El mundo, ¿en guerra?
En un mundo fragmentado y multipolar, donde las potencias distan de relacionarse racionalmente, países como el Uruguay, más que nunca, deben pensar geoestratégicamente y a partir de ahí, viendo cómo está nuestra región, permitirse mirar más allá del horizonte, para luego volver y replantear, en términos fraternos, la coexistencia comarcal.
A nivel mundial, las conflagraciones, con sus consiguientes emigraciones de miles de refugiados distan mucho de poder alcanzar una suerte de status quo que permita atender, debidamente, las emergencias humanitarias que crecen a ritmo acelerado para desgracia de seres humanos librados a lo que la tierra, como la arena, les pueda proveer.
Más aun, se cierne sobre el mundo una tensión entre los EUA y Rusia, aun más delicada que la vivida con la situación de los misiles en Cuba, a inicios de los años sesenta del siglo pasado.
Asimismo, las situaciones agravadas por impericia, desidia o vaya a saberse por qué, tanto en el Cercano, como en el Medio Oriente, han puesto al tablero mundial en una intrincada serie de jugadas que lejos están de buscar estabilidad y paz. Más se parece, y esto le cae tanto a tirios como a troyanos, en quién se lleva la primacía en el control del miedo del mundo.
El armamentismo, entonces, encuentra su trágica mejor hora en pos de una supremacía que sólo amenaza destrucción y barbarie.
Venezuela
En este contexto, parece impropio no mencionar a esta nación sudamericana que vive su hora más crítica, quizá, en décadas.
Somos de la idea, por una cuestión tanto personal como de respeto a la tradicional política exterior del Uruguay, que nuestro país NO DEBE SUMARSE AL GRITO DE ALGUNOS sino buscar, como lo hiciera en el pasado con otras naciones, el diálogo sereno, discreto y estratégico para acercar posiciones y arribar así, junto con el concurso de los propios venezolanos y de aquellas naciones que estén dispuestas a buscar una salida digna y en paz para este pueblo, el camino único que transitan los justos: el del diálogo. Jamás el de la ofensa por vía del arrinconamiento que sólo traerá reacciones tan adversas como violentas.
¿Hacia el declive progresivo del factor humano en el trabajo?
¿A su vez, y desde los centros de poder más emblemáticos en Occidente – Inglaterra y EUA – se viven dramas sociales derivados de una multicausalidad que tiene, en el epicentro, un drama que habremos de vivir, si no comenzamos a hallar soluciones humanitarias dignas y plausibles de llevar, gradualmente, a la práctica.
Ambas naciones se han visto conmovidas por radicalizaciones otrora impensables. En el caso de Inglaterra, especialmente, en el Reino Unido, con el voto al BREXIT, y en el caso de los EUA, con el aparente apoyo de capas sociales desposeídas al candidato Donald Trump.
En ambos casos, con sus matices, creemos que tanto el voto en uno, como la promesa de voto en el otro, son llamadas desesperadas de cientos de miles de hombres y mujeres que en su gran mayoría ya pueden considerarse, como dijimos por multicausalidades, afuera del “mercado laboral”.
Estamos hablando, pues, de la salida, progresiva, del factor humano del centro del trabajo.
Sea por la robótica y, consecuentemente el sector de Servicios, en su vastísima variedad, sea, asimismo, por las crueles herencias recibidas del binomio Reagan-Thatcher, y los acólitos que les siguieron en el mando de sus respectivas naciones, las desregulaciones laborales junto con la pérdida ignominiosa de políticas sociales a manos del dios Mercado, como lo definió, extensa y profundamente, el filósofo italiano Giorgio Agamben, hacen con que el futuro esté preñado de posibles tempestades sociales que todos deberíamos desear que no acontecieran.
La incidencia de las trasnacionales y los oligopolios
En estas coordenadas, de trabajo y de comercio, sería ingenuo y hasta ridículo no tener presente la importancia estratégica y planetaria que les cabe tanto las transnacionales cuanto su convergencia en los oligopolios mundiales.
Vale leer, en este sentido, los artículos redactados por los colegas Rodrigo Silva y Antonio Alonso (El poder de las grandes multinacionales), bien como el profundo análisis de David Fernández (La amenaza de las multinacionales) ambos publicados por el diario El País, de Madrid, con fecha 30/10/2016.
De los mismos, apenas destacaremos aquí algunas de sus muchas observaciones, a saber:
a-“El 10% de los grupos cotizados en Bolsa genera el 80% de todos los beneficios que se obtienen en el mundo (según datos extraídos de The Mckinsey Global Institute)”.
b- “(…) En las últimas tres décadas, destacan en Mckinsey, los beneficios empresariales se han multiplicado por cuatro”. En 1980 representaban el 7,6% del PBI mundial y en 2013, el 9,8%.
c- “(…) En los EUA había 37 bancos en los años noventa del siglo pasado; hoy, producto de las fusiones, sólo hay 5 (cinco) grandes que acaparan el 45% de los activos bancarios totales del país.”
d-“(…) Las nuevas superstar companies – como se conoce en el mundo anglosajón a los grandes conglomerados – son grandes pero de una manera muy distinta a como lo fueron sus predecesores. Hace unas décadas, los dominadores del mercado basaban sus imperios en una gran cantidad de activos y empleados. Ahora, los líderes mundiales caminan más ligeros de equipaje. En 1990 los tres mayores fabricantes de automóviles sumaban unas ventas de 250.000 millones, un valor de mercado combinado de 36.000 millones y daban trabajo a 1,2 millones de personas. En la actualidad, los tres grandes tecnológicas (Apple, Google y Microsoft) facturan 375.948 millones, tienen una capitalización de 1,64 billones y emplean a solo 296.575 trabajadores. Como diría Bob Dylan, “los tiempos están cambiando”.
