desempleo. Por lo tanto, sería más conveniente mantener la deuda a la espera que se concrete el crecimiento y limitar la baja del déficit fiscal. La deuda bajaría con el crecimiento económico. También muestran que con una consolidación fiscal de 1% del PBI, se genera un aumento del desempleo de 0,6% y del coeficiente de Gini de 1,5% en 5 años. Realmente bienvenida la autocrítica del FMI.
En esencia no hay debates ni en el gobierno, ni en la bancada parlamentaria, ni en la interna del FA. En la presentación del Ministro de Economía, en el Secretariado del FA, cuando se presentó un planteo distinto expresó que él solo venía a realizar su presentación. Luego dijo que él contestaba preguntas pero no contestaba opiniones. No hay debates sobre las pautas salariales.
No estamos en crisis, pero estamos en momentos de dificultades económicas. Estas coyunturas son muy relevantes para no olvidar las bases sociales. Pero sobre todo para dialogar, si es necesario para debatir, pero no para llevarse por delante todo tipo de cuestionamientos. Hay problemas económicos pero el debate es esencialmente político.
En un reciente seminario sobre inserción internacional el Vice Ministro de Relaciones Exteriores expresó, según las versiones de los medios de prensa, que no habría que tener ni miedo ni temor a los acuerdos comerciales. Estos no son ni buenos ni malos. Hay que analizarlos, estudiarlos profundamente y luego decidir. Lo primero es determinar que bienes se abren para la exportación. Si es solamente para los recursos naturales con bajo valor agregado o si también podemos colocar rubros agroindustriales, manufactureros y servicios con contenido tecnológico, dentro de cadenas de valor regionales e internacionales. Luego ver si las disposiciones no restringen la actividad del Estado para conducir, para promover, para regular, lo que consideramos fundamental para el futuro desarrollo del país. No hay ni miedo ni temor. Hay visiones distintas sobre el futuro del país, que es necesario debatir.
Los descontentos se van a su casa. No van a los partidos tradicionales. No votan o votan en blanco. Hay que darles chance de opinar, de debatir. Me preocupan mucho los jóvenes, que no tienen conciencia de la historia del FA, que no valoran lo que ha sido alcanzar los extraordinarios grados de unidad, que generamos enorme admiración de la izquierda internacional. El Frente debe debatir, hay que transformarlo, pero también hay que cuidarlo.
Todos tenemos derecho a expresar nuestros puntos de vista, pero las decisiones hay que acatarlas. La disciplina política es un valor esencial de la unidad. La votación unida en el parlamento es un principio central de la unidad.
El descontento, la falta de debates, las diferencias en algunas decisiones del gobierno no nos puede hacer olvidar de la imprescindible unidad de nuestro querido y firme Frente Amplio. Hay también hechos positivos. Le ganamos el juicio internacional a Phillips Morris, lo que nos otorga un gran prestigio mundial en la defensa de la salud y contra el consumo de tabaco. Con acierto esperamos que el gobierno de Uruguay mantenga su posición de traspasar la Presidencia Pro Témpore del Mercosur a Venezuela.
Por Alberto Couriel
Economista y ex senador
La ONDA digital Nº 778 (Síganos en Twitter y facebook)
(Síganos en Twitter y Facebook)
INGRESE AQUÍ POR MÁS CONTENIDOS EN PORTADA
Las notas aquí firmadas reflejan exclusivamente la opinión de los autores.