Graffitis o murales, las fronteras a descubrir

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En el trabajo “Antropología de nuestros grafitos” de Ariela Epstein, se dice; “Las paredes de Montevideo están cubiertas de escrituras, dibujos, graffitis de distintos tipos, pintadas políticas, murales, esténciles… Como en todas las grandes ciudades del mundo, pero con ciertas particularidades e intensidad en Montevideo, las paredes son espacios de expresión, palimpsestos donde se inscribe la historia, las ideologías y las identidades, constituyendo una fuente interesante para abordar las diferentes culturas de la ciudad”. Esta expresión artística y de comunicación tiene por estos días muchos creadores. Para acercarnos al tema, La ONDA digital dialogó con Lucas Butler (DEMO).

– ¿Por qué pintas graffitis?
– En realidad, yo no hago graffitis…Prefiero decir que hago “muralismo”, que tiene ciertas diferencias con lo que es el graffiti, formalmente. Porque el graffiti, justamente es una pata del hip-hop.

– ¿Es una expresión gráfica del hip-hop?
– El hip-hop se conforma por cuatro elementos: uno es el “rap”, otro es el “breakdance”, otro es el “D.J.” que pincha o hace las bases y otro es el graffiti. Entonces, dentro de ese mundo, en las calles y en los muros, es el graffiti el que manifiesta todo lo que es el hip-hop a través de la pintura. Pero en realidad, lo que yo hago, va más hacia el lado del muralismo, que es otra cosa. Yo, por lo menos, llevo los dibujos o las ilustraciones que hago en lápiz y papel, en hojas o en lo que sea, a los muros.

– Es menos espontáneo, ¿verdad?
– Es menos espontáneo. El muralismo es algo más planificado. Es más ver un muro, ver qué se puede hacer ahí, pensar el contexto, pensar cómo es el mural, cuáles son las dimensiones que tiene, dónde está ubicado.

– ¿Estás más cercano a la pintura clásica?
– Se puede decir que sí. Creo que sí. El graffiti también está muy asociado al “vandalismo” y a eso de crear y pintar en lugares que no “corresponden”…

– ¿Pero también es una transgresión?
– En realidad, no sé si es tanto como una transgresión, sino más bien…

La entrevista en video LUCAS BUTLER

– Porque tu acabas de utilizar una palabra fuerte, “vandalismo”…
– Si. Porque, en realidad, hay como una sector que es más vandálico, ya que ocupa propiedades privados, o interviene en lugares que no son públicos.

– Y esta concepción que tu practicas, ¿es más planificada, más racional?
– Yo puedo hablar de lo que hago, tampoco pinto hace tanto tiempo. Empecé a pintar en octubre del año pasado. Lo que yo hago es más planificado. Pienso antes cuál es el diseño que voy a hacer en el mural, me lleva unos días bocetarlo y, para llevarlo a cabo, me tomo el tiempo que sea necesario. Si me lleva tres días hacerlo, si no lo termino en el primer día, vuelvo al día siguiente y sigo.

– ¿Y no te lo vandalizan?
– Ha pasado – en un muro en especial, bastante grande – que demoramos semanas y al estar sin terminar, algunas semanas después, lo rayaron y quedó ahí…

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– Los políticos, también hacen lo suyo…
– Si, también. Esa es una lucha constante de todo el Street Art con los políticos y más ahora, en un período de elecciones, que es cuando más se hacen las pintadas políticas que suelen tapar obras.

– Tu me decías que hacías una cierta planificación previamente, bocetos, etc.
– Si. Porque, en realidad, mi idea – al momento de pintar – es trasmitir algo, claramente. Si no tiene un mensaje claro, por lo menos que sea interesante visualmente y que genere algo bello en la ciudad. Y eso no es espontáneo.

– ¿Y tiene, de conjunto, alguna idea central todo lo que hacés? ¿tenés alguna temática en particular?
– En realidad, la temática varía mucho, según donde se pinta y en el contexto o la situación en la que yo estoy, especialmente y lo que quiero comunicar, que no siempre es lo mismo. No tengo una temática fija ni es una cosa única.