En pocas palabras, quien hoy se atreva a pregonar las bondades del libre mercado, una falacia a todas luces grosera, haría bien en callarse, siquiera por respeto a sí mismo.
China y América Latina
Con este estado de situación, expuesto de manera muy resumida y precaria, fijamos nuestra atención en China, que como bien suele afirmarse, antes que una Nación, debe ser considerada como lo que es: una Civilización, que mide sus pasos no en decenios sino en siglos. Y, así, prefigura su relación con el mundo.
El 5 de noviembre de 2008, el gobierno chino dio a conocer un documento sobre la Política de China hacia América Latina y el Caribe, cuyo texto se lo ubica en internet a través de la agencia de noticias XINHUA.
Ese documento-marco, muy al estilo chino, delinea con minuciosa claridad y detallada conceptualización cuál es el plan que se esboza de cara a los próximos lustros (en especial, los años 2015 al 2019).
La estrategia bilateral china
China, ha venido celebrando una serie de asociaciones estratégicas integrales, con diversos países de la región, como, por ejemplo, el Brasil, la Argentina, Venezuela y, ahora, Uruguay.
Pero como en diplomacia, y ni qué hablar de la china, los términos son eslabones de mayor o menor grosor, vale el detenerlos sobre los calificativos de “asociación”, “estratégica”, y por último, pero no menos importante, de “integral”.
Para ello, nos valdremos del excelente documento de trabajo que fuera elaborado para el CARI (Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales, que tuvo como redactores a la señora Carola Ramón Berjano, junto con los señores Jorge A. Malena y Miguel A. Velloso. Y lleva por título: El relacionamiento de China con América Latina y Argentina- Significado de la Alianza Estratégica Integral y de los Acuerdos Bilaterales. Recomendamos vivamente su lectura completa.
A los fines aquí propuestos, tomaremos unos párrafos prestados del mismo.
“(…) El concepto de “asociación” surgió dentro de la diplomacia china después del final de la Guerra Fría. Desde entonces, la creación de este tipo de alianzas se ha convertido en una de las características más notables de la diplomacia china, al jerarquizar – y por lo tanto diferenciar – el nivel del vínculo en función de los intereses perseguidos por Beijing, y el grado de respuesta y afinidad de su contraparte en temas sustanciales para su diplomacia.”
“(…) Hay una serie de términos a partir de los cuales la diplomacia china define los distintos status de asociación que caracterizan su política exterior. Cuatro de ellos son centrales: “socio”, “cooperativo”, “estratégico” e “integral”, existiendo otros siete que son secundarios… (…)”.
“…(…) Luego, para la diplomacia china, el ser “socio” trae aparejado la práctica de la cooperación por sobre la competencia, de donde deriva el carácter de tener una conducta “cooperativa” (en chino “hezuo”). A estos dos términos se le suma el de “estratégico” (en chino “zhanlüe”), que alude a que los socios que cooperan entre sí lo harán lo harán tanto en los asuntos internacionales como en pos del crecimiento económico. Esta visión evidencia la realización de acción conjunta tanto en el marco de la comunidad de naciones como en el ámbito interno. Por último, el termino “integral” (en chino “quanmian”), se refiere a que la relación bilateral abarcará no sólo los aspectos políticos y económicos, sino también las dimensiones científico-tecnológica, cultural, militar, deportiva, etcétera.”
En fin que cuando en el Uruguay se aborda la relación con China DESDE el TLC (para el cual, además, hay trazada una senda inicial de 2 años), por prisa o impericia se deja de atender lo central y medular.
Eso que el Presidente Tabaré Vázquez comenzó a armar, con paciencia china, en su primera Presidencia, y que colocara la “piedra inaugural” en su viaje a China, en marzo del 2009, y que ahora viene de dar otro espaldarazo, ya concreto y con detalles destacables en un segundo viaje, tan extenso como intenso a esa nación que es, reiteramos, también una civilización.
Es dable, por último, antes que rechazar una parte, estudiar el todo, es decir, el marco conceptual, y sus partes, bien como su encadenamiento, sea estratégico, como operativo y cronológico y, ese contexto, el TLC.
En suma, estamos a las puertas de una gran inserción geopolítica del Uruguay, cuya proyección se realza justamente en este mundo de hoy colmado de incertidumbres extremas, mientras que esta Nación labra su futuro con tinta apropiada y sobre papel que resista las inclemencias más variadas.
Por: Héctor Valle
Historiador y geopolítico uruguayo
La ONDA digital Nº 793 (Síganos en Twitter y facebook)
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