Pequeños sucesos en el 188 y el compañero Mujica

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El Sábado tempranito voy rumbo al centro, debo confesar que el 188 está siendo una fuente de pequeños sucesos, algunos divertidos y otros con tintes de contrariedad, pero qué, por una cosa u otra terminan acortando mi viaje.

Guardo imágenes memorables: dos pequeñas barrabravas que no superaban los 10 años, del género femenino ellas, cantaron durante medio viaje las típicas canciones donde Goes es lo más, Aguada es lo menos y los hinchas de Aguada somos todos… provocando la hilaridad de medio ómnibus.

También pude comprobar la puntería de una adolescente que derramó todo un capuchino, frío por suerte, de esos moderno de vaso grande, con chispitas de chocolate y todo, sobre mí, que viajaba dormitando en un día caluroso del reciente febrero. Una brusca detención y zas!, me desperté con sabor a café con leche y chispitas. La chica se quedó sin su capuchino y yo con él puesto.

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Por una cosa u otra el viaje al centro termina siendo una pequeña recreación teatral de eso que tenemos por vida. En este caso el día estaba lindo, el ómnibus transitaba por Boulevard Artigas a ritmo de sábado, tranquilo, cuando subió un vendedor de medias.

Pelo corto, muy pulcro y amable, comenzó su venta por supuesto pidiendo disculpas para luego ir pasando a dejarnos su producto. Lo que me llamó la atención fue que las medias, que era lo que el señor vendía, eran casi una excusa para dejarnos una bendición, no sé si cristiana pero sí religiosa. Nos “vendía”, con más fervor que su producto, buenos deseos, una reflexión sobre cómo vivir positivamente, apurarnos menos, mirarnos más y sembrar solidaridad. Todo estaba dicho con una tranquila convicción sin fervor desmedido, casi sin darme cuenta escuché con atención todo su parlamento, cosa que no siempre me sucede, su mirada religiosa de la vida no me pareció propia de fanático ni siquiera una forma tramposa de vender medias. Fue casi al revés, nos vendía calidez humana y su excusa eran las medias.

Sin dudas, el cómo exponemos nuestras ideas, el tono y sobre todo el cuidado que tenemos con quien escucha, son muy importantes para logar resultados positivos.

Ayer tuve la oportunidad de leer declaraciones del compañero Mujica, sobre el TISA y la medida que tomaron de gremios del PIT CNT, realizando un paro parcial y una movilización, con una plataforma que, aunque más abarcativa, tenía como énfasis el rechazo al Tratado.

La primera parte de las declaraciones del compañero, la justificación de porqué participar de las conversaciones y del acuerdo es atendible, es una mirada, la suya. Parte de una visión del mundo y en particular del momento, es una opinión contextualizada y yo diría que seria.

Como uruguayo de a pie sigo desconociendo exactamente que es el TISA, los acuerdos firmados por quienes lo integran y sobre todo, ha quedado explícito que hay una parte “secreta” a la que no se accede. Por tanto no es fácil decir apoyo y mucho menos cuando la parte secreta es guardada con tanto celo.

Volviendo a las declaraciones, podría abrirse un debate sobre alineamientos, política internacional y acuerdos económicos pero me queda claro que la opinión de Mujica, puede ser rebatida, pensada o aceptada pero con argumentos.

No me pasó lo mismo cuando opinó sobre las medidas de los gremios. Sobre el paro tampoco puedo decir estoy de acuerdo cien por ciento. Me parece que la unidad del movimiento sindical está siendo jaqueada y largarse al agua con medidas que acentúen las diferencias o matices puede ser un componente peligroso. Alguien que sabía mucho de política dijo alguna vez que frente a dos posiciones, una acertada y otra equivocada, vale más la pena equivocarse juntos que dividirse entre los que se aciertan y los que se equivocan, porque unirse después es mucho más difícil. Corregir el error en unidad es más sencillo. No estoy en la interna del movimiento sindical, por tanto mi opinión es relativa, además algunos gremios que encabezaron el paro han logrado conquistas importantes que los hacen interlocutores ineludibles. Mi percepción de la medida es muy externa.

En este punto vuelvo al vendedor de medias amable y a las declaraciones del Pepe, no está bien desacreditar la opinión de nadie con ironía. Es más propio de pelea con contrarios que de discusión entre compañeros.

Caricaturizar un paro y sus argumentos poniendo un argumento falaz sobre su objetivo no es ni serio, ni siquiera honesto. Pretende descalificar no convencer.

Es clarísimo que el paro no pretendió impresionar al G-20, ni a ningún otro organismo extranjero. Un ejemplo bobo, aunque yo ahorre agua la contaminación del agua potable continuará. Es someter al ahorro del agua a una evaluación para la que no está hecha, ahorro agua para que no se gaste, no para que no se contamine. Entonces si evalúo mi decisión de ahorro por el nivel de contaminación nunca llegaré a una conclusión valedera.

Eso mismo hizo el Pepe, en su verborragia descalificó a miles de trabajadores que pararon por una plataforma reivindicativa, que entre otras reivindicaciones incluía su rechazo al TISA. El mensaje de esos gremios fue a la sociedad uruguaya, a los políticos y entre ellos al compañero Mujica, ya que en su mandato Uruguay participó de las mencionadas reuniones. Hasta podríamos discutir acerca de los ombligos y las orillas, en qué lugar estamos y si somos insignificantes o no. Recuerdo también que el propio compañero nos ubicó geográficamente como si estuviéramos en una “esquina ventajosa del barrio” y eso nos habilitaba a tomar algunas decisiones que nos favorecían ampliamente, en el contexto regional a partir de nuestra ubicación geográfica privilegiada. Así que, ombligo, orilla o esquina, depende siempre depende.
En realidad lo que me interesa no es el tema en discusión, sino que más bien quiero hacer énfasis en el método para discutir. Deberíamos aplicar la lógica bien intencionada del vendedor de medias, predisponernos bien entre iguales, entre los que pensamos parecido, entre aquellos a los que nos preocupa lo desigual de la distribución de la riqueza.

La central obrera y el Frente Amplio son las herramienta más poderosas que hayamos construido, como herramientas de avance y de cambios. Esas herramientas deben ser cuidadas y creo que descalificar caricaturizando es exactamente lo opuesto al cuidado. La rica historia del movimiento sindical obliga a tener, en el mejor de los casos reservas, pero los trabajadores de nuestro país son interlocutores serios e indispensables. Sus opiniones podrán rebatidas, pero no desacreditadas burdamente. Y menos aún por quienes deberían ubicarse del lado de los pares.

Por Walter Martinez
Columnista uruguayo

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