– Y esa temática, ¿es universal, es local, es “anímica”? las figuras, ¿pueden ser universales o pueden ser muy locales?
– En realidad, está bueno pintar cosas con las que la gente se pueda sentir identificada y por eso es mejor lograr algo más local, con un lenguaje uruguayo, por así decirlo, para también formar identidad, mías o de todos y que los murales que haya acá, tengan algo de identidad, está bueno.

– Leí que en algunos lugares de Londres, los habitantes defendían a los graffitis, porque los hacían de ellos…
– De hecho, de unos años atrás a hoy, ha cambiado mucho la forma de concebir el graffiti o el Street Arte en Uruguay y ha mejorado mucho la imagen. La gente, no sé si se acostumbró tanto a verlo o acepta más…

– ¿No será que la estética está más afín a la sociedad?
– Se ha pulido. Claro, sí.

– Porque, entre ver letras que a veces son difíciles de decodificar y ver más figuras – que es lo que está apareciendo ahora – hay una cercanía más en la comunicación.
Sí. Igual, el graffiti tiene toda su cosa linda y compleja, también, del color que aporta a la ciudad, más allá de que solamente sean letras. Es una expresión que también puede ser apreciada. Pero estoy de acuerdo contigo en que si son imágenes o figuras que uno puede comprender cuando las mira, son más aceptables al ojo y más entendibles y por eso es que tienen esa aceptación que está generando ahora todo el Street Art.

– ¿Son muchos los graffiteros en Montevideo?
– En realidad, es un grupo bastante reducido, yo no hace mucho que pinto, pero creo que no superan las cien personas las que pintan.

– Y, ¿pintás solo o con otros amigos y compañeros?
– Pinto con otra gente y, en general, voy variando. No siempre pinto con la misma gente.

– ¿Tienen infraestructura? ¿Tienen transporte para cargar las pinturas?
– No, eso es a puro pulmón. Para nada. Compramos la pintura, la transportamos como podemos, en bici, en ómnibus, “a pata”

– Y la plata para la pintura, ¿la sacan de otro lado?
– De nuestros bolsillos (risas).

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– Trabajan en otro lado y…
– Si, claramente. Trabajamos en otro lado y destinamos cierto presupuesto para comprar y acopiar pintura para poder pintar. A veces, con algún trabajo de pintura que nos encomiendan, usamos esa plata para comprar pintura.

– ¿Pintan en todo Montevideo o en algunas zonas?
– Yo, en particular, he pintado en donde he encontrado muros que estén buenos para pintar y, en realidad, está lleno por todos lados.

– Pero, ¿has pintado desde el Cerro hasta el Buceo?
– Si. Hice una pintada en Maroñas, en el Buceo también, en La Blanqueada, en el Centro. En general donde encuentro lugares que están buenos.

– ¿Y contextualizás, como decías hace un rato, la zona con el contenido?
– Eso es lo que me gustaría más trabajar. Ahora estoy probando muchas cosas, a ver qué pasa en los muros, para después tratar de darle otro tipo de contenido con más mensaje. Lo que hago ahora es más que nada visual. En general, son animales u otro tipo de elementos, pero trato de formar imágenes lindas o que me gusten a mí.

– ¿Tu fuiste el que pintaste el del Cementerio del Buceo que está tocando la pianola?
– Ese lo pintamos en conjunto. Éramos varios…Yo hice uno que está al lado, el de un zorro enorme de varios colores. Los animales siempre son algo que me han atraído, me parecen lindos estéticamente, me gusta dibujarlos y dan la posibilidad de mostrarlos con otro tipo de formas. Hay un tipo de estética que es como que me sale sola, tiendo a complejizar todo con texturas, generando tramas. Y descubrí que a los animales los puedo volver a dibujar con ese estilo, con esas formas.

– ¿ Qué formación tenés? ¿Dónde aprendiste a pintar?
– Soy bastante autodidacta. Desde muy chico, en mis ratos libres, dibujo o pinto. Esa era mi vida, sentarme a dibujar o sentarme a pintar. Mi padre también pinta, entonces creo que tengo cierta influencia por ese lado. Pero en cuanto a formación formal, de cursos o talleres, no he hecho muchos. El año pasado hice 1er año de Bellas Artes y, ahí, aprendí un montón. Pero después, es mucho a pulmón y con entrenamiento propio.

