Chile, Brasil, Cuba y la Alianza del Pacífico

Tiempo de lectura: 5 minutos

Una nueva cumbre de la Alianza del Pacífico (la IX), ha concluido el viernes pasado, las declaraciones oficiales dicen que hubo avances. Pero el dato relevante fue que participó por primera vez la Presidenta de Chile Michelle Bachelet, reafirmando la adhesión de su país a este bloque. El Presidente Obama, (ver La ONDA digital) , se prestaba a requerirle el próximo 30 de junio a Bachelet en su visita a la Casa Blanca, un pronunciamiento categórico en favor de esta Alianza, ahora se ha quedado sin “libreto”, Chile en México; dijo sí.

¿Dijo que sí?, Una vez más la presidenta Michelle Bachelet le agregó otros componentes a la integración, que hacen confusa la suerte de este continente, a la hora de tener una estrategia endógena. “No veo a la Alianza del Pacífico como una entidad que dé la espalda al Atlántico o excluya a otros países”, (…) “Por el contrario, Chile quiere ser mediador en la relación de la Alianza con el Mercosur y la Unasur, (…) la región tiene la “gran oportunidad” de progresar en medio de la diversidad y de convertir el Pacífico en “puerto y puente para toda América Latina”. Agregando que; “los compromisos comerciales alcanzados son meritorios, y Chile los ve como un avance en el proceso de integración regional”. Además, destacó que los acuerdos logrados y las negociaciones respecto de liberalización arancelaria, acumulación de origen, ventanillas únicas, facilitación de comercio, cooperación aduanera, certificación electrónica y cooperación regulatoria, entre otros, representan un avance en la integración. No obstante, hizo hincapié en que “debemos ir un poco más allá. No olvidemos que tenemos una tarea mayor, que desde nuestro punto de vista es la más importante de todas: unir las dos riberas del Pacífico. Debemos seguir construyendo el camino de profundización de nuestras relaciones comerciales con Asia”.

alianza 2 500x250

La obstinada posición del presidente Obama para que Chile se quede en la Alianza del Pacífico, seguramente tiene una variada gama de causalidades, pero una de ellas es que los EE.UU. no quieren que le vuelva a pasar lo del 2005, cuando fracasaron las conversaciones sobre libre comercio (FTAA – ALCA) con este continente. La Alianza del Pacífico no es un secreto, tiene una “vasta porción de la opinión publica” y gobiernos del continente, muy críticos, por los vínculos conocidos y especialmente los no conocidos con los planes estratégicos globales de Washington.

Uno de los elementos más significativos y recurrentes es la búsqueda de aislar a Brasil. La presidenta Michelle Bachelet acusando recibo de este omnipresente propósito expresó lo que ha dicho ya en diversas ocasiones; la “importancia que otorga a Brasil en el concierto regional, subrayando que hay que consolidar todos los mecanismos de integración regional”.

TEMA-VINCULANTE

Pero en el mismo escenario el presidente mexicano Peña Nieto parece pensar en otra dirección al decir que la “Alianza del Pacífico suma las economías más estables de América Latina. De tal forma que atienden un mercado de 214 millones de personas, es decir, la tercera parte de la población de la región.

Pero esta formulación tiene mucho de parecido con la que vienen realizando diversos lobby y que ha expuesto recientemente el Doctor en economía, Juan Ruiz, vocero del grupo financiero BBVA, “Si nos fijamos en la apuesta por integrarse en la economía global tenemos, por un lado, a los países de la Alianza del Pacífico (por ahora México, Colombia, Perú y Chile) que se han embarcado en un proceso de integración comercial, financiera y de flujos de personas. Pero, quizás más importante, apuestan por una integración creciente con la economía mundial, especialmente hacia Asia. En contraposición, la mayoría de países del Mercosur (Brasil, Argentina, Venezuela, Bolivia, Uruguay y Paraguay) no han avanzado en la liberalización de su comercio con las principales áreas económicas. Así, mientras todos los países de la Alianza del Pacífico ya tienen firmados acuerdos de libre comercio con Estados Unidos y la Unión Europea —Chile y Perú también con China—, Brasil, el gigante del Mercosur, no lo tiene con ninguno de ellos.

Esta apuesta por la integración con la economía mundial, las políticas económicas prudentes y el avance de las reformas se refleja en las previsiones de crecimiento. Así, esperamos que este pase del 3,3% en 2014 al 4% en 2015 en la Alianza del Pacífico, bastante más del doble que el Mercosur, que crecerá un 1,1% este año y 1,5% el siguiente.

No es sólo mayor crecimiento sino también menor riesgo. Los países de la Alianza cuentan con mejores amortiguadores frente a la retirada del estímulo por parte de la Reserva Federal o frente a una posible mayor desaceleración a la esperada de la economía china. Amortiguadores como tipos de cambio flexibles, menor endeudamiento y mejor estructurado por monedas o por plazos, o mayor espacio para políticas contracíclicas”.

Estas expresiones trascienden el enfoque económico para ubicarse directamente en un posicionamiento político, con muchos puntos de contacto con aquel del 2005.

Queda por ver como en esta oportunidad con estos propósitos de fondo el gobierno chileno de Bachelet, logra el ensamble integracionista que ha enunciado. Por lo pronto durante la campaña electoral que la llevó a la presidencia por segunda vez, el ex embajador Luis Maira, uno de los hombres más cercanos de la electa mandataria, entrevistado por El Mercurio, responsabilizó al gobierno de Sebastián Piñera del mal manejo en política internacional de Chile, debido a que se privilegiaron las relaciones económicas en desmedro de los aspectos políticos y diplomáticos. Argumenta que lo anterior provocó una caída de la imagen del país, agregando que Chile tenía dos aliados en América Latina, como eran Brasil y Ecuador y “hoy no están con nosotros”. Brasil tiene una gran distancia. Lula acaba de publicar en el diario (español) El País que ojalá Chile vuelva a tener una presencia activa en América Latina con el regreso de Bachelet. Ecuador no nos acompañó en ningún punto de la demanda de Perú, que se originaba en dos tratados que se negociaron en conjunto”. Este anhelo de Lula también es un dato que integra hoy la realidad sudamericana.

Pero de este puzle integracionista en tiempos de globalización quedan otras piezas con perfiles económicos y políticos, que merecen una segunda reflexión. Mecanismos regionales y subregionales de integración, como la CELAC, o la Alianza Bolivariana -Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP) y G 77 + China, etc. que tienen como realidad política singular en el continente a Cuba y Venezuela. Por lo pronto se dirigen en una dirección política opuesta con realidades como lo de la Alianza del Pacífico. Embajadores participantes en la reciente Cumbre del G 77 + China, en Bolivia esbozaban con incrédulos gestos ante las recientes versiones de un acercamiento o interés de Obama por el “tema Cuba”. Estas versiones tienen más de “deseos e idealidades personales”, que de realidades institucionales, afirmó un colaborador del canciller cubano Pérez Roque a funcionarios y diplomáticos uruguayos. Por lo tanto, en este contexto triunfalista de Alianza del Pacífico, Cuba tendrá que seguir esperando.

Mensaje a medios de comunicación, IX Cumbre de la Alianza del Pacífico.

Por Antonia Yánez
Socióloga uruguaya

La ONDA digital Nº 677

(Síganos en TwitterFacebook)
INGRESE AQUÍ POR MÁS CONTENIDOS EN PORTADA

Las notas aquí firmadas reflejan exclusivamente la opinión de los autores.