Los partidos que encabezan los gobiernos progresistas y de izquierda de la América sureña alcanzaron una resonante triple victoria en las elecciones verificadas en este mes de octubre en Bolivia, Brasil y Uruguay. En Bolivia, el día 12 la fórmula Evo Morales-Álvaro García Linera arrasó en la primera vuelta, multiplicó por dos veces y media la votación de su más cercano perseguidor (Samuel Doria Medina) y renovó su mandato hasta el año 2020. En Brasil, en el balotaje del 26 de octubre la presidenta Dilma Roussef consagró su reelección al derrotar por 3,5 millones de votos al opositor Aécio Neves, a quien de poco le sirvió la adhesión a su candidatura por parte de Marina Silva. En la primera vuelta de las elecciones generales en Uruguay, el mismo 26 de octubre, el candidato presidencial del Frente Amplio, Tabaré Vázquez, junto a Raúl Sendic, arrancó francamente a la delantera hacia la instancia decisiva del 30 de noviembre: el Frente Amplio logró más votos que los demás partidos juntos (Partido Nacional más Partido Colorado más Partido Independiente), ganó en 14 de los 19 departamentos del país (y el Partido Colorado en ninguno) y a última hora se anuncia desde la Corte Electoral que el Frente Amplio tendrá mayoría parlamentaria en ambas ramas de la Asamblea General. A la vez, triunfó de manera irreversible el rechazo a la baja de la edad de imputabilidad.
En Bolivia: Evo reelecto
En Bolivia no fue necesaria una segunda vuelta electoral, ya que Evo Morales ganó la reelección con 3:053.846 votos, un 61,04% de la votación total, frente a 1: 225.095 votos (24,49%) del gran empresario y dueño de los Burger King, Samuel Doria Medina, que se presentó como candidato de la Unión Demócrata (UD). Más abajo vinieron el ex presidente Jorge “Tuto” Quiroga, heredero del dictador Hugo Bánzer, que se presentó por el Partido Demócrata Cristiano (PDC); y con una votación mínima tanto el ex alcalde de La Paz y tránsfuga del MAS, Juan del Granado, del Partido Sin Miedo (PSM), como Fernando Vargas, del Partido Verde. Ambos perderán su personería jurídica al no alcanzar el 3% de los votos.
Evo Morales ganó en 8 de los 9 departamentos del país, y también obtuvo una amplísima mayoría entre los bolivianos residentes en el exterior, que sufragaron por primera vez y lo hicieron en 33 países, otorgando 72,29% de apoyo a Evo Morales frente a 15,40% de Doria Medina. Se atribuye especial significación a la victoria del MAS en el departamento de Santa Cruz, el más extenso y de mayor poderío económico, que históricamente fue un bastión de la oposición y el epicentro de un movimiento de claro sesgo secesionista, tendiente a separarse del poder central. Allí Evo Morales obtuvo el 49,01% de los votos frente al 39,79% de Doria Medina. En las anteriores votaciones en esa región Evo Morales obtenía apenas 3% de los votos y le estaba vedado prácticamente el acceso a su capital. El único departamento en el cual no ganó el MAS es el del Beni, en la región amazónica del nordeste, donde logró el 49,41% frente al 51,44% de la UD. De este departamento procede Ernesto Suárez, candidato a la vicepresidencia en la fórmula de Doria Medina, y que fue gobernador del mismo. Evo ganó en todos los demás departamentos: además de Santa Cruz, en Chuquisaca, Cochabamba, La Paz, Oruro, Pando, Potosí y Tarija. De los tres departamentos de la llamada “media luna” que pugnaron por separarse y constituir repúblicas autónomas, Evo Morales ganó en dos: Santa Cruz y Pando, perdiendo en el Beni.
El MAS conquistó además plena supremacía en la Asamblea General Legislativa Plurinacional, ya que conquistó 25 de los 36 escaños del Senado (69,44%) y 80 de las 130 bancas de Cámara de Diputados (61,53%). En este caso se cumplió con la cuotificación de un 50% de mujeres en la composición de las listas a la Asamblea Legislativa. Se destacó asimismo la participación femenina en la concurrencia a las urnas, así como la presencia activa de los pueblos originarios, un claro distintivo de la sociedad boliviana.
