Gabriel Bruzzone Trascendencia de lo plástico

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Como si uno entrara por una de las arterias al corazón de la Ciudad Vieja por la calle Piedras hasta el 561 esquina Ituzaingó, se encuentra el estudio del artista y docente de la Universidad de la República, Gabriel Bruzzone.

Aparte de trabajar allí en el desarrollo siempre pujante de sus obras también divide sus horas con estudiantes particulares en ese lugar. Haciendo dribbling entre estudiantes y obras conversamos sobre su biografía y menesteres que acucian un relevamiento sensato de la actividad del artista en general.

– ¿Dónde naciste?
– Montevideo, en 1965 en el barrio Bella Italia luego a los ocho años nos mudamos para Malvín lo que redefinió mi vida.

– ¿En qué medida afectó tú realidad?
– En primer lugar vivir en barrio periférico no fue lo mismo que habitar en uno de clase media, en mi generó un montón de cambios a nivel social; una adaptación resistida en su comienzo porque estaba acostumbrado a otra realidad. En cierta manera provocó que accediera a otros vínculos y realidades, el que yo sea pintor hoy deriva puntualmente de ese cambio de lugar en la ciudad. De manera fortuita entablo una amistad con hijo de pintor y ahí seguí un camino.

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-¿Cuál es tu formación profesional?

– Facultad de Agronomía un año, el sueño de mis padres era que tuvieran un hijo profesional con su típica placa de bronce; en ese caso les fallé, yo venía pintando desde hace un tiempo antes de ingresar a la facultad. Mi docente en pintura inicial fue Pepe Montes que venía de la escuela de Gurvich y Augusto Torres, éste daba clases en el círculo de Bellas Artes en Punta Carretas y también en la Intendencia de Montevideo. Durante ese año concurría a facultad, clases particulares con Montes en la Intendencia y la Escuela de Bellas Artes. Luego egresé de Bellas Artes, pero no fue con los seis o siete años reglamentarios porque en el transcurso de la carrera me fui a Francia.

– ¿Por qué te fuiste?
– Con veinticinco años de edad me voy en 1991, tenía ganas de aprender y viajar, con un amigo en París me alojé allí. Con algo de formación en pintura me faltaba mucha madurez, allí existe una cantidad enorme de museos, es un aprendizaje muy grande para alguien que le interesa la pintura. Tenía un carné de periodista con el cual entraba no sólo a los museos más conocidos como el Louvre sino a otros que no son de renombre pero que accedes a ellos, algunos de estos dedicados a una vanguardia como el impresionismo por ejemplo, toda la estética que tiene el museo está acorde a la obra que tiene dentro.

– Estuve un año y medio aproximadamente, me ganaba la vida como podía, por ejemplo trabajé de cocinero, aprendí hablar el argot el cual es como un lunfardo de la lengua nacional. Trabajando en restoranes conocí realmente la cultura local. Y tuve la suerte de entablar amistad con franceses y conocer su idiosincrasia. Luego volví para el Uruguay, porque en parte me cansó el neo colonialismo impregnado en el europeo en general, hasta el más progresista de ellos es europeo igual. Existe la suerte de estar vinculado con el arte, de alguna manera la gente siempre desea tener una ducha de cultura, entonces cuando hablan con uno, aunque piensen que hayas bajado de una palmera llena de cocos, de alguna forma les interesa eso exótico de conocer un artista del otro lado del océano.

– ¿Estudiaste en Francia?
– Conseguí unos papeles de una residencia anual, aprendí de ir a grandes bibliotecas tomando dibujos y apuntes de autores como Bernini. También en los museos dibujaba las esculturas de Miguel Angel, las copias romanas del arte griego, hacía dibujos de todos ellos. Apare de ver las obras originales de grandes maestros.

– Respecto a tus obras, ¿existe un mensaje específico en ellas?
– En un comienzo yo pensaba que la pintura era pura, creía que sólo bastaba con el manejo de los elementos formales, pero con el tiempo comprendí que eso no bastaba; estaba muy bien como concepción y forma de aprender pero el arte va mucho más allá de eso. Y en principio la obra se contamina de mis vivencias y de la memoria, cuando llega al espectador éste también tiene algo para decir. La obra no es sólo eso a nivel formal, cuando esa obra la ve el espectador deposita allí sus impresión.

– ¿Cómo es el proceso creativo?
– Depende de factores cambiantes, a veces tengo una temática y depende de un desarrollo sobre y comienzo haciendo unos pocos bocetos. Por ejemplo para hacer obra plana o una escultura no me apego a esos bocetos, sino que existen varios cambios, lo principal y la estructura de esa idea siempre está presente, pero tiene muchos cambios a la hora de hacer. Cuando hago un óleo la composición inicial tiene variantes en función de lo que me pide la pintura, aquí hago un paréntesis por el posicionamiento que tengo, no me parece el camino más indicado el tener una idea pre establecida y llevarla adelante y que la obra seo eso y sólo eso, estimo que es más interesante cunado el artista establece un diálogo con lo desconocido que es el arte y la pintura con sus cosas para decir y que a partir de ese diálogo empieza a nacer la obra. Que la obra no sea una serie de imposiciones caprichosas de parte de su creador.

