Un contundente ensayo sobre la paranoia represiva de las dictaduras latinoamericanas, mediante la recreación de los aberrantes crímenes perpetrados por militares argentinos en un campo de concentración cordobés, es el sustento de “El tigre y la nieve”, el emblemático libro testimonial del periodista y escritor Fernando Butazzoni.
En esta obra referente, reeditada treinta años después por el Grupo Editorial Planeta, el autor reconstruye espeluznantes acontecimientos reales acaecidos en la Argentina, durante la fase más represiva del gobierno autoritario.
Simultáneamente a la salida de la imprenta de esta edición aniversario, se conoció la sentencia de la llamada “megacausa”, en la ciudad argentina de Córdoba, que condenó a cadena perpetua a Luciano Benjamín Menéndez, Héctor Vergez, Ernesto Barreiro y otros militares por delitos de lesa humanidad, en su mayoría ocurridos en el centro clandestino de detención La Perla.
En ese contexto, la historia se nutre abundantemente de un pasado siempre doloroso y de la removedora pesadilla compartida por el continente americano, durante las turbulentas décadas del sesenta y el setenta.
El relato sigue el azaroso rumbo cardinal de la experiencia de exilio del propio escritor, condenado al trasiego y el desarraigo, de Montevideo a un Santiago de Chile donde ya se respiraba el golpe de Estado, hasta el refugio europeo en la gélida pero solidaria Suecia.
Esa sensación de insular soledad está elocuentemente descrita por Butazzoni, quien reproduce minuciosamente un tortuoso itinerario de desamparo, ausencia y orfandad de certezas y esperanzas.
A medida que evoluciona el relato, el narrador va construyendo otra historia, que se desarrolla en los tormentosos paisajes de la memoria.
El territorio recorrido es el pasado de la uruguaya Julia Flores, la protagonista de un drama sórdido y soterrado, que inicialmente permanece oculto bajo un manto de estupor y silencio.
Butazzoni reproduce la geografía cotidiana de la Argentina de la década del setenta, un país postrado y fracturado por la violencia fratricida y la arbitrariedad, aún antes del golpe de Estado gorila de 1976.
La descripción de la sangrienta captura y secuestro de la protagonista por parte de un comando militar, nos sumerge en el opresivo laberinto de una pesadilla de rasgos grotescos.
Narrando dos historias simultáneas, el autor reconstruye el horror del campo de exterminio de La Perla, en la provincia de Córdoba, donde fueron asesinados más de dos mil presos políticos. Allí fue confinada esta infortunada mujer, pocos meses después del alzamiento castrense encabezado por Jorge Rafael Videla.
Las imágenes impresas por Butazzoni golpean la sensibilidad por su contundente crudeza, denunciando el tormento, la tortura, la humillación y la degradación a la que fue sometida la prisionera.
El escritor construye una crónica del espanto, de brutales golpizas, choques eléctricos, picanas, “submarinos”, capuchas y manos esposadas.
El autor corrobora que, en esas circunstancias extremas, siempre prevalece el instinto de supervivencia, por más que la vida, en estado de cautiverio y sometimiento, tenga bastante poco de vida.
En situaciones de esta naturaleza, es habitual que las personas comiencen a transar con la realidad, con el propósito de conservar la esperanza de emerger del infierno.
El narrador condensa en su relato toda la angustia que experimentó la protagonista de esta historia real, la del pasado lacerante por el atroz cautiverio padecido.
Julia Flores se siente amputada en sus posibilidades de dar y recibir afecto, de reconstruir su vida y de ser feliz, porque su terrible experiencia la ha quebrado quizás definitivamente.
El relato reproduce decenas de nombres y números, de dramas de torturados, asesinados y desaparecidos, en ese cuartel que, en otra escala, emuló a los campos de exterminio de la Alemania nazi.
Los paisajes literarios devienen en visiones cuasi sobrenaturales, que reproducen el terror de una memoria enferma de angustia y culpa. En ese contexto, el autor dibuja los perfiles de un óleo del espanto poblado de odio y barbarie infrahumana.
Fernando Butazzoni imprime a su trabajo una estética de crudo realismo, para recrear un tiempo histórico cerril, en el que se perdió toda noción de la cordura.
El novelista transita infiernos y purgatorios, en una despiadada crónica de víctimas y victimarios, de mesianismos fútiles e irreflexivos y trasnochados fanatismos.
“El tigre y la nieve” es un fuerte ejercicio de literatura testimonial, pero también un alegato sobre los demonios que habitan en las entrañas del alma humana.
El autor interpela al pasado, pero también construye una historia de amor, de solidaridad, de sacrificio, de abnegación y de heroísmo.
Fernando Butazzoni confirma todo su talento de lúcido narrador y agudo observador de la realidad, concibiendo un libro desgarrador que golpea y convoca a la reflexión.
La obra –que en esta edición incluye nombres reales en lugar de los ficticios- es un documento inapelable, que denuncia una tragedia de dimensiones apocalípticas que aún nos conmueve.
Por Hugo Acevedo
Periodista y crítico literario
La ONDA digital Nº 787 (Síganos en Twitter y facebook)
(Síganos en Twitter y Facebook)
INGRESE AQUÍ POR MÁS CONTENIDOS EN PORTADA
Las notas aquí firmadas reflejan exclusivamente la opinión de los autores.