El pasado viernes 15 de junio en el marco del Día Nacional de Prevención del Suicidio el Ministerio de Salud Pública Jorge Basso, informó que en 2015 se suicidaron 643 personas en Uruguay, 42 más que en 2014. El otro valor máximo había ocurrido en 2002, con 690 casos.
Si bien la mayoría había cumplido edad avanzada, la cifra aumentó entre hombres de entre 20 y 24 años, Basso, consideró fundamental detectar a tiempo la depresión y aseguró que se fortalecerá la capacitación de los equipos de salud para evitar esta problemática. “Hay una larga lista de mitos vinculados al suicidio, el más importante es el que dice que no conviene hablar del tema, como si uno al hablar estuviera generando cierta incidencia en la prevalencia al suicidio.
En una sociedad compleja como esta, los temas deben asumirse y hablarse. Es importante hacerlo con propiedad y sin sensacionalismo, pero involucrando a todos los ciudadanos», dijo el ministro de Salud Pública, Jorge Basso, al presidir el acto por el Día Nacional de Prevención del Suicidio.
El ministro dijo que tampoco es cierto que quien decide suicidarse no advierte previamente. Además enfatizó la situación de los hombres, sobre todo jóvenes, que en los últimos años aumentaron los indicadores de suicidio.
Basso habló de los factores que pueden desencadenar esta decisión: psicológicos, familiares, ambientales, genéticos, económicos y culturales, entre otros. “Las personas que se deprimen, que tienen un deterioro, baja autoestima o viven situaciones de pérdida, dan señales, manifiestan de alguna manera su disconformidad con la vida. Cualquier persona puede cooperar y orientarlos”, dijo.
Según los expertos, estudios demuestran que el suicidio está vinculado hasta en un 90 % con las enfermedades psiquiátricas: depresión, trastornos psicóticos y consumo. En ese sentido, se resaltó la importancia de atender a comportamientos como cambiar conductas habituales, retraerse, faltar o a llegar tarde al trabajo o incumplir obligaciones curriculares, disminuir el rendimiento en tareas cotidianas, alterar el carácter, modificar el ritmo de sueño-vigilia, así como la conducta alimentaria u organizar asuntos «para cuando no se esté». Estas acciones fueron consideradas señales o “pedidos de ayuda”.
Entre las acciones previstas, el funcionario informó que se generarán capacitaciones de médicos tratantes, equipos de primer nivel de atención y personal de policlínicas, a fin de que puedan ofrecer ayuda desde el momento inicial y orientar a los pacientes hacia equipos especializados, en caso de ser necesario.
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