Desde la obra de Ian Gibson
Junto a Hugh Thomas y Paul Preston, Ian Gibson es uno de los grandes hispanistas de Irlanda y Gran Bretaña que se ha dedicado al estudio de la historia contemporánea de España, especialmente a la de la Segunda República y la Guerra Civil. Nacido hace 82 años en Dublín (el 21/4/1939) Gibson sigue siendo uno de los maestros de la investigación histórica y un prolífico aportante en temas fundamentales.
Sus primeros contactos con el idioma español fueron poesías de Rubén Darío y de Federico García Lorca [i]. Sus investigaciones biográficas y sus análisis críticos, extraordinariamente documentados durante años de labor, no solamente abarcaron al nicaraguense y al granadino sino también a Salvador Dalí, a Antonio Machado, a Luis Buñuel y a los esbirros y capitostes del franquismo como el general Queipo de Llano y al fascista que era el jefe del escuadrón de la muerte que capturó y asesinó a García Lorca en 1936.
Gibson, enamorado de España y de sus gentes, domina el español como autodidacta y le fue otorgada la ciudadanía en 1984 (aunque mantiene su pasaporte irlandés). Reside en España desde 1978 con su esposa Carole Elliott, con quien tiene dos hijos (Tracey y Dominic) y dos nietos (Daniel y Pablo).
En 1957 hizo su primer viaje a España, a Madrid, sin saber nada de su historia. Para recoger material para su tesis doctoral sobre García Lorca, hizo su segundo viaje a Granada en 1965, acompañado de su mujer, antes de empezar a trabajar en la Universidad de Londres. Durante su vida universitaria, publicó La represión nacionalista de Granada en 1936 y la muerte de Federico García Lorca (París, 1971) y su versión en inglés ampliada y corregida, The Death of Lorca (Londres, 1972), libros prohibidos en España.
En 1975 —el mismo año en que murió Franco— abandonó la vida académica para dedicarse a tiempo completo a la escritura. Se fue a vivir a Madrid, donde comenzó a escribir la biografía de Federico García Lorca, y en 1984 obtuvo la nacionalidad española. En 1991, se instaló en El Valle, un municipio situado entre Granada y el Mediterráneo. [ii]
En 2002, se publicó su biografía de Rubén Darío, Yo, Rubén Darío. Memorias póstumas de un rey de la poesía, que tuvo por resultado que Ian Gibson fuera elegido miembro honorario de la Academia Nicaragüense de la Lengua Española, creada en 1928. En el 2004, se mudó a Madrid para trabajar en la biografía de Antonio Machado (se instaló en el barrio de Lavapiés).
La obra de Gibson es monumental y riquísima [iii] pero ahora interesa referirse a una que causó y sigue causando reflexión y polémica: El vicio inglés (Barcelona, 1980), traducción española de The English Vice (Londres, 1978), un estudio académico sobre la correlación entre la obsesión victoriana con el castigo y el descubrimiento sexual.
El vicio inglés
La predilección británica por la flagelación, que los franceses llamaban “el vicio inglés” ha resultado casi imposible de erradicar. Los castigos aplicados a los niños siguen siendo comunes y ya volveremos sobre eso. La flagelación con el temible “gato de nueve colas”, un castigo judicial frecuente en Gran Bretaña recién se abolió en 1948. Esos azotes que se aplicaban a los presos en las cárceles inglesas que se amotinaron, recién fue abolido en 1967. Es frecuente que, periódicamente, surjan en Gran Bretaña, voces que claman por castigos corporales para los culpables de crímenes violentos. Asimismo los parlamentarios británicos se han mostrado renuentes, lentos y ambigüos a la hora de abolir los castigos corporales en las escuelas, (incluso en las escuelas para discapacitados) aunque hace siglos que se ha demostrado que existe una relación directa entre la flagelación en las nalgas, la excitación sexual y la vergüenza.
Al mismo tiempo, Gibson denunció la existencia de una floreciente explotación pornográfica de la flagelación que, hoy en día más de cuarenta años después de sus denuncias, ha tomado dimensiones gigantescas a través de los medios digitales y la promoción de prácticas sadomasoquistas.