– ¿Qué materiales usas?
– Acrílico, óleo, trabajo en madera, en el 2011 hice una exposición de esculturas en madera. Las cuales tenían su propia historia al ser viejas, o proceder de barcos, etc. Por lo tanto la obra nace en la elección del material. No soy un artista que toma ese material y lo pone tal cual, lo intervengo ya que es fundamental la búsqueda de una forma o estructura que asumo interesante plásticamente.

– ¿Cuál es tu opinión sobre las tendencias artísticas actuales?
– Creo que hoy en día, a nivel artístico, estamos un poco perdidos. No importa que provenga de un país de la periferia -los que no mandan- o de los países desarrollados. Se sigue sosteniendo en esa dinámica de que hay que mirar hacia Europa en los últimos veinte años y los Estados Unidos u otros centros de poder. Si ellos dicen por acá viene la cosa, el resto los tienen que seguir, esto sucede desde el siglo XVIII. Si no entras en los círculos dónde se mueve el gran arte, en el presente si no hacés las propuestas que el mercado del arte impone, no ingresas nunca.

-¿Quién determina el shock de lo nuevo?
-Hay intereses económicos, intereses de naciones. Ya en lo que acucia al arte moderno –no al pos moderno- gran parte de los artistas que están allí catalogados, son de los países centrales, habrá una decena que provengan de otras naciones. Pero seguro que la mayoría son europeos. Para ser más claro, un país como Francia va a jugar fuerte para que sus pintores estén en primera línea, lo mismo hace Italia, Estados Unidos, etc. Porque la cultura también cumple esa función, la dominación no está dada solamente por la guerra o políticas económicas, sino que también está planteada hasta por cómo nos vestimos, o por los cánones de belleza de que es lindo o feo, que tiene valor y que no, en definitiva como pensamos. Hay toda una cultura que hace que esa guerra sea ganada en diferentes frentes. El arte también cumple esa función.

– Volviendo al plano local, ¿cuál es tu visión sobre las artes visuales de la región?
– Me gusta la pregunta porque al parecer lo único que se pronuncia acá son artes visuales. A diferencia de las artes plásticas que asumo están en serio retroceso; el arte plástico se relaciona con una larga historia que acompaña al hombre desde sus orígenes. Las artes visuales -que hay muchas cosas que están muy bien- están muy relacionadas con lo tecnológico, la performance, la instalación, etc.; hay toda una tecnología que los países centrales poseen de los cuales nosotros carecemos y por lo tanto si deseamos hacer una instalación como si estuviéramos en Londres pero carecemos de tener los cuatrocientos plasmas para lograr la instalación que vos querés hacer, entonces lo hacés con catorce, porque fue para lo que te dio el presupuesto de los sponsors de tu ciudad. Hay limitaciones dadas por la economía y la tecnología; así es como se construye desde este punto de vista, nuestra imagen hacia la mirada del especialista en arte que viene del extranjero, una especie de artista exótico, carente de recursos pero artista al fin. Desde el punto de vista plástico, valoran las creaciones pero su alcance siempre va a estar medido por ellos, nunca vas a pasar la frontera establecida, logras acercarte pero no mucho más, porque no hay una nación que te respalde como los ejemplos anteriores. Si eres un artista norteamericano con respaldo económico, de alguna manera representas de ese poder.

– ¿Vinculas tu obra con una ideología política?
– Es inherente, en el acto creativo ya está implícito. Se desliza aunque no quieras no solamente lo político sino tu posicionamiento en relación a la vida. (Menciono al Guernica de Picasso) Obras como esa ya tenían una idea de antemano sobre un hecho puntual, pero va más allá de eso, porque la impregnación ideológica empieza con la simple elección de materiales a trabajar, por ejemplo yo utilizo para mi pintura pigmentos naturales, tiene que ver con lo que uno piensa, con la filosofía de vida.

-¿Cuál es tu relación con galerías y museos?
– En un medio tan escaso como el de nuestro país, prefiero que mi trabajo esté en pocos sitios pero buenos, a diferencia de estar en muchos sitios ganando seguro pero menos, mi opción es ser independiente a la hora de la creación y ganarme la vida como docente. Cuando yo vendo en una galería no tengo exigencias por parte de ella, no condicionan lo que hago por sus necesidades de venta. Trabajo con pocas galería que me respetan eso y que tienen un buen nivel, -¿cuáles son las galería donde se encuentra tu obra?- Galería Sur y galería Oscar Prato, la primera trabaja solo en temporada en la barra de Maldonado, Punta del Este, galería de gran adición relacionada al taller Torres García y Oscar Prato en la Ciudad Vieja, también vinculado con la tradición torres garciana.

