La sucesión de acciones y obras en estos últimos años sobre el Paterno(1), el río como mar y el océano, deben cambiar nuestra percepción sobre el territorio nacional. La actualización del puerto de Nueva Palmira y Paysandú, la reanudación del dragado en el Martín García, los proyectos y planes para Salto, Colonia y la costa rochense no son sucesos aislados.
El transporte de carga fluvial tiene ahora mismo un formidable impulso en los puertos del litoral oeste aunque aún no se ha comenzado a intervenir en el este oceánico y el sistema lagunar, este último prácticamente ignorado. Y la capacidad instalada que es mucha, pero pequeña comparada con potencial de la extensión soberana de 200 millas sobre el océano Atlántico, recientemente avalada a nivel mundial. Haya o no petróleo en el mar territorial, allí trabajan uruguayos ejerciendo soberanía e implicados en el cuidado y la preservación de ese medio ambiente.
¿Nos damos cuenta?
Los ríos y el mar integran el espacio físico habitable más de lo que percibimos en nuestra cultura arraigada en el campo y lo urbano. Mi impresión es que la mayoría de nosotros no percibe la verdadera dimensión del territorio. ¿Nos percatamos al respecto que Uruguay es posiblemente el único país conectado por agua entre la capital y al menos diez ciudades, entre ellas seis capitales departamentales de su – por esto mismo – mal llamado “interior”? Que el intercambio entre ellas por esta vía es de productos y mercancías pero de ningún uruguayo? El desplazamiento de población a los territorios costeros de las últimas décadas no aparece acompañado de una ocupación integral de estos contextos y la apropiación costera es residual, producto de la exclusión y el acceso aún restringido a vivienda por compatriotas de menores recursos.
En la campaña electoral se hace escasa mención a estos hechos de transformación física y jurídica que agrandan el país en todo sentido, incluyendo acciones de específica integración regional.
Lo que se puede hacer
Es hora de proponer el transporte fluvial de pasajeros. Tal vez comenzando con el turismo interno – incluyendo los jubilados. Con recorridos didácticos cada escolar debería, por primera vez, apreciar el País, recorriendo el río y mar perimetral con sus ciudades costeras percibiéndolos, más que como paisajes, como parte del hábitat.
Para ninguno de estos fines el tiempo de viaje es limitante. Y con las nuevas tecnologías de navegación, pronto dejará de serlo para otros fines. De cualquier manera, actualmente con las carreteras congestionadas un viaje en bus no pasa de los 70 km por hora de velocidad promedio.
También habitar
La implantación de viviendas argumentada en mi último artículo, debe ser causa y consecuencia de la apropiación de espacios costeros para habitar y no únicamente para vacacionar! Construir viviendas en la interfase terrestre-costera es cuestión de tiempo. En lo personal, espero ver a uno de mis hijos habitando sobre el océano en la prospección petrolera y gasífera. Ya no sobre áreas inundables sino totalmente inundadas!
(1).Significativo nombre que se da en Paysandú al Rio Uruguay.
Por el Arq. Luis Fabre
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