En sentido estricto, la obra de Gibson – que provocó airadas reacciones en Gran Bretaña en su momento – es una investigación erudita pero potente, un ensayo de antropología más que de psicología y una denuncia de la hipocresía y el secretismo que ampara las perversiones, el maltrato infantil, la pedofilia, las torturas y los tratos degradantes que, lejos de circunscribirse a Gran Bretaña, son un problema universal que llega hasta la llamada Operación Océano y su vacilante desarrollo en el Uruguay contemporáneo.
Reseñar El vicio inglés escapa al objeto de este artículo pero bastará con relacionar el índice de la obra para sopesar sus alcances y su vigencia como antecedente. Se destaca una cita del eminente actor y director Sir Laurence Olivier (1907-1989) quien, en una carta dirigida a The Observer en 1965, sostenía: “ la primera vez que un maestro me ordenó que me bajara los pantalones, comprendí que no lo hizo por poner en duda que podía castigarme con la debida eficacia, con los pantalones subidos”.
Los seis primeros capítulos se refieren a los antecedentes históricos de la flagelación y su relación con la sexualidad. El primero se titula “Conocimientos y advertencias referentes a la flagelación sexual con anterioridad a Freud”. El segundo trata de “Los azotes en el hogar y en la escuela, en Inglaterra, durante el siglo XIX y tiempos posteriores”· Gibson inicia el tema advirtiendo que la clase dirigente victoriana jamás se cansaba de recordar que azotar a los niños traviesos era un estricto deber qe Dios les habiua encomendado por boca de Salomón. Una y otra vez recurrían a las mismas máxima del Antiguo Testamento. Se estimaba que los Proverbios habían dicho cuanto hace falta decir, con validez en el pasado, el presente y el futuro: Porqué al que Yavé ama le corrige,/ y aflige al hijo que le es más caro. Proverbios, III,12. Odia a su hijo el que le da paz a la vara/ el que le ama se apresura a corregirle. Proverbios XIII,24. No ahorres a tu hijo la corrección,/ que porque le castigues con la vara, no morirá. Hiriéndole con la vara/librarás su alma del infierno. Proverbios, XXIII, 13 y 14.
El capítulo segundo se extiende además a los azotes infligidos por los padres incluso en tiempos recientes, a los anuncios de flagelación; los azotes a muchachas, los azotes en las escuelas; los azotes en la literatura infantil. El capítulo tercero trata de Swinburne, la vara de abedul y el famoso colegio Eton, la cuna de las élites del Reino Unido donde la disciplina es total y se dice que la libertad de ideas es absoluta, al tiempo que los azotes en el trasero eran y posiblemente sigan siendo un elemento fundamental de dicha disciplina. [iv]
En el cuarto capítulo, Gibson aborda el tema de los azotes ordenados por los jueces británicos, en las prisiones, en el ejército y en la marina. En el quinto la correspondencia en prensa y revistas acerca de la flagelación en la Inglaterra victoriana. En el sexto se trata de la prostitución flagelatoria desde los tiempos d la reina Victoria hasta fines del siglo XX. Esta prostitución se desarrollaba mediante damas expertas en sadomasoquismo que castigaban a su numerosa clientela varonil con azotes, especialmente en las nalgas o en los genitales. Un autor citado por Gibson se refiere a Theresa Berkeley una imaginativa “institutriz flagelante” de Londres, siempre provista de ramas de abedul que conservaba en agua para asegurar su flexibilidad, de látigos de nueve colas, de diferentes tamaños y algunos provistos de púas. También disponía de una variedad de cañas de distinto tipo, correas y cintos, palmetas hechas con suela de zapato con clavos o tapones, cepillos de alambre y jarras de cristal llenas de ortigas verdes “con las cuales, a menudo, devolvía la vida a los muertos”. Quienes concurrían al establecimiento de Mrs. Berkeley con bastante dinero podían recibir varazos, latigazos, fustazos, ser rascados con el cepillo de alambre, ahorcados a medias, sangrados y torturados hasta el hartazgo.
En los últimos tres capítulos Gibson analiza las características de la fantasía flagelatoria y apunta a una comprensión de la flagelación sexual en distintos casos, agrega una bibliografía muy completa para la época (1980).
