Montevideo: cada 100 personas que consumen pasta base, seis tienen infección por VIH

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Un estudio realizado para conocer la prevalencia de VIH/SIDA en Montevideo fue presentado el jueves 5 de junio pasado, en la Torre Ejecutiva. El representante en Uruguay de ONUSIDA manifestó en el evento “que Uruguay es el segundo país en el mundo, que paga más caro los medicamentos destinados al tratamiento del VIH, teniendo todas las herramientas para bajar drásticamente los costos…”. El relevamiento fue realizado por el Observatorio Uruguayo de la Junta Nacional de Drogas, el Ministerio de Salud Pública, el Departamento de Antropología Social de la Facultad de Humanidades, el UNODC y el equipo conjunto sobre Sida de ONU, a través de Equipos Mori. Los “Estudios de seroprevalencia de VIH y de conocimientos, actitudes y práctica entre usuarios de pasta base, crack y otras denominaciones de cocaína fumable en Montevideo y área metropolitana”, mostraron que de cada 100 personas que consumen pasta base, 6 tienen infección por VIH. La mayoría vive en contextos de alta vulnerabilidad, aunque acceden al sistema sanitario por su consumo problemático de drogas.

El tamaño final de la muestra fue de 318 casos para una población de entre 18 y 64 años, que había consumido durante los últimos seis meses, al menos 25 días. Los datos fueron recabados entre el 5 de setiembre y el 30 de noviembre de 2012. La prevalencia de VIH en consumidores de drogas fumables o inhalables es de 6 % mientras que entre quienes se inyectan aumenta al 10 %. No obstante, los técnicos advirtieron que el patrón de consumo en Uruguay ha cambiado dejándose de lado las drogas inyectables. Casi un 64 % de los usuarios de pasta base solamente cursó primaria; un porcentaje cercano al 40 % vive en la calle o en refugios o vivienda precaria; un 16 % tiene trabajo formal y la mayoría vive de “changas”, hurgadores o un trabajo informal. El robo, la venta de drogas y el trabajo sexual aparecen también como otras formas de ganar dinero, pero en un porcentaje relativamente bajo.

En el evento participaron; el subsecretario de Salud Pública (MSP), Dr. Leonel Briozzo; el secretario general de la JND, Julio Calzada, la asesora regional en VIH/SIDA de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, Lic. Carola Lew; el asesor de VIH/SIDA del Fondo de Población de Naciones Unidas en Uruguay, Soc. Juan José Meré, y la responsable del Programa de Infecciones de Transmisión Sexual y VIH-SIDA del MSP, Dra. Susana Cabrera. Lo que sigue a continuación son algunos de los conceptos expuesto por la Dra. Cabrera.

ACTO VIH

…Los resultados de prevalencia de VIH, eran el objetivo principal de la investigación, para poder entender porqué se dan ciertos resultados, también tenemos que entender el contexto. Y por eso me parece que debemos poner atención acerca de ciertas características de vulnerabilidad de esta población. Porque eso es lo que nos hace comprender el porqué ésta es una de las poblaciones más afectadas por VIH en cuanto a prevalencia. Y no es por casualidad, sino porque el contexto favorece que esto se produzca. Los resultados principales de esta investigación muestran la prevalencia de VIH en usuarios de cocaína fumable, básicamente de pasta base y cocaína, que fue de un 6.3%. La investigación tiene ciertas características que son inéditas en el país, porque es la primera vez que se aplica en esta población y que le da una fortaleza metodológica muy importante. Por lo tanto, los resultados son muy confiables.

Cuando vemos la prevalencia de VIH entre usuarios que alguna vez se inyectó drogas ésta llega al 10.4%. En los que nunca se inyectaron drogas y sólo consumieron drogas de manera inhalada o fumable, la prevalencia es cercana al 6%. Esto es interesante, porque el patrón de consumos de drogas en nuestro país y en la mayoría de los países de la región ha cambiado, para dar lugar a un mayor patrón de consumo de drogas fumables o inhalables. Igualmente, no ha desaparecido el problema de las drogas inyectables y acá hay que poner énfasis en que la vía de trasmisión en estos grupos es diferente. Cuando nosotros hablamos de uso o consumo de drogas fumables, estamos hablando de vía de trasmisión – fundamentalmente – sexual. En la otra es por compartir materiales de punción. La prevalencia entre hombres y mujeres no tiene diferencias significativas. Sin embargo, a medida que aumenta la edad – lo cual tiene una lógica, probablemente mayor tiempo de conductas que favorecen la trasmisión -, aumenta la prevalencia de VIH.

Para situarnos en nuestra realidad, en nuestro país, cuando hablamos de consumidores de pasta base; hablamos de poblaciones vulnerables, también hablamos de otras poblaciones donde las prevalencias son altas. Cuando las prevalencias son mayores del 5%, son prevalencias muy altas y allí se sitúan también los trabajadores sexuales masculinos, hombres que tienen sexo con hombres y, sobre todo, mujeres trans, en especial, aquellas que ejercen el trabajo sexual, mientras que en población general, la prevalencia se sitúa en 0.5%. Y esto no es casual e insisto en este concepto: las condiciones diferentes de contexto de vulnerabilidad, explican la mayor prevalencia de VIH en determinados grupos.

