Cada febrero vuelvo a preguntarme por el vínculo entre el público de Carnaval y el público de teatro. Vuelvo a sorprenderme de la cantidad de personas que asisten todos los días a los diferentes tablados, al Teatro de Verano…
Qué elementos son los que hacen que una sea una representación artística de carácter masivo y la otra posea cierta selectividad.
Qué genera que existan personas que nunca en su vida fueron al teatro y sin embargo sí conocen de Carnaval. Aquí correspondería entrar en una discusión – en la que no voy a entrar-, en donde habría que cuestionar si el carnaval es teatro, y si decimos que no, entonces aclarar qué estamos entendiendo por teatro. Simplemente, esta vez dejaría entreveer que me estoy refiriendo a teatro como la acción de “ir al teatro”, de acceder a un espacio consagrado al fin de la representación.
Una de las causas que pretendí encontrar fue el motivo económico. No todas las personas pueden acceder al costo de una entrada de teatro que oscila entre los $200 a $350, a pesar que ahora existen programas como Montevideo Libre/1, que sin duda ha acercado al público joven al teatro.
Sin embargo para refutar esta premisa, podemos decir que hoy en día ir al tablado no es justamente una salida económica, si bien no llegamos a los costos de una entrada al teatro, una familia promedio debería gastar alrededor de $1000 para poder ir a ver un espectáculo de Carnaval.
En una breve entrevista realizada para este artículo al Director del Instituto Nacional de Artes Escénicas (INAE) Gabriel Calderón, plantea que el éxito del ciclo de verano en Sala Verdi, que generó a diario una cola de gente que daba vuelta la manzana para asistir a los espectáculos no se debió sólo a un tema económico: “Me parece que cualquier ciclo que acerque a un público de manera masiva a obras de calidad, es de recibo y atendible. No creo que su éxito se deba – solo- a las entradas gratuitas, factor que sin dudas influye. También es la época del año, la comunicación y las propuestas”.
Otro elemento a tener en cuenta es el lugar de los espacios teatrales, la mayoría de ellos ubicados en la zona céntrica de Montevideo, y aquellos que están en lugares más “alejados” no cuentan con una oferta permanente. Los barrios periféricos -y deberíamos decir que en este sentido sería periférico todo lo que pase la línea del Palacio Legislativo, dejando como último mojón la sala del Centro Cultural Goes y la recientemente inaugurada sala del Mercado Agrícola de Montevideo- no cuenta con teatros. Salvo el caso del Florencio Sánchez en el Cerro.
A nivel Carnaval Montevideo cuenta con tablados populares gestionados por la Intendencia en conjunto con vecinos, los cuales tienen entradas a precio popular, así como también existen los escenarios móviles gratuitos.
El ir al teatro, se vuelve para algunos no solo en una dificultad de distancia geográfica sino también de distancia social. Cuando las propuestas de teatro van a los barrios, como ha sido la circulación de obras ganadoras de los fondos de Fortalecimiento de las Artes, o las giras de la Comedia Nacional, la afluencia de público no es la esperada, requiere de mucho esfuerzo de difusión y en algunas ocasiones ocurre que se acerca al barrio público habitué al teatro que va en busca de la obra, mientras que los vecinos no asisten.
Es que ir al teatro, también es algo que se educa y muchas veces frente a la falta de conocimiento está el prejuicio, la idea de aburrimiento, de algo difícil de comprender y por tanto no genera motivación. Para muchas personas con las que he tenido la oportunidad de trabajar el teatro es algo absolutamente alejado, mientras que el carnaval se vive como algo cercano.
En este sentido desde el teatro La Sala, de la ciudad de Las Piedras, nos hablan del vínculo entre el arte y el público, entre el teatro y los espectadores; manifestando un interés especial en acercar al público: “hemos trabajado precisamente en el desarrollo de ese vínculo, buscando familiarizar a la población local con eso llamado “teatro”, ya sea con talleres y espectáculos en escuelas, como con intervenciones teatrales en barrios, con los espectáculos de la muestra internacional, participando con nuestra propuestas teatrales callejeras ya sean espectáculos o participando en los desfiles de carnaval (recordamos que el Teatro La Sala es gestionado y administrado por el grupo de teatro “Teatro del Arca”). La presentación de espectáculos de otros grupos, con distintas estéticas y lenguajes, como sucede en teatro en Red, el fomento de espacios para la presentación de otros varios grupos de la zona, o propuestas a veces de corte más comercial de la capital, son todos elementos que también contribuyen a acercar el teatro al público”. Plantean, en la entrevista también realizada para este artículo, lo arduo que ha representado este trabajo en una ciudad donde la actividad artístico cultural no estaba sistematizada, un proceso que tiene once años.
Desde el INAE aún no cuentan con datos sobre el alcance en barrios periféricos o en el interior del país, pero su director nos dice que: “Estamos haciendo una memoria anual con toda esa información, será presentado en marzo. De todas maneras es muy difícil medir el impacto, pues no hay con que compararlo, el INAE es muy nuevo”.
Se debe reconocer algunas políticas culturales: una escuela de formación teatral la EMAE (Escuela Municipal de Arte Escénico de Maldonado), Centros MEC que lleva espectáculos de gira por el interior del país, Fondo Concursable, INAE, Comedia Nacional, EMAD en convenio con la UdelaR también llevando exámenes de arte escénico al interior del país.
La pregunta entonces está en cómo acercar el teatro a la gente y la gente al teatro. En una ciudad que tiene una cartelera sumamente cargada de propuestas en relación a la población -por ejemplo si lo comparamos con ciudades como Buenos Aires-. Y como siempre desde el centralismo montevideano continua el debe con el interior del país.
Es que hacemos nuestras las palabras de Augusto Boal, quien consideraba que no solo el teatro debe ser popular sino también todo lo demás: especialmente el Poder y el Estado, los alimentos, las fábricas, las playas, las universidades, la vida. (Técnicas latinoamericanas de teatro popular, 1975)
1) https://www.montevideo.gub.uy/tarjetalibre/
Por Sabrina Speranza
Profesora de Literatura, Actriz.Multiplicadora del Teatro del Oprimido.
La ONDA digital Nº 709 (Síganos en Twitter y facebook)
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