Si bien la flagelación es una perversión de la que son responsables adultos, las víctimas muchas veces son niños y adolescentes. El “vicio inglés” debe ser considerado un caso extremo de un fenómeno mucho más preocupante: el coscorrón, el disciplinamiento infantil mediante golpes y violencia física la que, como se sabe, nunca está separada de las varias formas de violencia psicológica y/o de inducción mediante drogas psicotrópicas, incluyendo el alcohol.
El disciplinamiento infantil
En 1979, en Suecia, los envases de la leche incluyeron durante dos meses un mensaje impreso que advertía que la ley prohibía que los padres pegaran bofetadas a sus hijos. Era parte de una campaña del Departamento de Justicia sueco destinada a informar acerca de una ley reciente que prohibía los castigos físicos a los niños en todos los ámbitos, comprendido el hogar. La campaña incluía, además, carteles y folletos que explicaban los motivos de la norma. En 1981, el 99% de los suecos decía conocer la modificación del Código de Paternidad y Tutela. Se dice que Suecia fue el primer país del mundo en prohibir el castigo corporal infantil en todas sus formas. Catorce años después, en 1983, se sumó Finlandia. Después Noruega en 1987 y Austria en 1989.
España prohibió bofetadas y coscorrones, en todos los ámbitos, en 2007, bajo la presidencia de José Luís Rodríguez Zapatero, cuando efectuó una enmienda del Código Civil. Hasta entonces, el artículo 154 permitía que los padres o tutores “corrigieran” con moderación a los hijos. La cachetada en casa tenía defensores y la votación en el parlamento español fue dividida: 184 votos a favor de la enmienda y 162 en contra. En Europa, 31 de 44 estados europeos han promulgado una clara prohibición de todo tipo de castigos corporales pero aún hay 13 estados que se resisten a prohibir esta práctica, entre ellos, Bélgica, Francia, Italia y el Reino Unido.
La exigencia de prohibir la cachetada — o el reglazo — en las escuelas se remonta a 1989, cuando las Naciones Unidas ratificaron la Convención de los Derechos del Niño. El Artículo 28º establece que los métodos disciplinarios escolares deben ser “consistentes con la dignidad humana del niño y en conformidad con la actual Convención”, por lo que el Comité sobre los Derechos del Niño ha interpretado esta formulación como el requerimiento de la prohibición del castigo corporal en los centros escolares. Todos los países suscribieron esa convención, excepto dos: Sudán del Sur y Estados Unidos [v].
En los Estados Unidos, se conoce como paddle (paleta) al artilugio de madera con un mango, diseñado para golpear a los esclavos y después a los estudiantes. Diecinueve de los cincuenta estados permiten castigos corporales y se estima que más de 160.000 niños son golpeados en la escuela cada año. Human Rights Watch ha denunciado reiteradamente que la disciplina violenta tiene secuelas psicológicas en los niños y además es discriminatoria. Pese a que los estudiantes afroamericanos en escuelas públicas estadounidenses eran un 17,1% de la matrícula, en el año escolar 2006/2007, un 35,6% fueron castigados con la paleta.
“Algunos padres aplican, probablemente, castigos corporales en su casa y, de ese modo, no ven como un problema que se usen en el colegio también”, argumenta Elizabeth Gershoff, profesora de Desarrollo Humano y Ciencias de la Familia en la Universidad de Texas, que durante años ha estudiado el castigo corporal. Esos políticos y padres que lo aceptan, dice, creen erróneamente que es necesario el castigo corporal para mantener la disciplina en las escuelas. “Eso no es cierto, por supuesto, decenas de miles de escuelas en los Estados Unidos disciplinan a los estudiantes sin usar el castigo corporal”, añade [vi].
“Sorprende la cantidad de padres en Argelia que piden a los maestros que corrijan físicamente a sus hijos porque es el único idioma que el entienden”, asegura Zohra Sebaa, experta miembro del Comité de los Derechos del Niño de la Unión Africana, entre 2014 y 2016. En el norte de África, solo el gobierno de Túnez, consiguió la prohibición del castigo corporal en todos los ámbitos. En otros siete países norteafricanos y de Oriente Medio, sigue a la orden del día. En Marruecos, Egipto, Irán, Irak, Líbano, Qatar o Arabia Saudí, la práctica no est prohibida en las escuelas. Además, hay informes que recogen que los niños reciben golpes, bofetadas y palizas en las escuelas de la República Centroafricana, Namibia y Sudáfrica, y latigazos y golpes con una paleta en Ghana, Kenia y Mozambique. En Uganda hay estudios que muestran que los niños tienen miedo a la escuela por las palizas de sus maestros.
