No tengo otra manera de explicarlo. El joven candidato blanco, abogado de profesión, legislador de ejercicio laboral conocido y positivo por definición, nos va a someter a todos a un nuevo acto electoral. Parece que no le alcanzó. Recuerdo que uno de sus primeros méritos expuestos fue su gestión como presidente de la Cámara de Diputados. Con mucho énfasis contó sobre su administración eficiente y austera que permitió ahorrar un montón de dinero a la legislatura y al estado.
Aquí estamos hoy, lanzados a una segunda vuelta, donde gastaremos millones en tiempo, dinero y trabajo porque parece que es difícil, pero no imposible que el buen muchacho sea nuestro próximo presidente. Según algunos primeros argumentos, públicamente dichos, es importante ir a una segunda vuelta para que el senado no tenga mayoría frenteamplista. Resumiendo, proponen una segunda vuelta electoral para que el vicepresidente, el que presidirá la Asamblea General, que será el voto 16, no sea frenteamplista. Bueno, si de pasada para evitar la catástrofe de la tan mentada mayoría parlamentaria lo eligen presidente, no se va a negar.
Para mí, por lo menos como argumento electoral es un poco rebuscado, vóteme a mí para que el vicepresidente no sea Sendic… ¿sería así la consigna? Solo de manera irónica se puede justificar el absurdo.
Debo reconocer que el joven político-star en ascenso, nos tuvo con el corazón en la boca a los frenteamplistas, con el corazón expectante a la población conservadora y de derecha y con las encuestas a full, donde con una primavera de números anunciaban el advenimiento de la restauración tradicional.
Creo que finalmente eso pasó, los resultados están y será más fácil para las empresas de encuestas luego de las famosas autocríticas poder acompasar sus mediciones con la voluntad popular. Que no queden dudas, el presidente del Uruguay, por los próximos 5 años será Tabaré Vázquez. Por consecuencia lógica adivinen quien a ocupar la banca 16 del senado.
Dicho esto me parece que este nuevo gobierno frenteamplista tiene una posibilidad excepcional, creo que hoy estamos mucho más cerca del mañana que del ayer. Los diez años y dos gestiones han creado bases materiales distintas en nuestra sociedad, también se han librado batallas culturales y políticas que nuestro país no conocía. Es otro el país, otra la sociedad, estamos en condiciones de profundizar los cambios, de ensanchar la base social de respaldo al Frente Amplio. La derecha tradicional supo aprovechar nuestras insuficiencias y ponernos a la defensiva frente a problemas históricos que no resolvieron nunca antes y nos reclamaron a nosotros con lo que ellos no hicieron.
Educación, mientras el poder del dinero habilitó a quien lo tiene a buscar las mejores opciones para sus hijos, se dedicaron a levantar la voz criticando a la Enseñanza Pública, me animo a decir que desde hace muchísimos años no hay una preocupación tan marcada por jerarquizarla.
Mucho más dinero, multiplicidad de búsquedas educativas, mejora de salarios docentes, intento denodados por jerarquizar la función de los educadores, el programa de primera infancia que va a impactar en las nuevas generaciones. Así como hoy pesan las cifras adversas las políticas educativas públicas trabajan sobre una sociedad que fue hundida económica y socialmente y es francamente complejo impactar sobre esa realidad. Me gustaría así mismo encontrar en la enseñanza privada y privilegiada, resultados académicos y sociales destacados, donde los emergentes no solo sean profesionales exitosos prontos para reclamar por el IRPF, sino muchachos que se comprometan con su sociedad y su tiempo no solo para reproducir privilegios. Pero lo dicho, tenemos herramientas como nunca para que nuestra Educación mejore.
Seguridad, libramos una batalla desigual, con un Estado que llegó al siglo XXI, con experiencias represivas decadentes y obsoletas. Quizás ni nos acordemos pero ya el primer ministro frenteamplista del Interior José Díaz se enfrentó con el hacinamiento carcelario y cifras complejas en el delito, donde la palabra inseguridad ya nos golpeaba.
Pues bien, el Estado ha dado muchas respuestas tecnológicas, logísticas y de formación frente a un delito que también tiene más tecnología, más logística, más formación. Sin embargo hoy estamos en condiciones de abordar este desafío desde otro lugar. La sociedad uruguaya mayoritariamente se expresó contra el miedo y por la reeducación. El NO A LA BAJA, interpeló a los uruguayos sobre cómo solucionar el delito. También actores sociales han tomado en sus manos la solución a esto, el movimiento obrero participa activamente reinsertando a jóvenes infractores en el proceso del trabajo y la recomposición del tejido social de esos muchachos, rodeándolos de otra gente y otros hábitos. Seguramente esta sensibilidad no alcanzaría si no tuviéramos guarismos tan bajos de desocupación.
Otro aspecto no menor es la proliferación de plazas con juegos donde los ciudadanos somos invitados a estar, a salir, el miedo necesita repliegue, oscuridad, cuando la calle se llena de gente es más difícil delinquir. Son maneras de concebir la sociedad, eso en el tiempo se va a notar.
Al viento de cola, el Frente Amplio le ha puesto una actualización económica que el país no conocía, nuestros tradicionales intereses del campo, aquellos de vacas y estancieros con enormes superficies de campo, que levantaban la voz para pedirle ayuda al Estado cuando los precios internacionales los desfavorecían o cuando se les mercados cerraban por la aftosa, hoy tienen rendimientos fantásticos en producción y rentabilidad. Nuestro campo produce mucho más y de manera más diversa, por primera vez en más de 20 años se draga el río Uruguay y la red de puertos de todo el litoral tuvo obras y mejoras. Puerto de aguas profundas, reconversión energética con regasificadora incluida todo es obra de este tiempo.
Este Uruguay es otro, más mujeres ingresarán al parlamento, también ingresarán a él nuevos legisladores jóvenes, la sociedad uruguaya discute otras cosas, se procesa un recambio generacional inevitable. Estamos mucho más cerca de lo nuevo que de lo viejo.
Pero como parece que el joven Lacalle no lo entiende aún habrá que volver a llenar las urnas de voluntad de cambio. En la segunda vuelta, se reafirmará eso.
Por Walter Martinez
Columnista uruguayo
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