– He leído que en Buenos Aires, hace algún tiempo, vinieron unos expertos norteamericanos y recortaron los graffitis, o sea, los sacaron mediante un sistema electrónico de las paredes. Luego los colocaron en unos bastidores y los ofrecieron en venta en varios miles de dólares y hubo gente que los compró. Hasta que se armó un gran lío con los graffiteros, que se dieron cuenta que estaban vendiendo su producción. ¿Qué reacción tendrías tú?
– Es todo un tema. La verdad es que no lo sé…

– Por ejemplo, algo más básico. Si un grupo de fotógrafos sacara un álbum con los graffitis de Montevideo, pero prescindiera de ustedes para hacer esto, ¿cómo te caería?
-¡A mi me parecería bárbaro que lo hiciera! Es más, me sentiría reconocido. Si en un libro de fotografía con murales y Street Art uruguayo aparecen obras mías, ¡estaría genial! O sea, a mi me gustaría – solamente – que aparezcan.

– En ese caso, ¿la plata no te importa?
– En ese caso, me parece que estaría bueno. Porque lo que yo hago es usar el muro como lienzo, porque es en la calle y, justamente, todo el mundo lo puede ver y no se necesita nada para acercarse a eso.

– No paga entrada ni tiene horarios.
– Exactamente. Es sorprenderse con lo que se ve al pasar y es gratuito para todo el mundo.

– También es más compulsivo, ¿no? Lo ves quieras o no.
– Si. También está bueno jugar con eso, porque es como que yo te obligo a verlo – en cierta forma – cuando pasás, está en la calle.

– ¿Es arte? ¿Es comunicación, en definitiva, lo que hacés?
– Creo que con el Street Art se puede comunicar y se puede comunicar muchísimo. Yo sé que puedo generar algún tipo de sensación o – por lo menos – que la gente opine algo sobre eso y le genere algo. No sé si comunicar un mensaje en donde se pueda preguntar: “¡Ah, esto significa tal cosa o tal otra!”. Por lo menos, no por ahora. En un futuro sí es mi intención generar una obra un poco más compleja y, tal vez, más comprometida socialmente y con algún mensaje.

– ¿Pero siempre en los muros o también en el caballete?
– A mi me encanta el muralismo. Creo que para llevar las cosas al plano grande, como lo son los muros, a una escala mayor, también tenés que hacerlo a una escala menor. O sea, tenés que también dibujar, pintar y producir mucho en obras chicas, también y trasladar eso mismo a un gran tamaño.

– ¿Te ves con 60 años pintando murales?
– Si. Me encantaría.

– ¿Cómo te llevás con los pintores clásicos, con los referentes, por decirlo de alguna manera? Cuando ves un Picasso, ¿cómo te llega?
– Me encantan. Me parece que son grandes referentes que, sin duda, hay mucho jugo para sacar de las cosas que hicieron, de lo que fue su historia y de las repercusiones que tuvieron sus obras. Toda la historia del arte es muy rica, no es en vano.

– Por lo que infiero que ustedes no “nacieron de un repollo”, sino que nacieron de aquellos…
– (Risas). Si. Creo que existen influencias de todo lo que he visto, sobre todo en este último año en que viajé y visité algunos museos importantes de Europa y vi mucha cosa. Esa gente que cambió las cosas y logró plasmar sus ideas y sus pensamientos de maneras muy diferentes, son muy admirables.

– Y, ¿cómo te llevás con esta polémica del Arte Conceptual y del que no lo es?
– El Arte Conceptual es complicadísimo y, de hecho, no soy muy amigo de él, porque el arte que a mí me gusta, es el que cumple con dos elementos: uno es que tenga un buen mensaje, que trasmita algo; y el otro es una buena técnica. Eso me parece que es lo que está bueno en el arte, que te trasmita algo de una manera diferente, sorprendente y que esté buena. Por eso, con el Arte Conceptual, me pasa que – a veces – creo que no está muy trabajada la técnica, o la idea puede ser muy buena, pero hay algo que…

