El pasado 24 noviembre Día de Eliminación de la Violencia contra la Mujer, el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres) del Ministerio de Desarrollo Social (Mides) un informe sobre el tema. El evento estuvo encabezado por la directora del instituto, Mónica Bottero.
De la información brindada surge que: Cada ocho días se mató o se intentó matar a una mujer por razones de género durante los primeros diez meses del año
Del total de denuncias realizadas en 2021, se tratan de situaciones entre familiares consanguíneos, lo sigue la violencia entre parejas, exparejas o personas que mantuvieron un vínculo afectivo sexual, lo siguen los que no tenían vínculos de pareja. Los datos relevados por la encuesta también afirman que el 47 % de las mujeres encuestadas aseguraron haber vivido al menos una situación de violencia por parte de una pareja o expareja y que las mujeres que se encuentran en situación de discapacidad viven más situaciones de violencia en el ámbito privado que las mujeres que no se encuentran en esta situación.
Los nuevos datos de ONU Mujeres confirman que la violencia contra las mujeres ha empeorado debido a la pandemia de COVID-19.
También se conoció un nuevo informe publicado por ONU Mujeres, donde se destaca el impacto de la pandemia de COVID-19 en la seguridad de las mujeres, tanto en el hogar como en los espacios públicos. El informe muestra que la sensación de seguridad de las mujeres se ha visto mermada, lo que ha dado lugar a importantes repercusiones negativas en su bienestar mental y emocional. Este informe aparece en el momento en el que el mundo pone en marcha los 16 Días de activismo contra la violencia de género, del 25 de noviembre al 10 de diciembre, con el tema global establecido por la campaña ÚNETE del Secretario General de las Naciones Unidas “Pinta el mundo de naranja: ¡Pongamos fin a la violencia contra las mujeres YA!”.
Los nuevos datos de ONU Mujeres confirman que la violencia contra las mujeres ha empeorado debido a la pandemia de COVID-19
“La violencia contra las mujeres es una crisis mundial existente que crece conjuntamente con otras crisis. Los conflictos, los desastres naturales relacionados con el clima, la inseguridad alimentaria y las violaciones de los derechos humanos contribuyen a que las mujeres y las niñas vivan con sensación de peligro, incluso en sus propios hogares, vecindarios o comunidades. La pandemia de COVID-19, que exigió medidas de aislamiento y distanciamiento social, dio paso a una segunda pandemia de violencia en la sombra contra mujeres y niñas, ya que a menudo se encontraban confinadas junto con sus maltratadores. Estos nuevos datos subrayan la urgencia de llevar a cabo esfuerzos concertados para poner fin a esta situación”, afirmó la Directora Ejecutiva de ONU Mujeres, Sima Bahous.
Conclusiones del informe en 13 países
El nuevo informe de ONU Mujeres Measuring the shadow pandemic: Violence against women during COVID-19, basado en datos de encuestas de 13 países [1], muestra que casi una de cada dos mujeres informó que ella o una mujer que conoce habían experimentado alguna forma de violencia desde el inicio de la pandemia de COVID-19. Las mujeres que denunciaron estos datos tenían 1,3 veces más probabilidades de presentar un aumento del estrés mental y emocional que las mujeres que no lo hicieron.
Los hallazgos también revelaron que alrededor de una de cada cuatro mujeres se siente menos segura en el hogar, mientras que el conflicto existente ha aumentado dentro de los hogares desde que comenzó la pandemia. Cuando se les preguntó a las mujeres por qué se sentían inseguras en casa, citaron el maltrato físico como una de las razones (21 %). Algunas mujeres comunicaron específicamente que habían sufrido daños por parte de otros miembros de la familia (21 %) o que otras mujeres del hogar estaban sufriendo daños (19 %).
Fuera de sus hogares, las mujeres también se sienten más expuestas a la violencia: el 40 % de las encuestadas afirma que, desde el inicio de la COVID-19, se sienten menos seguras caminando solas por la noche. Cerca de tres de cada cinco mujeres también piensan que el acoso sexual en espacios públicos ha empeorado durante la COVID-19.
La presión financiera, el empleo, la inseguridad alimentaria y las relaciones familiares se destacaban como los principales factores de perturbación socioeconómica con un impacto significativo no sólo en las experiencias relativas a la seguridad (o violencia), sino también en el bienestar general de la mujer.
Sin embargo, existen pruebas sólidas de que es posible poner fin a la violencia contra las mujeres y las niñas.
“La violencia contra las mujeres se puede evitar. Las políticas y los programas adecuados dan resultados. Esto implica que haya estrategias exhaustivas y a largo plazo que aborden las causas profundas de la violencia, protejan los derechos de las mujeres y las niñas, y promuevan movimientos fuertes y autónomos a favor de los derechos de las mujeres. El cambio es posible, y ahora es el momento de redoblar nuestros esfuerzos para que entre todas y todos podamos eliminar la violencia contra las mujeres y las niñas de aquí a 2030”, afirmó con espíritu de cohesión António Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas.
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