Ante el evento mundial Habitat III

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El evento- Análogamente a las Olimpíadas, el encuentro mundial por el Hábitat reúne exponentes en las problemáticas de la vida humana sobre el globo. Cada 20 años, esta vez en Quito, convoca a debatir, seleccionar y promover mejores prácticas en los asentamientos humanos sobre el globo. El protagonismo en la multitudinaria reunión ha derivado en las últimas décadas de los gobiernos centrales a las organizaciones sociales y comunidades locales.

Los documentos previos, elaborados por técnicos de Naciones Unidas, incluyen directivas sobre planificación y ordenamiento del territorio, teñidos por una concepción tecnocrática hacia los pueblos que buscan hacer su propio camino. Entre ellos el nuestro.

Breve análisis histórico-territorial
En Uruguay la cercanía urbano-rural tiene límites difusos y superposiciones que hacen inaplicable las caracterizaciones clásicas. Los usos actuales del suelo_ alcanzados por la diversidad de nuevas actividades_ implican conflictos entre la ecología, la presencia humana y el entorno construido. A ello se agrega la indeterminación sobre la localización de esos usos, en las implantaciones físicas de producción, habitación y 3-Arq-Luis-Fabre-200x230servicios. Vemos hoy como ejemplo la propuesta de una tercera planta de celulosa. Las variables que definen su implantación incluyen decisiones geo-políticas que evaden la planificación clásica. Como también la supera el posible puerto de aguas profundas.

Un poco de historia
En la historia de la humanidad, la agricultura afincó las comunidades produciendo su desenvolvimiento económico social con el productivo. En la actualidad algunas formas de producción mantienen esa condición. En Uruguay las producciones citrícolas a escala extra familiar crearon asentamientos planificados y duraderos como Azucitrus en el litoral oeste. Por el contrario, la agricultura intensiva y el monocultivo independientes de la propiedad de la tierra, poco contribuyen a ello.

Las actuales implantaciones de mega-emprendimientos agrícola-industriales, produce similares efectos: son actractores de mano de obra a término, que, en corto plazo, culminada la construcción de las planas físicas, quedará como población agregada.

Con distintos tiempos de permanencia en sitio, las actividades minero extractivas del pasado y las planteadas al presente y futuro cercano también son atractores de radicación en puntos del territorio con independencia de los centros urbanos.

A ese fenómeno de concentración colabora la producción mecanizada en gran escala de cada vez menos variedades vegetales. Baste nombrar la soja y las pocas especies forestales. La primera se va recién cosechada al exterior. Las segundas con una transformación primaria en pasta de celulosa. El valor agregado es exiguo, ergo, también el trabajo y el empleo derivado.

Vaciamientos urbanos
La crisis postguerra de la industria cárnica impactó en las poblaciones y productores al servicio de los enclaves extranjeros e instalaciones nacionales. Centros urbanos consolidados como en el Cerro de Montevideo y Fray Bentos quedaron sin sostén laboral y económico. Más adelante las políticas neoliberales de los años noventa provocaron mayor desindustrialización en todo el país.

Otros asentamientos y actividades
La asintomática urbanización en las zonas costeras del perímetro nacional, comenzada hace más de un siglo por coterráneos para vacacionar, y continuada por extranjeros, fue retroalimentada por compatriotas ayer constructores, hoy habitantes, aunque no de las mismas viviendas. El turismo propone compensar en los mismos lugares la disminución del trabajo en la construcción. Y en sitios destacados por virtudes geográficas o patrimoniales, la invención de actividades conexas posibilita el arraigo y sentido de pertenencia.

Tenemos el consolidado caso de Colonia y el de Fray Bentos, con su asumida condición de Patrimonio de la Humanidad. Asimismo, los centros Termales constituyen puntos de estadía y afincamientos temporales para usuarios y pobladores locales que allí trabajan.