Según UNICEF solo diez países de América Latina y el Caribe cuentan con una legislación específica para prohibir el castigo corporal en todos los ámbitos, entre ellos: el hogar, la escuela, los centros de cuidado alternativo y instituciones penales. Se trata de Argentina, Bolivia, Brasil, Costa Rica, Honduras, Nicaragua, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela. Uno de cada dos pequeños latinoamericanos es víctima de violencia en su hogar y 4 de cada 10 niñas adolescentes son víctimas de distintas formas violencia en la escuela.
El coscorrón en casa
Lentamente Uruguay ha ido adecuando su legislación a la normativa internacional que vela por los derechos del niño. En 2004 se aprobó el Código de la Niñez y la Adolescencia, y precisamente en diciembre de 2007 se promulgó la ley 18.214 de Integridad Personal de Niños, Niñas y Adolescentes.
Ha sido motejada como “la ley del coscorrón”, porque prohíbe cualquier forma de castigo físico o trato humillante que se ejerza contra los menores de edad. Suscitó algunas controversias en su momento porque desde posiciones ideológicas reaccionarias algunos consideraban que era una intromisión en la crianza de los niños. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) destacó a Uruguay, junto a Venezuela y Costa Rica, por ser uno de los únicos tres países miembros de la Organización de Estados Americanos (OEA) en prohibir el castigo físico por ley.
La CIDH define el castigo físico como todo aquel “en el que se utilice la fuerza física y que tenga por objeto causar grado de dolor o malestar, aunque sea leve”. La ley no sólo prohíbe el castigo físico, sino también el trato humillante que surge de las palabras. La CIDH afirma que estos castigos son “aceptados” y “tolerados” en muchas regiones del mundo “como una manera de disciplina y control sobre los niños de parte de los adultos responsables de su cuidado y protección”. El hogar, naturalmente, es el sitio donde más se ejerce este “control” que la ley 18.214 procura evitar.
Sin embargo, esta ley no es punitiva, está orientada a la normativa civil y no la penal, como, en cambio, lo está la ley contra la violencia doméstica (Ley 17.514). Por lo tanto no tiene consecuencias directas para los adultos que castigan físicamente a sus niños. El educador social Gabriel Rebollo, coordinador general de la ONG Arcoiris, promotora de la norma, explicó al diario La República, que si así fuera “resultaría redundante respecto de la ley que pena la violencia doméstica”, que, aunque centrada en las mujeres, también se aplica, por extensión, en el caso de los niños.
La ley 18.214 establece: “Queda prohibido a padres o responsables, así como a toda persona encargada del cuidado, tratamiento, educación o vigilancia de niños y adolescentes, utilizar el castigo físico o cualquier tipo de trato humillante como forma de corrección o disciplina de niños, niñas o adolescentes”.Compete al Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay, en coordinación con las demás instituciones del Estado y la sociedad civil: a) Ejecutar programas de sensibilización y educación dirigidos a padres, responsables, así como a toda persona encargada del cuidado, tratamiento, educación o vigilancia de las personas menores de edad; y b) Promover formas de disciplina positivas, participativas y no violentas, que sean alternativas al castigo físico y otras formas de trato humillante”.
La letra con sangre entra
Que las leyes por sí solas son necesarias pero no suficientes para afrontar los complejos problemas de la sociedad queda demostrado cuando, en marzo de este año, y poco antes de su muerte por Covid-19 (en junio), un connotado representante de la dictadura, Jorge Azar Gómez, la emprendió contra la Ley 18.214 atribuyéndole la intención de debilitar la autoridad de los padres. Azar Gómez, un paniaguado de la dictadura, defensor de sus crímenes, había sido hombre de Pacheco Areco y en el 2019 encabezó la lista 123, apoyando a Julio María Sanguinetti. Cuando la interna colorada fue ganada por Talvi, Azar se pasó a las filas de Manini Ríos a quien consideraba el más pachequista (en el sentido ultraderechista) de los candidatos.