– Últimamente, en el Uruguay, hay un número importante de creadores de Arte Conceptual…¿Lo has visto?
– Si y yo, de cierta manera, los respeto. Me parece que es otra forma de expresarse y, claramente, es arte. No sé si es el arte que a mí me gusta ver. Cuando visito una galería de arte, el Arte Conceptual no es el que suele interesarme más. Prefiero ver algo que me impacte a la vista y que me genere algo en la primera impresión, a tener que leer para ver qué significa esto y como una taza con un tenedor, no sé… (…) en realidad, se está dando mucho el Arte Conceptual, no sólo en Uruguay, sino en todo el mundo. En los museos, el arte ahora es eso. Cuando visité el Rijksmuseum en Holanda, o los museos importantes de Madrid, claramente hay de todo. Hay Picassos, hay Dalí, todo el Renacimiento, toda la historia del arte está ahí. Está El Greco, Velázquez.

… donde está el conjunto, hay posibilidades de comparar…
Si, Te pasa eso. Vos vas viendo grabados de Goya y llegás al arte de ahora y ves que es conceptual. O sea, cuando vos vas a un museo a ver todo, lo que a mí – por lo menos – me interesa más, es lo que pasó. Cuando llego a la parte actual, que es el Arte Conceptual, no me atrapa para nada. Por eso, soy partidario del muralismo, porque el arte de ahora no está tanto en los museos, sino que yo lo veo, cada vez más, en la calle. Y, en Uruguay, se está empezando a explotar, pero en el resto del mundo, es impresionante las cosas que se están haciendo en la calle.

– O sea que es una especie de contradicción. Porque el Museo es lo clásico y la obra es un poco contestataria con respecto a esa filosofía…
– Si, el Arte Conceptual se ha metido en los museos.

– Y se vende, además.
– Y se vende. De hecho, hay un artista que vendió latas con caca suya y por mucha plata. ¿cómo justifico el Arte Conceptual? Siempre que aparece una nueva corriente, en este caso la conceptual, al principio es muy rechazada, porque es distinta, rara y no se comprende mucho. Años después, se la acepta y se la entiende como algo increíble que sucedió. Me parece que ahora, lo que se está dando, es que en el arte se buscó mucho plasmar las cosas tal cual son en un primer momento, con todo el Renacimiento, con todo el realismo. Y todo eso fue avanzando, progresando y ahora estamos en un momento en el que parecería que el arte es la síntesis. El Arte Conceptual, para mí, es eso. Es simplificar al máximo una idea y mostrarla con la menor cantidad de elementos. Y eso puede llegar a ser atractivo o no, pero tal vez la sociedad lo que está buscando, es eso.

¿Te has planteado alguna vez que uno de los teóricos de la pintura en el Uruguay, Torres García, le gustaban mucho los murales?
Eso está clarísimo. Torres tiene mucha cosa interesante. Lo que yo vi de Torres, es que tiene un mundo muy particular, de él.

– Toda una concepción de la pintura…
– Exactamente. Y lo explotó al máximo. Yo sé que hizo varios murales. A mi me atrae mucho esa idea de un lienzo gigante, de pintar superficies enormes.

– ¿Cuál sería el muro o el edificio que te gustaría pintar de Montevideo?
En realidad, no hay uno que me gustaría pintar en particular. Lo que me gustaría pintar, en un futuro (que acá en Uruguay no existe y a mi me gusta mucho), son los laterales de los edificios.

Lo que veo es que no se pinta más allá de la altura del pintor.
¡Si! ¿Cómo no? Se pinta, si. El tema es que es muy difícil estar en la calle y conseguir un andamio, por ejemplo, y ponerse a pintar. Porque tenés que armarlo, desarmarlo. Y si te lleva dos días, tenés que ir al otro día y armarlo y desarmarlo de vuelta. Pero pintadas grandes siempre se hicieron, con extensor o le buscás la vuelta y se hace. Pero, justamente eso, es un poco más del graffiti, quizás. Es algo más espontáneo y por eso es a la altura del pintor o con un extensor. Pero si son murales planificados, se consigue un andamio y se pueden hacer cosas más grandes.

 Por La ONDA digital

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