Será la fórmula presidencial o la formidable tarea de agitación que desplegaron las redes. Tal vez la gente, que parece tener más sentido común del que imaginamos y cuando tiene que elegir, elige lo que le conviene. No podría tampoco descartar la campaña de la derecha que hizo lo suyo para que el resultado fuera tan contundente.
El que sea, alguien tendrá que cargar con la culpa. Hasta los dioses nos están enviando una poco frenteamplista lluvia para apagar nuestros fervores.
Pero este domingo, que como de costumbre, empieza entre mates no tiene el encanto del voto con ganas. Quizás tenga el estímulo del… ¿no querés sopa?… dos platos.
Tal vez en el momento de votar para darle contundencia al envión de mi voto se lo dedique a la multi doctorada Graciela Bianchi. (Si alguien necesita explicación sobre esto, les digo, esta señora no me cae bien.)
Lo cierto es que este ballotage a prueba de errores de encuestadoras, consagrará la segunda vuelta de Tabaré a la presidencia y el tercer gobierno del FA.
Mientras organizo si me mojo seguro votando temprano, o espero a ver si para, voy recreando algunas cosas que por estos días leí.
Lo primero que me está sonando es la visita de la joven politóloga guatemalteca. Nos deleitó con una clase sobre populismo y otros menesteres y sin tratar de ser sexista, aventajó en sus definiciones sobre el tema a Daniel Chasquetti, solo por su presencia. No quiero desmerecer la presencia de nuestro politólogo, pero nuestra ilustre visitante se destacó por bonita y no tanto por conceptualidad. Antes que alguna crítica de género me maltrate, no pongo en duda la
capacidad de la visitante. Me parece que fuera mujer, joven, con definiciones sobre populismo y caracterización sobre el gobierno del Frente Amplio no fueron ingenuas, parece más un hecho político medido donde género, forma y contenido estuvieron armados en un mismo combo.
Cuando mencioné a Chasquetti, lo hice por haber escuchado hace pocos días una intervención de suya donde exponía porque no se podría definir al gobierno del Frente Amplio como populista, de su intervención que me pareció acertada, solo al pasar menciono la calidad institucional del Uruguay como marco de funcionamiento político y el programa del FA. Son referencias que no habilitan al accionar de tipo “populista”.
Creo que se podrá profundizar sobre el término y su definición. Hay bibliotecas escritas y por escribir.
Lo otro que me llamó la atención fue la aparición de una carta con muchos firmantes donde se pide un “giro a la izquierda”.
Primero diré que no comparto el rechazo de quienes la condenan por falta de oportunidad.
Creo que el mensaje que hizo público Hoenir Sarthou antes del 26 de octubre sí me pareció un hecho político que pretendió incidir negativamente en el voto ciudadano.
Creo que esta carta toma estado público en un momento distinto, no afectará el resultado electoral bajo ningún concepto y al estar firmado por bastante más personas la transforma en una opinión colectiva que habremos de discutir o no pero no deja de ser un insumo más de reflexión. Si me apuran un poco creo que el sentido de oportunidad va más en contra de los firmantes.
Si tomamos como cierto la explosión de diversidad y pluralidad democrática no creo que la definición de cuando se debe discutir o no un tema, cuando se puede opinar o no sobre algo encaje demasiado con esos postulados. En todo caso cuando las incertidumbres eran mayores entiendo que la carta de Sarthou nos molestara más.
Dicho esto, me voy a quedar por ahora solo con el título de la carta, con el que desde el principio no estoy de acuerdo.
Giro a la izquierda, ya lo expresé en otra oportunidad, quiere decir ir en otra dirección.
Venimos en un rumbo, vayamos por otro. Creo en la literalidad de las palabras, en su definición etimológica en primer lugar, si no tenemos un punto de referencia será muy difícil llegar a un acuerdo. Imaginemos por un momento que caracterizamos una situación como “salada”, de ponerle sal a la adjetivación que le dará relevancia habrá un mundo de matices.
Por eso soy de los que cree que la búsqueda de precisión y profundidad en las definiciones aclara y habilita a avanzar en los intercambios, debates, reflexiones, etc.
Se me ocurre que si voy por acá o por allá tendré que decidirlo luego de definir para donde voy. Dicho así parece bobo, pero cuando de política se trata la caracterización de los períodos, etapas o coyunturas, es tan multicausal y tan abarcativa que obliga primero a tener en cuenta muchísimos aspectos objetivos y subjetivos y luego encontrar las palabras que contengan todos estos aspectos. Sospecho que tan enigmático complejo y como preguntarse ¿para dónde ir? puede ser preguntarse ¿qué hacer?
Según los firmantes de la carta, el rumbo que hoy tiene el proceso y en particular el frente
Amplio estaría agotado, no se podría avanzar más en esta dirección. Sin abundar demasiado los logros que la gente refrendó no parecen decir la dirección esté demasiado errada. Que quienes tenemos una mirada de izquierda pensemos que las inequidades de la sociedad son muchas y que deben ser modificadas de acuerdo, pero ¿será en otra dirección por la que deberemos transitar? ¿Este recorrido está agotado? El bloque social y político que nos contiene en base a acuerdos ¿admite otro rumbo, quiere otras cosas?
Por ahora digo que hoy le acabamos de dar flor de paliza a la derecha uruguaya, retrocedió en votos, sus nuevos emergentes, sin apellido o positivos fueron expuestos en sus errores. Tanto, que sus búsquedas unitarias de nuevo tipo los complica para las departamentales y nos augura más intendencias frenteamplistas.
Así que por hoy, mojado y todo le haré caso a Tabaré y festejaré, luego sin enojos y con tranquilidad pensaré en la carta y sus propuestas.
Por Walter Martinez
Columnista uruguayo
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