Azar opinaba (y encontró eco en el diario El País) que la ley era absurda, “un catálogo de buenas intenciones” cuyo propósito es limitar el poder de los padres, perforar la institución familiar y erosionar la relación de los padres. Propone la derogación y reemplazarla por una ley “que defienda y promueva la unidad de la familia”. El finado siempre fue partidario de la ley del garrote.
Por Lic. Fernando Britos V.
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[i] Estudió en el Trinity College de Dublín, donde eligió el español y el francés como idiomas extranjeros. En esa época encontró un ejemplar del Romancero gitano, que García Lorca había escrito en 1928, y aunque no entendía el idioma sintió una comuncación especial y pensó en conexiones entre Irlanda y Andalucía y recordó el poemario de su compatriota John Millington Synge (1871-1909) titulado Jinetes a la mar. Al cabo de un año, Gibson dominaba fluidamente el español y el primer libro que leyó entero fue Azul (el poemario de Rubén Darío de 1888). Sobre esa obra Gibson dijo:
No había encontrado nada igual en mi adolescencia, había color, pasión, erotismo, todo lo que necesitaba entonces. Rubén Darío me dejó una huella tan profunda que incluso le dediqué una novela y sigo creyendo en su condición de gran escritor, aunque el modernismo quedó sepultado por otros ismos.
[ii]El Valle es un municipio español de la provincia de Granada, en la comunidad autónoma de Andalucía. Cuenta con una superficie de 25,91 km², una población de 938 habitantes (en 2020) y una densidad de población de 36,2 hab/km². Está compuesto por las poblaciones de: Melegís, Restábal y Saleres. Gibson se ha declarado partidario de vivir en poblaciones pequeñas donde se siente más cómodo y en contacto con sus vecinos.
[iii]Sin ánimo taxativo citaremos algunas de sus obras más importantes, que deben agregarse a las ya citadas:
En busca de José Antonio (Barcelona, 1980), sobre la vida de José Antonio Primo de Rivera (1903-1936) el fundador de Falange Española en 1933 y de cómo murió fusilado por los republicanos al principio de la Guerra Civil.
La noche en que mataron a Calvo Sotelo (Barcelona, 1982) en la que investiga el asesinato de José Calvo Sotelo (1893-1936), ministro de la dictadura de Primo de Rivera y líder de la derecha monárquica durante la Segunda República española.
Paracuellos, cómo fue (Barcelona, 1983): una investigación rigurosa y objetiva sobre las matanzas llevadas a cabo en la capital española en noviembre y diciembre de 1936. Gibson se atrevió a indagar en uno de los episodios más brutales de la represión republicana, donde milicianos republicanos sacaron de la cárcel Modelo de Madrid a unos prisioneros y los fusilaron en Paracuellos de Jarama y Torrejón de Ardoz. Fue reeditado en 2005 con un nuevo prólogo y el subtítulo La verdad objetiva sobre la matanza de presos en Madrid en 1936.
Federico García Lorca (Barcelona, 1985-1987). Monumental biografía sobre Federico García Lorca. Consta de dos partes, De Fuente Vaqueros a Nueva York (1985) y De Nueva York a Fuente Grande (1987), que posteriormente se reunieron en un único tomo (Barcelona, 1994).
Queipo de Llano. Sevilla, verano de 1936 (Barcelona, 1986) biografía de uno de los protagonistas principales de la sublevación militar que dio origen a la Guerra Civil Española.
En Granada, su Granada… Guía a la Granada de Federico García Lorca (Barcelona, 1989). No es una biografía tradicional. En diez itinerarios, Ian Gibson lleva al lector por los rincones lorquianos, descubre su relevancia en la vida, la obra y el trágico fin del poeta. Incluye mapas de cada itinerario, una sucinta bibliografía, indicaciones prácticas y más de sesenta fotografías de Elizabeth Disney.
