No le eches tanta sal a la vida

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El día lunes presentamos junto con otros compañeros del Frente Amplio un proyecto de decreto para reducir el uso excesivo de sal. Esta iniciativa, además, se inscribe en el marco del mes de mayo, en el que se nos convoca a sumarnos a la actividad designada como “Mayo, Mes de Medición de la Presión Arterial 2017”.

El consumo aumentado de sodio se asocia con diversas enfermedades no transmisibles como la hipertensión arterial, las enfermedades cardíacas, ataques cerebrovasculares y varias otras. Por lo cual, lograr una disminución del consumo es reducir la prevalencia de estas patologías.

Se considera que en el mundo se consume mucho más sodio de lo necesario para la actividad fisiológica del cuerpo humano. Según las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, el consumo recomendado debería ser no más de 5 gramos al día y se conoce que a nivel mundial esta cantidad es superada con creces.

Las cifras en Uruguay muestran que no somos una excepción a la tendencia mundial, ya que la última Encuesta Nacional de Enfermedades No Transmisibles realizada en 2013, concluye que 3 de cada 10 personas entre 15 a 64 años sufre presión arterial. Y más aún, la misma encuesta muestra un aumento significativo de 6 puntos porcentuales en la prevalencia de presión arterial en la población adulta de 25 a 64 años, con respecto la encuesta anterior del año 2006.

Por añadidura, datos más recientes del estudio presentado en marzo de este año sobre “Hipertensión arterial y su vínculo con sobrepeso y obesidad en niños de 10 a 13 años en las escuelas públicas de Montevideo” demuestra que el 15% de los niños escolares muestran cifras alteradas de presión arterial.

Como en tantos otros temas, la labor legislativa de la Junta Departamental no puede estar ajena a esta realidad que afecta a la población. La pregunta vuelve a ser ¿Qué podemos hacer? Con ese espíritu hemos presentado un proyecto de decreto que encara el tema.

Para la población josefina no es novedad que si viaja a Montevideo y se acerca a un local de venta de comidas, bar o restaurante, debe pedir el salero porque la comida no tiene sal. Esta medida, que tomó la Intendencia de Montevideo desde el 2014, ha logrado al menos, hacer pensar a cada consumidor/a y no echarle tanta sal a la comida. Restan algunos años para poder saber si estas medidas alcanzan resultados significativos en la salud y calidad de vida de la población.

El decreto proyectado busca que los recintos donde se ofrecen platos de comida en San José tampoco ofrezcan la sal en las mesas. Así se sumarán a la tarea de concientización sobre el consumo excesivo de sodio: nadie puede estar desinformado sobre su perjuicio a la salud. Asimismo, buscaremos que estas medidas se promuevan y fiscalicen debidamente por el ejecutivo departamental.

Claro que como tantas otras cosas, la letra podría correr el riesgo de quedarse solo en papel. Por eso, serán necesarias otras acciones. En eso estamos: la creación de la Red de Alimentación y Actividad Física, en diciembre del año pasado, por iniciativa de la Dirección Departamental de Salud, ha sido un paso importante. La propuesta es que se sumen las empresas alimenticias, los prestadores de salud y todas aquellas instituciones que están involucradas en nuestra alimentación. Justamente, es desde el ámbito de la Red que surge la iniciativa de la reglamentación para el uso reducido de sodio.

Al final, casi todo depende de la decisión personal de cuidarse; pero al menos hagamos el esfuerzo por crear un entorno que favorezca la decisión y ayude a tomar conciencia.

Por Ana Gabriela Fernández
Edila en la Junta Departamental de San José. Actriz egresada de la EMAD y Educadora Social. Doctoranda en estudios de Género en la Universidad de Oviedo. Docente e investigadora en el Programa Género y Cultura de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO).

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