Al comentar el resultado de las elecciones, Evo Morales señaló que “los que han perdido son los privatizadores”. Se ha señalado, en efecto, que el mandatario reelecto recogió los frutos de una política que, mediante bonos y ayudas sociales, abatió la miseria a mínimos históricos y acreció la demanda interna; que impulsó una serie de nacionalizaciones (“que nos han liberado económicamente de la dominación y el chantaje imperial”, según manifestó) y que se expresan en un patrimonio público de 23 empresas de gas, petróleo, minas, telecomunicaciones, electricidad y servicios aeroportuarios, antes en manos de empresas extranjera y que facturan más de 10 mil millones de dólares anuales. Todo ello con superávit en los últimos 9 ejercicios, reservas internacionales récord y una inflación controlada. Sobre estas sólidas bases, Evo Morales declaró que “después de las nacionalizaciones viene la industrialización”.
En Brasil: Dilma reelecta
En las últimas horas se terminó de clarificar la situación en Brasil, después de una campaña electoral para el segundo turno particularmente áspera y agresiva. En esta campaña, el poder económico, la Bolsa, el monopolio de los medios de difusión escrita, radial y televisada, jugó de manera desaforada y abierta en favor del candidato opositor y contra la presidenta Dilma. Esta campaña alcanzó niveles pocas veces vistas en el mundo y siguió hasta el mismo día de la elección. Cuando el liderazgo de Dilma se acentuaba, como ocurrió al final de la última semana, la Bolsa de Sâo Paulo se desplomaba y el real alcanzaba sus niveles mínimos en relación al dólar, sin duda como fruto de maniobras concertadas. En la víspera de la elección, la revista Veja publicó una serie de calumnias infamantes contra Dilma, que se siguieron difundiendo hasta el fin de la jornada. La presidenta anunció que denunciará el hecho ante la justicia, y afirmó que la mejor respuesta la daría el pueblo brasileño en las urnas. Y así fue.
El resultado final de la elección fue resumido por la BBC de Londres en los siguientes términos: “La presidenta Dilma Rousseff, con 51,6% de los votos, ganó la segunda vuelta de las elecciones brasileñas por delante del opositor Aécio Neves, que obtuvo 48,3%. La mandataria, con 54,5 millones de votos, se impuso con una diferencia de casi 3,5 millones de votos, sobre todo gracias al apoyo obtenido en la región de mayor arraigo electoral de su partido, el menos desarrollado nordeste del país. La presidenta compareció para agradecer a los suyos por la victoria y llamar a la unión de los brasileños, y señaló que el diálogo es el primer compromiso de su segundo mandato y que “el fragor de la disputa puede ahora ser transformado en energía constructiva de un nuevo momento”.
En la primera vuelta electoral, el pasado 5 de octubre, la mandataria quedó por delante por 41,59% de los votos frente al 33,55% para Aécio Neves, o sea una diferencia de 8,04%. Ahora la diferencia fue menor: 3,3%. Pero es evidente que los votos de Marina Silva, que había obtenido 21,32% de los votos en el primer turno, no fueron a parar a Aécio Neves (como ella aconsejó), ni mucho menos. Se recordará que Marina Silva quedó como candidata presidencial del Partido Socialista Brasileño (PSB) debido a la muerte de su principal dirigente, Eduardo Campos, en un accidente aéreo. Pero es evidente que no pocos militantes del PSB dieron su voto a Dilma (en contra de lo preconizado por Marina Silva) o se abstuvieron.
Emir Sader dijo en un artículo publicado en la víspera del segundo turno que en el mismo se dirimía la controversia entre “el Brasil de Lula frente al Brasil de Cardoso”, tal el título de su nota. Ambos se enfrentaron electoralmente seis veces: dos en forma directa, con victoria de Cardoso; dos entre Lula y candidatos de Cardoso, con victoria de Lula; y dos con la sucesora de Lula, con una victoria y la posibilidad de una segunda ahora” (que fue lo que ocurrió). Agrega que “ambos personifican dos diagnósticos y dos propuestas de país radicalmente distintas. Cardoso asumió el viraje de la socialdemocracia europea hacia el neoliberalismo. Lula ganó la lucha contra la desigualdad”. Recuerda asimismo que según Lula era preferible que la elección se dirimiera en la segunda vuelta, “con una contraposición más clara y directa entre los dos proyectos de país. Y esto es lo que se está dando”, concluye el analista, con el agregado de que ello se produjo con una participación decidida y en primer plano de Lula en la efectiva campaña desplegada en todo Brasil por la reelección de Dilma.