Vida, pasión y muerte de Federico García Lorca (Barcelona, 1998). Resumen de su biografía monumental en dos volúmenes, donde incide especialmente en el tema de la angustia amorosa, reflejo en parte de la homosexualidad del poeta, difícilmente asumible en aquella sociedad, en su condición de revolucionario sin carnet y su posición constante al lado de los débiles y de los marginados.
La vida desaforada de Salvador Dalí (1998). Exhaustiva biografía donde analiza el trasfondo catalán de la familia Dalí, su amistad y colaboraciones con Federico García Lorca y Luis Buñuel, la etapa de L’Amic de les Arts, la fulminante llegada de Gala, la incorporación al movimiento surrealista dirigido por André Breton, los productivos años treinta y luego, después de casi una década en Estados Unidos, la lenta decadencia de un artista empeñado, aparentemente, en destruir su reputación como tal. Las reseñas inglesas de esta biografía han subrayado su ecuanimidad, su sentido del humor y su tajante negativa a aceptar cualquier dato personal procedente del propio Dalí sin contrastarlo con otras fuentes, a menudo más fidedignas.
Lorca-Dalí, el amor que no pudo ser (Barcelona, 1999) obra que brinda una inédita y sorprendente visión de la entrañable amistad que unió a dos colosos de la España del siglo XX. Amistad que el propio Dalí calificó, poco antes de morir, de “trágica” (si bien erótica), al no poder, por heterosexual -opinión discutible según Gibson-, corresponder físicamente a la pasión que suscitaba en el poeta.
El erotómano. La vida secreta de Henry Spencer Ashbee (Barcelona, 2002). Después de biografías sobre españoles muy famosos, Ian Gibson se ocupó de la vida de Henry Spencer Ashbee (1834-1900), un respetable caballero Victoriano que en su tiempo libre, coleccionaba títulos pornográficos como Miss Bellasis Birched for Thieving y The Marchioness’s Amorous Pastimes. Gibson tenía acceso a sus diarios y el archivo de la familia y encontró evidencia de que Ashbee pudiera haber sido el autobiógrafo, de My Secret Life que habla de un caballero Victoriano y sus aventuras sexuales.
Cela, el hombre que quiso ganar (Madrid, 2003) una biografía sobre el escritor español Camilo José Cela, Premio Nobel de Literatura en 1989.
La vida de Antonio Machado (Madrid, 2006). Monumental biografía sobre el poeta de la generación del 98.
Cuatro poetas en guerra (Barcelona, 2007). Un estudio acerca de la lealtad a la Segunda República —que tuvo un alto precio para ellos— de cuatro voces poéticas históricas: Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez, Federico García Lorca y Miguel Hernández.
El hombre que detuvo a García Lorca. Ramón Ruiz Alonso y la muerte del poeta (Madrid, 2008) con nueva documentación, Gibson se refiere al que detuvo a García Lorca: Ramón Ruiz Alonso, un dirigente local de la Confederación Española de Derechas Autónomas que actuó en las actividades represivas en la Granada de la guerra civil.
Luis Buñuel. La forja de un cineasta universal (Madrid, 2013) monumental biografía sobre los primeros treinta y ocho años del cineasta Luis Buñuel.
Los últimos caminos de Antonio Machado. De Collioure a Sevilla (Barcelona, 2019).
[iv] El Colegio del Rey de Nuestra Señora de Eton (en inglés: King’s College of Our Lady of Eton), conocido comúnmente como Eton College o sólo Eton, es un colegio y residencia de estudiantes masculinos, fundado por el monarca Enrique VI en 1440. Está situado al norte del Castillo de Windsor. La escuela es miembro de la conferencia de los directores y del grupo de Eton de escuelas independientes en el Reino Unido, con una muy larga lista de alumnos conocidos, incluyendo veinte primeros ministros, príncipes, académicos, diplomáticos, escritores y altos jefes militares.
[v]Sudán del Sur se constituyó como país independiente de Sudán en el año 2011.
[vi]Elizabeth Thompson Gershoff, profesora de Desarrollo Humano y Ciencias de la Familia en la Universidad de Texas en Austin, es conocida por su investigación sobre el impacto del castigo corporal en el hogar y en la escuela en los niños y su salud mental. Ha escrito varios libros y artículos de divulgación. Se accede a sus trabajos en : https://childandfamilyblog.com/author/elizabeth-gershoff/
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