“Dejad que los niños vengan a mí” Jesús de Nazaret

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En lugar de priorizar el recurrente argumento humanitario, no controvertible, sobre la recepción de niños – y acaso también adultos- extranjeros a nuestro país, podemos ampliar la consideración a otros fundamentos más profundos. Dicho esto en el contexto de la sociedad uruguaya y su presente, construido por muchas generaciones desde antes del comienzo de la república.

La heterogeneidad de razas es el componente principal de nuestra composición social, y por extensión, de la nacionalidad. Huelga reiterar la cronología de las inmigraciones- algunas obligadas como la esclavitud- que, aunque esporádicas, se registran hasta la actualidad. Es también ocioso consignar cómo su interacción ha conformado un verdadero crisol de nacionalidades y razas que, con alguna excepción, se tolera y convive en el territorio nacional.

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Otra mirada
La visión que hoy propongo es una de futuro- proyectiva- en referencia a acciones puntuales del presente, como acoger a niños sirios, que derivan del país que tenemos y, sobre todo, del que queremos tener. Uno de los escenarios más claros de futuro deduce la demografía de la pirámide de edades, basada en datos censuales, donde se visualiza la composición etárea de la población. La base de las sociedades jóvenes en Uruguay se viene achicando en relación a las fajas horizontales cercanas al vértice por la mayor cantidad relativa de personas de 60 años en adelante. Este último es en sí mismo un positivo dato sobre extensión de la vida, así que el problema está en cómo ensanchar la base! Si nuestras actuales formas implican, por diversas y atendibles razones – algunas de género – la disminución del número de hijos, resulta posible neutralizar esa tendencia con la inserción de niños como en esta circunstancia se propone.

El contexto internacional
Vivimos una contradictoria dinámica del mundo actual globalizado, con la mercantilización de la cultura guiada por los intereses del mercado y la exacerbación de las singularidades al influjo de la defensa de creencias, costumbres y nacionalidades amenazadas por esa globalización.

Sin embargo, “las nuevas economías deben abrirse a una lógica cooperativa que haga crecer el valor y la riqueza en una lógica de la abundancia donde en el ámbito del conocimiento y las redes un bien poseído por alguien no representa la desposesión de otro”(1)

Es decir, la abundancia del saber y sus beneficios, enfrentada a la escasez que hace al valor de la mercadería en el sistema capitalista. Una economía que deviene de adquirir posesión sin desposeer al que dispensa el conocimiento y los servicios. La que rompe en las redes sociales los cercos al saber y la cultura, creada por acumulación de la humanidad y hasta ahora capitalizada en registros, patentes y propiedad privada de los medios de difusión.

El contexto local
Aporta a la viabilidad de estas medidas la existencia de un sistema de salud apto a la satisfacción de las necesidades vitales en la primera edad, como se brinda a nuestros niños. Tanto más el sistema público educacional, que por su laicidad no excluye el conocimiento de creencias y religiones diversas, es por demás idóneo y con capacidad suficiente para albergar más educandos. En su actual momento de inflexión el mismo se enriquece del multiculturalismo que aportan los inmigrantes a cualquier título. Su aporte, ajeno al capital (que seguramente no traen), será a los valores intangibles pero crecientes de la nueva economía del conocimiento Por extensión, toda la sociedad uruguaya se verá enriquecida asumiendo que la inteligencia, venga de donde venga, es “un campo dinámico de interacción del ser humano, polifacético y multidimensional”(2) proveniente de seres humanos de contextos culturales, raciales y territoriales distintos.

Asimismo, en el ámbito jurídico, importa mantener las condiciones en los derechos a niños y jóvenes no criminalizando esa condición, lo que seguramente se reafirmará en un próximo referéndum.

Posdata
Como habrán comprobado, evité incluir el argumento cristiano de la compasión. Se lo dejo a las religiosamente vinculadas figuras políticas que, en plena campaña electoral, omiten desarrollar, como es de esperar, el tema.

Por el Arq. Luis Fabre

La ONDA digital Nº 684 (Síganos en Twitter y facebook)


(1) “Cultura RAM” José Luis Brea. Editorial Gedisa, Barcelona 2007

(2)“Mirar con Nuevos Ojos ”Denise Najmanovich.ed.Biblos pag.121 .Buenos Aires 2008

 

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