A través de una compleja arquitectura de empresas, los derechos de televisación que vendió Conmebol durante los años en que fue probado que sus dirigentes recibían multimillonarios sobornos, fueron a dar a Fox. En un último contrato la cadena norteamericana se aseguró los derechos hasta el 2018.
Es parte de la concentración de la riqueza en un mundo donde cada vez menos tienen cada vez más y viceversa, por lógica inquebrantable del capitalismo en su fase imperialista, donde el dominio de espectro se vuelve indispensable para los competidores que pretendan sobrevivir.
El dominio de espectro se podría resumir en palabras de John Pilger en Democracy Now! “En 1983, 50 corporaciones poseían los principales medios globales, la mayoría de ellas estadounidenses. En 2002 había disminuido a sólo 9 corporaciones. Actualmente son probablemente unas 5. Rupert Murdoch (‘Twentieth Century Fox) ha predicho que habrá sólo tres gigantes mediáticos globales, y su compañía será uno de ellos”.
“Murdoch ha sido acusado repetidamente de utilizar sus posesiones en los medios para impulsar su agenda política. En 2003, todos los 175 periódicos de Murdoch apoyaron la invasión de Iraq. Habló con el ex primer ministro británico Tony Blair durante la preparación de la invasión, dentro del círculo íntimo de Blair incluso lo llamaron “el 24º miembro del gabinete””.
A ese nene, Maradona, Francescoli, Romario, Chilavert, Percy Rojas, Ruben Sosa, Aguilera, la mutual uruguaya de futbolistas, doce clubes uruguayos de Primera División primero y luego la Liga Sudamericana de Clubes, le hicieron poner cinco veces más en la Conmebol. ¡Qué digo cinco…! ¡Diez, porque redujo en cuatro años el plazo contractual!
De todas las hazañas que le granjearon a Casal pésimo renombre y tantas represalias (haber roto el oligopolio mediático en Uruguay –porque el presidente Lacalle dejó un canal de abonados por fuera del oligopolio, pero lo hizo competitivo el fútbol que le consiguió Casal a la actual VTV; por el ejemplo inverso, el presidente Mujica adjudicó un canal al PIT-CNT, dispuesto a hacer televisión contrahegemónica, pero entre sus dirigentes algunos temen no poder hacerlo competitivo y optarían por resignarse, en mi opinión por falta de necesaria audacia–; haber logrado durante la crisis de 2002 que cobraran directamente los jugadores y fuese el fútbol la única industria que no perdió un solo puesto de trabajo; haber vuelto a levantar el mercado, junto con la recuperación económica que tuvo el país, al punto que la Mutual exigió se levantara también el ordenamiento económico, porque la mayoría ya firmaba más por fuera, contratos que a veces no se cobraban en tanto que la Asociación Uruguaya de Fútbol, en cambio, al final, siempre paga; haber cambiado las condiciones de funcionamiento de las selecciones nacionales, que antes eran paupérrimas, para que el maestro Tabárez pudiera acercarlo a la perfección; como preví desde que volvió), de todas, los cambios en Conmebol fue la mayor, aunque todavía no la haya ganado, porque todavía tiene Fox los derechos, pero está en juicio por la “corrupción” de pública notoriedad y ahora tiene un límite.
¿Y después? Después esperar a que la justicia estadounidense y la uruguaya, donde están radicados los juicios contra la “corrupción” en Conmebol, prosigan sus cursos hasta hacer caer definitivamente ese statu quo o, en su defecto, a que finalice el contrato que beneficia a Fox hasta el 2018.
Un caso bien diferente fue el buen contrato que la Asociación Uruguaya de Fútbol firmó el año pasado por la camiseta celeste…
(continúa)
Por José Luis González Olascuaga
Periodista y escritor uruguayo
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