Sobre la instalación en Uruguay de una empresa que se jacta de trabajar por el bien del planeta y a la vez acumula una larga serie de graves denuncias.
A fines de julio pasado comenzó en Suecia el incendio más grande de su historia moderna. A mediados de agosto, los bomberos todavía siguen trabajando.
El incendio afectó unas 20 mil hectáreas forestadas con coníferas (pino y abeto), destruyó viviendas y galpones y dejó al menos un muerto. Mucha gente se vio obligada a evacuar su vivienda de apuro, dejando para las llamas su granja y sus animales. Evacuar cientos de habitantes y apagar el incendio con ayuda de bomberos, defensa civil, helicópteros e incluso aviones especiales traídos desde Francia e Italia ha costado tanto dinero que los municipios afectados no pueden pagar su parte y el Estado ha prometido un fondo especial de 300 millones de coronas (unos 43 millones de dólares). Para las compañías de seguros el incendio significará retribuciones millonarias ahora que los damnificados comienzan a enviar sus reclamos.
En sus peores momentos, el incendio llegó a extenderse más de 100 kilómetros.
Desde el comienzo los bomberos y otras autoridades suecas creyeron que el fuego habría comenzado desde una máquina que trabajaba en un bosque para la gran empresa forestal y papelera Stora Enso (1). La empresa argumentó que en realidad el trabajo en los bosques estaba a cargo de su subsidiaria Stora Enso Skog (Stora Enso Bosque), pero Martin Holmgren, el presidente de esta, también negó su responsabilidad, porque el trabajo estaba subcontratado (2):
Periodista:
«Así que la responsabilidad es del subcontratista?”
Holmgren:
«Sí. Y la razón es que son los subcontratistas quienes puede evaluar la situación.”
Stora Enso se jacta de ser una empresa dedicada a cuidar el ambiente, promover la producción racional de papel blanco y otros buenos productos y la explotación responsable y sostenible de los recursos naturales. Dicho en pocas palabras: Trabaja por el Bien de la Gente y del Planeta, Liderando y Haciendo lo Correcto. (Tenga en cuenta el lector que esta consigna no es una broma del autor de esta nota, sino una cita textual de la página oficial de la empresa: ”Do good for the People and the Planet” and ”Lead, Do What’s Right” (3).
En llamativo contraste con esta vocación altruista, la prensa mundial abunda en investigaciones, notas y denuncias sobre diversos escándalos en los cuales esta empresa se habría destacado por no hacer las cosas del todo ”right”.
Como sería de esperar, muchas de estas denuncias han sido publicadas por periodistas que investigan para medios de izquierda u organizaciones que defienden los derechos del consumidor, o de los accionistas, o de los indígenas, pero aquí citaré un impresionante dossier publicado por el principal periódico sueco conservador, Svenska Dagbladet (representante tradicional de la más rancia derecha) titulado ”Los escándalos de Stora Enso a lo largo y ancho del mundo” (4). El documento compila investigaciones de varios programas de radio y televisión, tanto estatales como privados, así como resultados de las investigaciones publicadas en periódicos de todo el espectro político y nos informa sobre acusaciones, juicios y denuncias que van desde persecuciones y desalojos de campesinos para forestar tierras, pasando por falsificación de datos y doble contabilidad (el usual ”libro negro”) para ocultarle información a sus propios accionistas, llegando a sobre-explotación de sus trabajadores, violando la legislación sobre seguridad laboral e incluso explotar trabajo infantil, hasta violar distintas leyes ambientales y amenazar la sustentabilidad ecológica de los países donde se establece.
Luego de varios años defendiéndose de estas denuncias Stora Enso anunció, en abril pasado, que ”había aceptado” la renuncia de su director general Jouko Karvinen (5). Según la prensa sueca, este director ya estaba muy quemado antes de que una de las máquinas de uno de sus subcontratados probablemente comenzara el gigantesco incendio. Karvinen anunció su renuncia luego de sufrir una última andanada de denuncias en un conocido programa de televisión (”Kalla Fakta”, del canal privado TV4) y el semanario económico Veckans Affärer (”Los Negocios de la Semana”, un semanario dirigido a empresarios). Días antes de renunciar, Veckans Affärer publicaba un imperativo con gruesas letras: ”Renunciá, Karvinen!” (6). Durante los 7 años que Karvinen estuvo al frente de Stora Enso, las respuestas de la empresa a los periodistas que indagaban sobre las múltiples y terribles denuncias fueron siempre elusivas o directamente negativas: No sabemos, no estamos informados, no puede ser, nosotros no hacemos esas cosas.
