Se conoció una nueva encuesta de la empresa Factum, donde una vez más se confirma que la intención de votos de la oposición al gobierno es superior a quienes dicen que van a votar por el Frente Amplio.
Como ya ha pasado otras veces, la dirigencia frenteamplista se limita a señalar que se está ante una fotografía del momento político del país y que rápidamente esa distancia va a desaparecer y la coalición de izquierda va a confirmar su primacía por encima de la sumatoria del resto de los partidos.
Este punto de vista deja, por cierto, muchas dudas y particularmente por un factor fundamental: ya existen otras encuestas que muestran la misma tendencia negativa para los intereses electorales de la izquierda.
No se sabe, a la vez, si la lectura fotográfica que se le adjudican a las encuestas cuando son negativas, es una picardía política o simplemente expresa un convencimiento de que todo va a cambiar, claro que a favor del Frente Amplio.
Ya sea una picardía, ya sea un convencimiento profundo que todo lo malo va a pasar y que las encuestas antes de octubre van a dar ganador al Frente Amplio, los uruguayos estamos presenciando una muerte anunciada de un partido político como el Frente Amplio, que levantó en menos de diez años a un país que estaba al borde del derrumbe.
Es verdad que esta reciente encuesta de junio de Factum venía con el viento de cola de la victoria nacionalista en las internas, pero también es verdad que el FA perdió un punto, en pleno campeonato mundial de fútbol y que la coalición de izquierda no está conmoviendo a la sociedad uruguaya por más esfuerzos que hagan Tabaré Vázquez y Raúl Sendic.
El esfuerzo de la fórmula presidencial del Frente Amplio recorriendo barrios de Montevideo y pueblos del interior es inmenso, justo y por momentos admirable, pero con eso no alcanza, pero hay una distancia inmensa entre las recorridas de los candidatos del FA y el impacto mediático, que no es fácil de superar cuando las grandes medios de comunicación apuestan a la restauración de los viejos partidos en el gobierno. Y esto se agrava porque la dirigencia del FA dormita mientras discute la conformación de sus listas al parlamento.
Un estado similar del alma tienen los frenteamplistas de a pie, que en la mayoría de los casos se juntan en el trabajo, el estudio y en los boliches para decirse y escuchar lo que solo ellos quieren: que “Lacallito” no le da el cuero para ganarle a Tabaré. Pero nadie o muy pocos elaboran planes para ganar votos entre los vecinos, compañeros de trabajo
y familiares.
Da la impresión que en el electorado frenteamplista no hay idea del peligro y creen que las elecciones de octubre son un simple paseo porque la gente no se equivoca. Y eso es un tremendo error porque la historia nos dice que los pueblos se equivocan y muchas veces de forma trágica. Pero cuando eso ocurre es, entre múltiples factores, responsabilidad de una dirigencia que antes de salir a la calle no leyó el pronóstico del tiempo. Y los que hacen el pronóstico en meses electorales son las encuestadoras, aunque anuncien lluvia y después no llueva.
Por Raúl Legnani
Periodista y maestro uruguayo
Urumex80@gmail.com
La ONDA digital Nº 680 (Síganos en Twitter)
(Síganos en Twitter y Facebook)
INGRESE AQUÍ POR MÁS CONTENIDOS EN PORTADA
Las notas aquí firmadas reflejan exclusivamente la opinión de los autores.
Otros artículos del mismo autor:
- Entrevista realizada por Raúl Legnani al Dr. Enrique Tarigo sobre las elecciones de 1980 durante la Dictadura
- «Lacalle Show» | Nicolás Centurión, Raúl Legnani: en tiempos distintos
- Doctor René Favaloro | Cuando El Cóndor no pudo con el «by-pass solidario»
- Jesús se murió y se fue al Cerro
- Jorge, el ciudadano