Ampliando la mirada
En toda elaboración de planificación estratégica se debe incluir la extensión del territorio a la enorme porción del océano que, en relación a tierra firme, corresponde al País. Y también, más al sur, separado del continente, un sector de la Antártida. Aunque segregados, estos gigantescos espacios comparados con el que mayoritariamente habitamos, son teóricamente proclives al asentamiento humano, objeto de decisiones de HABITAT IIIuso y ocupación. Hay dos ejemplos en curso: plataformas perforando en el mar territorial y la propuesta de edificar una iglesia católica, junto a la base científica, en el continente helado.

En este contexto de indeterminación en la localización y duración de las actividades humanas, la vivienda y servicios que componen el hábitat requieren consecuentemente soluciones inéditas. En muchos casos con características de provisorios, eventuales, difícilmente permanentes. Si bien las tecnologías de construcción actuales son aptas para diversos requerimientos, su inversión arrastra esa condición. Y en esos casos, es relativo, en algunos casos inválido, el manido argumento de que las equipamientos y construcciones civiles corren por cuenta de los inversores extranjeros. La contrapartida en infra y superestructura que aporta el Estado corre el mismo riesgo y no será amortizada como la producción de gran escala lo hace para con las multinacionales.

Ahora bien, la resumida indeterminación se trasmite, contamina, a los centros urbanos existentes. En los más pequeños, desplazando pobladores, disminuyendo usuarios de todos los servicios instalados, incluyendo los de educación. En los mayores, acrecentando poblaciones marginales que saturan y evaden las posibilidades de cabida en ellos. Omito aquí enumerar las causas conexas relacionadas al empleo y el trabajo.

 Las características de la sociedad actual
Consecuentemente con los cambios en el territorio, la sociedad va mutando sobre el mismo.

Entre los parámetros de cambio podemos enumerar: la movilidad, la migración interna, el uso del tiempo libre, las condiciones del trabajo y la descentralización de servicios personales.

Podemos convenir que un nuevo nomadismo retroalimenta la movilidad social interna y externa a los límites geográficos del país. El viejo Estado Nación es permeable en sus fronteras. Desde hace mucho tiempo, a los capitales que entran y salen y ahora a los compatriotas.

A debatir
Entonces, ¿qué resultados se pueden obtener de la “ordenación del territorio y el urbanismo” con las líneas planteadas en los documentos previos del Hábitat III? Los supuestos   implícitos en las “guías para la acción” –y algunos explícitos-no parecen corresponder al Uruguay. Hay que analizar, estudiar, trabajar en consonancia al singular país y pueblo que somos.

¿El hábitat en red?
Un abordaje sistémico de la planificación es compatible con las redes. La metáfora de la Red ya se aplica en mega-instalaciones sobre el territorio. Un ejemplo actual es la Red eléctrica nacional conformada por la interconexión de todas las líneas disponibles en que la energía alimenta y descarga en cualquier punto del territorio, optimizando su producción y satisfacción del consumo. Software mediante, el soporte físico de la red (conductores, transformadores, instrumentos de medida y control) asimila los ingresos e implementa su distribución a demanda en tiempo real. Al decir de Denise Najmanovich; las redes dinámicas producen configuraciones determinadas por la propia interacción y el intercambio en ellas. Así el sistema adquiere diferentes configuraciones con cada productor de energía que a él se conecta y cada alimentación de consumo que la demanda requiera en todo lugar.

Cómo incorporar soluciones a la mejora del Hábitat bajo este paradigma es el desafío.

 

Por el Arq. Luis Fabre

Adenda: una justificación personal
La referencia a la tecnocracia cuestiona, en el ámbito de la planificación territorial, la preeminencia de diplomados en el extranjero. Reivindico a colegas como Gómez Gavazzo, Justino Serralta, Mauricio Cravotto y Carlos Reverdito que no tenían Maestrías; eran arquitectos –urbanistas de la Universidad de la Republica. 

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