# HUGO ACEVEDO: LA REVOLUCIÓN COMO MOTOR DE LA HISTORIA

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La emancipación de la clase obrera y de la humanidad toda a través de una revolución socialista de dimensión universal, es el sustrato político e ideológico del Manifiesto Comunista, que fue oportunamente reeditado por el sello Taurus del Grupo Editorial Pinguen Random House.

El libro, cuyo autores materiales e intelectuales son los filósofos alemanes Karl Marx y Friedrich Engels y fue publicado por primera vez en 1848 en Londres, por encargo de la Liga de Comunistas, coincidió con un momento histórico de irrupción de movimientos políticos y sociales de fuerte impronta obrerista destinados a transformar la realidad de la época.

Es en ese peculiar contexto que se conoce el primer Manifiesto Comunista, destinado a movilizar a las masas proletarias para enfrentar y derrotar a la explotación del capital.

No es casual que, casi 170 años después de la redacción y difusión de ese documento, aun subsista la perversa herencia del modelo concentrador del sistema de acumulación capitalista en el planeta, potenciada por la tan mentada globalización.

El presente volumen incluye los cuatro capítulos del texto original, así como seis prólogos a tres ediciones alemanas, una rusa, una inglesa y una polaca.

Las diversas temáticas abordadas en este cuerpo ideológico son: “Burgueses y proletarios”, “Proletarios y comunistas”, “Literatura socialista y comunista” y “Actitud de los comunistas en los partidos de oposición”.

El volumen está finamente ilustrado por el dibujante español Fernando Vicente, cuyo talentoso trazo representa alegóricamente, en sucesivas láminas, el espíritu del histórico manifiesto.

Con un rigor científico digno de encomio, los autores analizan la escenografía histórica de la época, con fuertes apelaciones al pasado y al futuro, acorde con la necesidad de desmantelar el orden burgués hegemónico y promover la liberación del proletariado como vanguardia revolucionaria.

Las claves conceptuales de esta proclama están determinadas por el análisis crítico del modo de producción capitalista y de la sociedad dividida en clases sociales que de esta emerge Por supuesto, la tesis se basa en la tensión entre explotadores y explotados que se deriva de la estructura del sistema capitalista y la perentoria necesidad de modificar radicalmente la correlación de fuerzas entre el capital y el trabajo.

En ese contexto, tal cual lo expresan ambos pensadores en este título referente de la literatura política, el propósito de le acción revolucionaria será la abolición de la propiedad burguesa de los medios de producción y la instalación de la propiedad colectiva.

Otro sustento ideológico del nuevo orden destinado a cambiar la historia, es la supresión de las clases sociales y la creación de un modelo igualitario y exento de eventuales inequidades. Obviamente y aunque la teoría recién se comenzó a aplicar a partir de la revolución rusa que derrocó a la monarquía hace ya un siglo, este documento se transformó en una suerte de nuevo evangelio para las izquierdas de todo el mundo.

Aunque la obra posee indudables cualidades literarias, en realidad es un profuso ensayo histórico destinado a determinar que las relaciones de producción han sido determinantes en la configuración y las características de los colectivos sociales.

En este caso, afloran todas las doctrinas de impronta colectivista con rango de dogma: la lucha de clases, la plusvalía, la dictadura del proletariado y el materialismo histórico, entre otros.

Corroborando su indudable madurez intelectual, Marx y Engels explican el origen del descontento del proletariado con un orden social que los sojuzga y los condena inexorablemente a vegetar sin posibilidades de progreso material.

Al respecto, parte de la tesis que la burguesía propietaria del capital social reduce a los obreros a una condición de mera mercancía, ya que estos deben vender su fuerza de trabajo.

Esa es precisamente la génesis de las profundas inequidades de la sociedad del siglo XIX y también la del presente, en cuyo marco el capital se apropia de la renta y la riqueza producida por el trabajo asalariado.
Tal cual está expresado en el Manifiesto con meridiana claridad, esa circunstancia le permite a la clase burguesa ostentar una posición social privilegiada y controlar todos los resortes y herramientas de distribución de la sociedad organizada.

Del texto se infiere que uno de los más importantes fundamentos de la revolución socialista es la igualdad de derechos, con el hombre y también la mujer como sujetos y no como meros objetos o instrumentos del aparato productivo funcional al capitalismo.

La potente proclama explicita la necesidad de abolir el estado burgués y la división entre clases sociales que lo sostiene, partiendo del supuesto que la emancipación debe ser universal y no meramente nacional.

Reafirmando la proclama “Un fantasma recorre Europa: el fantasma del comunismo”, Marx y Engels se transforman en los grandes profetas de una corriente de pensamiento destinada a estremecer a las sociedades de la época. Esta nueva reedición del Manifiesto Comunista comporta un aporte teórico sustantivo para interpretar el presente, partiendo de la premisa que el sistema capitalista sigue sojuzgando a la clase trabajadora, apropiándose de la renta y ostentando un rango privilegiado en una sociedad inmoralmente desigual y disfuncional.

 

Por Hugo Acevedo
Periodista y crítico literario

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