-¿Cuándo fue tu primera exposición?
– Fue muy pequeña en un lugar que se llamaba Centro de Artistas Plásticos y luego se siguieron otras en el museo Torres García, en el interior. De a poco me fui interiorizando de que manera uno tiene que trabajar en ese otro aspecto del artista, fuera del taller en la gestión, que también forma parte del profesionalismo y en parte para hacerme conocer aunque soy muy malo en esto del marketing; prefiero ir despacio pero seguro. El tiempo coloca las cosas en su justa medida y en el lugar indicado. Sin caer en la creencia de que a uno lo tienen que venir a buscar, al contrario, creo que uno tiene que hacer exposiciones, mostrar y hablar con las personas indicadas.

– ¿Se puede mejorar la relación entre la galería y el artista?
– Es muy difícil en un medio donde no existe el mercado, acá en Uruguay es bastante limitado en comparación con otros lugares; como puede ser el caso de Buenos Aires o San Pablo, etc. Antes las galerías eran promotoras de un artista. Hoy en día no ocurre porque hay que invertir, antes el galerista cumplía una función de mecenazgo, ellos elegían determinados artistas y trabajaban con ellos.

– ¿Por qué sucedió eso?
– Había una clase media alta que tenía cierto nivel e inquietud cultural, en la presente no hay mucho interés por comprar obras para el hogar. El consumo actual se dirige a la practicidad de la cosa, todo aquello que se acerque a la espiritualidad quedó más relegado. Hay una clase pudiente que hoy prefiere comprarse un plasma a poseer una obra de arte. En parte la culpa no la tiene el chancho sino quien le rasca el lomo, porque en general si lo que comúnmente ofrecen los artistas al público es basura es lógico que el espectador poco a poco se aleje. Creo que los hacedores de arte también tienen una cuota de responsabilidad. No olvidemos que en la actualidad existe el fenómeno que el artista es curador, expositor y artista, todo a la vez; y porque sucede eso? No será que se utiliza para llegar a lugares prominentes como las bienales, o tener acceso a una galería en Nueva York, etc. Porque si soy director de museo, curador y artista voy a poder negociar con otros artistas extranjeros para que ellos hagan una muestra acá y yo una allá.

Lo que sucede afuera –países cosmopolitas- es que en determinado nivel social es necesario tener esa “ducha de cultura” por más que roce el esnobismo, si un empresario paulista de clase alta hace una fiesta en su casa de reciente lujo y modernidad invitando a las personas renombradas de esa sociedad, esa persona en su casa no va tener una lámina impresa en China, necesitará una apuesta original.

– ¿Referentes artísticos?
– Depende de la educación y de lo que uno está acostumbrado a ver, …hay un proceso educativo una historia evolutiva de los autores que uno empieza a ver, nada es aislado, en la historia del arte no todo es bueno; hay puntos neurálgicos en esa historia, que uno debe poder reconocer como tus padres aunque sean muy distintas a lo que tu estés practicando, pero hay una esencia que se presenta en Rembrandt, en Monet, por decir algunos. Aunque la pintura tenga rostros diferentes hay algo que siempre tiene en común y es eso lo importante.

– Tu actividad como docente…
– Comencé como honorario en el taller de Anhelo Hernández dos años, tenía trabajos zafrales y me pude dedicar a eso con la ayuda y el consentimiento de mis padres, poco a poco logré ser grado 1 y así sucesivamente. Muy de abajo, con mucho esfuerzo fui haciendo carrera, soy consciente de que tuve suerte pero nadie me regaló nada. No sólo di clases en Bellas Artes, también en el Museo Torres García. Empecé con tres alumnos durante año y medio, luego fueron diez que se sumó un máximo de 25 alumnos. Después en los años 2003-2004 hice mi segundo viaje a Europa, dando clases en Alemania no sólo a estudiantes en la universidad sino a personas particulares que venían a los cursos y así me ganaba la vida. También estuve en España, allí la mochila del sudaca es mayor, en Alemania si bien te ven como alguien que se cayó de la palmera con cocos te respetan cierta exoticidad.

– ¿Qué proyectos tienes en la actualidad?
– Estoy pintando y preparando una muestra en el museo de arte contemporáneo para noviembre de este año, cuasi primicia se está preparando una exposición en Italia donde se fusiona el arte Madí y el arte Constructivista del Uruguay, en la ciudad de Milan. Con la posibilidad que llegue a Buenos Aires y luego a Montevideo. Pero es algo que está en proceso. Para el año que viene se está gestando una exposición en México con un pintor Uruguayo radicado allí hace diez años, otro pintor de acá y yo, se hará en el DF y en Guadalajara.

Por Andrés Capeluto
Dibujante y periodista
andrescapeluto@wordpress.com

La ONDA digital Nº 676

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