Uruguay: el Frente al frente
Los datos prácticamente completos difundidos al mediodía del lunes por la Corte Electoral de Uruguay señalan que el Frente Amplio obtuvo más votos que el Partido Nacional más el Partido Colorado más el Partido Independiente sumados. Además, otro hecho inédito, fue el primer partido en 14 de los 19 departamentos del país, varios de ellos tradicionalmente blancos y colorados. El Partido Colorado se hundió a uno de los porcentajes más bajos de su historia (solamente en 2004 estuvo peor) y varios otros hechos señalan su degradación. El SI a la baja de edad de imputabilidad fracasó y se fue al tacho, sin remedio. Esto también es parte del fracaso de Bordaberry, su principal impulsor, y también del sector lacallista del Partido Nacional. Cuando nos aprestamos a entregar esta nota, voceros de la Corte Electoral informan que el Frente Amplio obtiene mayoría en ambas ramas del Parlamento.
Veamos algunas cifras, proporcionadas por la Corte Electoral al mediodía del lunes 27, faltando escrutar solamente unas pocas urnas del departamento de Canelones. El Frente Amplio en todo el país alcanza el 47,34% de los votos, el Partido Nacional el 30,50%, el Partido Colorado el 12,74% y el Partido Independiente el 3,03%. Más abajo se sitúan la Unidad Popular (UP), con 1,06% y cierta posibilidad de acceder a una banca en Diputados; el Partido Ecologista Radical Intransigente (PERI), con 0,66% y el Partido de los Trabajadores (PT) con 0,13%.
Ya destacamos el hecho inédito en la historia política del Uruguay de que el Frente Amplio es la primera fuerza política en 14 departamentos: Artigas, Salto, Paysandú, Río Negro, Soriano, Colonia, San José, Montevideo, Canelones, Maldonado, Rocha, Cerro Largo, Rivera, Florida. En los cinco departamentos restantes está adelante el Partido Nacional: Durazno, Flores, Lavalleja, Tacuarembó, Treinta y Tres. Se destaca que el Frente Amplio gana en un departamento tradicionalmente blanco como Cerro Largo, y lo hace con 5 mil votos de ventaja, cuando en la elección pasada había perdido por un millar de votos. En Salto, que es el departamento del candidato a la vicepresidencia por el Partido Colorado, Germán Coutinho, el Frente gana con 49% de los votos y renueva la banca para Andrés Lima, frente a 23% del Partido Colorado, 21% del Partido Nacional y 2% el Partido Independiente.
El Partido Colorado no solamente se fue al despeñadero, sino que se cubrió de oprobio. Había que ver la cara de los batllistas como el ex presidente Julio María Sanguinetti, o Luis Hierro López, o Manuel Flores Silva, cuando Juan María Bordaberry pronunciaba su lamentable alocución de circunstancias. Éste salió disparado del local del Partido Colorado y le fue directo a rendir pleitesía a Luis Alberto Lacalle en el NH Columbia. Las indiscreciones de los micrófonos hicieron saber que le habló al director de la campaña propagandística de Lacalle, Pablo da Silveira, en estos términos: “Vengo para que hagamos mierda a Tabaré Vázquez”. Y recibió como respuesta estas palabras: “Vos sabés que yo te adoro”. En estas manos está la campaña opositora para el segundo turno. Aunque por ahora, el que se está haciendo pomada es el Partido Colorado. Y es dudoso que los batllistas lo vayan a seguir por ese camino. Bordaberry dijo en la tribuna que consultaría a la dirección de su partido, presidida por Max Sapolinsky, sobre la actitud a asumir ante el segundo turno, pero sin esperar fue a rendir pleitesía al candidato blanco.
Hay más todavía: en ese discurso de ocasión, Bordaberry le brindó homenaje nada menos que a Theodor Roosevelt, citando un largo párrafo del mismo. Y se trata nada menos que del presidente de los Estados Unidos a comienzos del siglo pasado, que glorificó y utilizó la política del “big stick” o sea el gran garrote, contra los países de América Latina. Ese es el mentor de Bordaberry.
En su alocución pública de la noche del domingo, sobre la avenida 18 de Julio, Tabaré Vázquez dijo que en la elección se expresó el apoyo popular a los 9 años de gobierno del Frente Amplio, y que cuando el Frente se compromete, cumple. Tras reseñar los logros alcanzados en estos años de gobierno, convocó a la militancia a luchar hacia la instancia decisiva del 30 de noviembre, en que se definirán los rumbos del país en los próximos cinco años.
Por Niko Schvarz
Periodista y escritor uruguayo
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