Según la prensa especializada, Karvinen renunció a la dirección máxima de Stora Enso luego de una seguidilla de denuncias graves. En Uruguay, cuatro meses más tarde Montes del Plata informa que Karvinen sigue integrando el directorio de esta empresa.
Habría olvidado Karvinen la consigna de Stora Enso? Y ustedes, la recuerdan? Decía ”Do what’s right”. De pronto a los responsables de la imágen pública y oficial de esta empresa, al elegir esta frase tan cortita y al pie, tan contundente en su sencillez paternal (casi religiosa, parece un mandamiento), deberían completar la idea: ”Hacer lo correcto…para aumentar nuestras ganancias pase lo que pase”.
En sociedad con otra gran empresa forestal, Stora Enso ya posee en Uruguay unas 190 mil hectáreas (7), equivalentes a un 1% del territorio nacional. Qué podemos sospechar que podría ocurrir en esa porción de nuestro país? Si creemos en la propaganda de la empresa, podríamos creer que en ese 1% de nuestro territorio nacional estaría ocurriendo lo Correcto, de lo cual surgiría el Bienestar de la Gente y el Planeta. También nuestros gobernantes adhieren a esas consignas generales al referirse al establecimiento de Montes del Plata en Uruguay, su compulsiva compra de tierras para forestar, su ambición por las exoneraciones de impuestos y otros privilegios. Aunque nuestros gobernantes no dicen ”hacer el Bien” ni ”salvar el Planeta”, cuando nombran objetivos y logros más concretos (atracción de inversiones, puestos de trabajo, mejorar las exportaciones, ingresar divisas, promover la forestación) son congruentes con la propaganda general de la empresa. Pero si sospecháramos que las denuncias de la prensa sueca se acercan más a la verdad que la propaganda de la empresa, podríamos quizás esperar violaciones de tratados, olvidos de leyes y acuerdos, persecuciones, atentados al ambiente, ocultamientos, convenios secretos y otras maldiciones (8).
Quizás esta hipótesis es demasiado especulativa? Bien visto, que una empresa haya criado mala fama en Suecia, Brasil o China no significa, necesariamente, que lo mismo ocurrirá en cada país donde se instale. En Uruguay el contraste señalado arriba ya comenzó hace años. Por un lado, la empresa y el gobierno se empecinan en limitarse a declaraciones exclusivamente positivas, tan monolíticamente positivas, que contrastan con el historial de escándalos en el mundo. Hace unos días, por ejemplo, la página de la Presidencia citaba al ministro de Industria cuando este resumía el primer año de actividades de Montes del Plata en Uruguay (y por tanto, de Stora Enso), nombrando solamente una serie de ”ventajas” (9). Analizar un tema complejo, exclusivamente en base a sus ventajas, o posibles ventajas, ocultando metódicamente las desventajas ya conocidas y sin considerar siquiera uno o dos posibles riesgos, no parece un modo sabio de razonar. Sin embargo, ya pasaron tres años desde que el programa radial No Toquen Nada (10) y el semanario Brecha anunciaron la existencia de un convenio confidencial, firmado entre Montes del Plata y el gobierno uruguayo, por medio del cual este último se comprometía a facilitar algunas de las actividades criticadas por la prensa sueca cuando se debaten los escándalos de Stora Enso. Nuestro gobierno habría accedido a exonerarla del pago de impuestos y modificar documentos públicos sobre uso de tierras, imponiendo, si fuese necesario, la modificación de documentos públicos que le impidieran a la empresa a conseguir esos privilegios. Luego las denuncias crecieron y se diversificaron. Hoy, el gobierno uruguayo parecería seguir transmitiendo la propaganda de Stora Enso, pero Uruguay ya está incluído en el dossier publicado por el Svenska Dagbladet (4).
Por Rafael Cantera
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