Las palabras pueden decir mucho pero las caras dicen más. Fue evidente ver cuánto pesó la presencia de Pedro Bordaberry en el NH Columbia el pasado domingo 26 de octubre, a poco de confirmarse la tendencia de las urnas en lo que será registrado como una de las peores derrotas sufrida por el bloque político tradicional uruguayo. Aquellos rostros ganadores y exultantes de las primeras horas fueron mutando a otros desencajados y abatidos que no podían disimularse por más esfuerzo que hicieron.
El broche final fue la llegada intempestiva, grotesca, agresiva y desencajada del líder colorado, quien no vaciló en arremeter contra todo pronóstico y se mandó sin más hacia la rambla donde estaba el comando blanco. Si el lenguaje corporal decía muchas cosas, en esta oportunidad no se guardaron tampoco el verbal y desde que Pedro bajó de su camioneta dio muestras del enojo que le había ganado por esas horas. Lejos de sumar restan apoyos y el desbande ya empezó en filas coloradas. Mientras tanto desde los nacionalistas tampoco le van en saga, una conocida militante de la lista 40 alentó por las redes el retorno de “las botas”, en clara alusión a la dictadura militar. Otra desafortunada suma que también resta (y cuánto) a una fórmula que hace fuerza por lograr convencer a sus correligionarios y llegar con dignidad al balotage.
Cuanto más lejos mejor
Con los resultados del domingo 26 se cayeron varios mitos, algunos de los cuales ya fueron expresados por el sociólogo Gustavo Leal, pero habrían más. Uno -particularmente importante- es el de las mayorías. Durante mucho tiempo se llenaron la garganta expresando la importancia de darle mayoría al Presidente (tiempos en que se promovió la reforma que nos llevó a elecciones con segunda vuelta). Ese mito pronto lo olvidaron para llegar al otro extremo contrario a las mayorías que antes alentaban. Claro está, ya no hablaban de mayorías tradicionales sino de las progresistas, esas que lejos de perderse se consolidan tras varios períodos sucesivos de gobierno frenteamplista.
Pero fue tal la contundencia del resultado que también se derribaron otros mitos ocultos -hasta hoy- como la falsa imagen de los líderes que no admiten derrotas ni equivocaciones y lo demuestran sin medida en su comportamiento. El derrape verbal de Pedro no admite excusas (las esgrimió primero intentando eludir su responsabilidad en los hechos, sucumbiendo ante la evidencia de una grabación), – No toquen nada – informe de Emiliano Zecca – pero luego todos pudimos ver que era ajustado a la verdad y se correspondía con otros hechos que ocurrieron ese día. Así pudo verse – y escucharse- la puteada que propina Pedro ni bien se bajó de su coche al llegar al NH, en momentos que otro militante, con idéntico talante, alentaba la verbal incontinencia con referencia al resultado logrado por “estos comunistas de mierda”.
(Ver vídeo: El País, a partir del minuto 2:45)
Allí mismo empezó la resta de esta suma, y la referencia excremental que luego tendría su clímax con el comentario sobre Tabaré Vázquez realizado al asesor Pablo Da Silveira. Sobre el escenario fue evidente ver la incomodidad de Lacalle Pou ante la presencia colorada; si hasta podría decirse que hacía fuerza porque se retirara de una vez. El show montado estaba pensado para otro escenario y no precisamente para el que terminó siendo, la improvisación no encajaba y menos en un colectivo que no había dejado espacio alguno para la misma.
A tal punto parece ser clara la inconveniente sumatoria que estaría descartada la realización de actos de forma conjunta. Seguramente el recuerdo de aquella noche en el NH fue suficiente, a lo que se suma el desbande colorado que se empezó a concretar al otro día mismo del acto eleccionario, con renuncias y militantes descontentos.
Un día sí, y otro también, es noticia el desmarque para el balotage de algún referente blanco o colorado. A Leonardo Costa se sumaron otros que ya adelantaron que no votan a Lacalle Pou, (Fernando Amado, dejando en libertad de acción a sus votantes, y hasta el propio Amorín Batlle, justificando a muchos de su sector que tampoco lo harán); mientras tanto en filas nacionalistas también hay desmarque. Por lo pronto el suplente de la Intendenta de Lavalleja, Alfredo Villalba, adelantó su voto a Tabaré Vázquez para la segunda vuelta, pero no será el único.
Por si fuera poco, una dirigente nacionalista de la lista 40 por el mismo departamento, (Ana Ugolini), alentó la vuelta de los militares por facebook, ante lo que significó una aplastante derrota inesperada por militantes como ella que confiaron en los datos de las encuestas. Lo triste de todo esto fue que tamaño disparate se difunda y justifique luego como si la dictadura uruguaya hubiera pasado sin dejar heridas que aún sangran. Menos aún que lo exprese alguien que aspira a un cargo representativo gracias a la democracia que alienta a destruir con comentarios como el que hizo. Seguramente esa suma también restó ya varios votos a una fórmula que deberá remar contra corriente y sacarse de encima la tremenda mochila de una elección que les pesa más de lo que esperaban.
El balotage está a escasos veinte días, el ambiente sigue chato al igual que lo estuvo para la primera vuelta. Hay un pueblo que ya demostró que está conforme con un gobierno, y se espera que lo ratifique de manera contundente el último domingo de noviembre. También es cierto que nada está ganado y seguiremos militando para confirmar el resultado. Eso sí, sumando y no restando, que para ejemplo basta con ver lo que ocurre enfrente…
el hombre sacó una pancarta,
el perro no entendía el porqué del griterío…
Por El Perro Gil
Columnista uruguayo
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