Para jerarquizar algunos de los aspectos, la edad es muy importante. Tengamos en cuenta que entre los usuarios de cocaína fumable, la mayoría – un 80% – tiene entre 18 y 35 años, son personas jóvenes. En la población del censo del 2011, esto es un 45%. Cuando hablamos de vulnerabilidad, también hablamos del perfil educativo. Claramente aquí, casi el 64% de la muestra de usuarios de pasta base, tenían primaria o no tenían instrucción. Y eso, en población general, es casi un 21%. Los que tienen trabajo formal como fuente de ingreso, es solamente el 15%. Todo lo demás, es, o de hurgadores, o trabajo informal. El otro dato no menor; la venta de drogas, son cifras relativamente bajas. O sea, que quienes venden drogas no son los que están aquí, en esta muestra. Estas son víctimas de las personas que venden drogas y esto es importante a la hora de estigmatizar, ya que generalmente esta es una población altamente estigmatizada por nuestra sociedad. Me interesa también resaltar que en la calle o en refugios, viven casi el 32% de esta población. Es muy llamativo que según donde vivan está la prevalencia de VIH, precisamente, quienes viven en la calle o en refugios, la prevalencia de VIH llegaba casi al 42%.

Entonces, vulnerabilidad, es un concepto que es muy importante tener presente, cuando hablamos de poblaciones donde la epidemia impacta de manera desproporcionada. Y vulnerabilidad no es solamente por práctica sexual o por orientación sexual. La vulnerabilidad está potenciada por el contexto socioeconómico, educativo, por el soporte familiar y por varias otras condiciones que hacen al contexto, generando exclusión y vulnerabilidad.

En cuanto a comportamientos, en el último año, las proporciones llegan a ser muy altas. Esto se da entre varones y entre varones y mujeres, el recibir dinero, droga o mercancías por sexo, alcanzó el 39%. Y cuando vemos la prevalencia de VIH entre quienes intercambiaron sexo por algunas de estas mercancías, es mucho más alta todavía que lo que vimos en la prevalencia global. El número de relaciones sexuales con más de una pareja sexual en el último año también aumenta el riesgo de exposición; en el último año llega al 53% en los hombres y 63% en las mujeres. Una encuesta – hace unos años atrás – mostraba que en la población en general, esto era tan sólo de un 16.5%. Cuando vamos a ver el uso del condón según el tipo de relaciones sexuales el que declara nunca haber usado condón o solamente algunas veces, en distinto tipo de relaciones sexuales, son porcentajes – realmente – alarmantes. Y esto – obviamente – hace a la trasmisión del VIH y de otras infecciones de trasmisión sexual.

Con respecto al acceso a la salud, dos datos interesantes, aunque hay muchos más. Estas poblaciones concurren a servicios de salud o reciben tratamiento por el consumo de drogas. También es muy interesante ver en la encuesta a qué lugares concurren para recibir ayuda. Pero cuando miramos en esos lugares que tienen contacto con un equipo de salud, cuánto se le ofrece de promoción, de prevención, de acceso al diagnóstico, vemos que el consejo de usar condón llega al 70%, mientras que el darle condones gratis no llega ni al 44%; el hacerse la prueba de VIH en el mismo lugar, un 43%, y por ejemplo; jeringas para aquellos que usan drogas inyectables, un 4%. Estas son políticas de reducción de daños y esto es una de las pistas para pensar – desde el sistema de salud – dónde debemos actuar y dónde debemos profundizar las acciones. Y esto lo quise decir porque el 56% de esta población tuvo contacto con el sistema de salud en el último año y estamos hablando de población joven y eso no es lo habitual en la población general. O sea, es una población oculta pero que – para el sistema de salud – no está tan oculta.

Entonces esta es una muy buena oportunidad para saber como actuar, se necesitan equipos de salud sensibilizados, capacitados, saber que esta es una población especial, vulnerable y que tiene que estar presente todo lo que es promoción, prevención, ofrecer la prueba y mantener vinculado a estos usuarios al equipo de salud, es algo que es todo un desafío.
Lo más importante que queríamos destacar era no mostrar resultados fríos, números, porcentajes, sin lograr entender que esto responde a un contexto y que de este contexto somos responsables todos. Salud Publica tiene, por supuesto, mucho para hacer pero – como se decía hoy – tenemos que tener una mirada mucho más integral y las políticas deben ser abordadas desde distintos sectores que contribuyan a mejorar los determinantes de la salud, que son determinantes sociales, también todo lo educativo y todo lo que vemos en el informe.

Por María Bustamante

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La ONDA digital Nº 675

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