¿Dónde quedan las fronteras entre Rusia y la OTAN?

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Incertidumbre mundial / 

El envío de dos mil efectivos rusos a Kazajistán, invocando disposiciones de la Organización del Tratado de Seguridad Colectivo (OTSC), fue objeto de diferentes reacciones. Este tratado, que abarca a Armenia, Bielorrusia, Kirguistán, Kazajistán, Tayikistán, Rusia (y en proceso Georgia), presidido por el primer ministro armenio, quien calificó la acción como el envío de una “Fuerza de Mantenimiento de la Paz” por un periodo limitado de tiempo.

Emmanuel Macron y la presidenta de la Unión Europea llamaron a la prudencia y a poner fin a la violencia. Otros han calificado el hecho como una demostración de fuerza de Vladimir Putin, mirando hacia el tema ucraniano y a las fronteras de Rusia con el resto de Europa.

Los acontecimientos en Kazajistán involucran enfrentamientos con un número de muertos discutido, que el gobierno del presidente Tokaev califica como una acción subversiva promovida desde el exterior y que la oposición describe como protestas populares por suba de precios de artículos esenciales dispuestos por el expresidente Nazarbáyev, depuesto por Tokaev. Lo cierto es que hay coincidencias en que las confrontaciones fueron armadas y con muertos de ambas partes, tanto de manifestantes como de fuerzas del orden.

Estos hechos transcurren mientras se desarrollan sucesivos encuentros de diverso nivel entre Estados Unidos, la OTAN y Rusia. El gran tema de todos ellos; que han incluido conferencias entre Joseph Biden y Putin hasta reuniones en curso de viceministros de exteriores de Estados Unidos y Rusia con representantes de la OTAN, es donde quedan las fronteras “estratégicas “ militares reales entre Rusia y la OTAN. Todo indica que del resultado final de estas discusiones saldrán pistas que permitirán arriesgar un pronóstico aproximado del “orden mundial” que se diseñe para los próximos años.

Si Rusia logra imponer algunas de sus principales demandas; la primera y más importante es asegurar que Ucrania no será aceptada como miembro de la OTAN y el no emplazamiento de lanzamisiles cercanos a su frontera en otros países, se consolidará un proceso de transición hegemónica. Proceso que implicará un fortalecimiento estratégico de China con su aliada Rusia a la que está apoyando explícitamente en sus reivindicaciones de seguridad de sus fronteras con Europa.

Las críticas occidentales expresadas a Rusia por sus acciones en Kazajistán, ponen en evidencia la hipocresía de occidente. Estados Unidos pasó más de 20 años bombardeando e invadiendo países (en su guerra contra el terrorismo después de los atentados a las torres gemelas), invocando razones diversas y con el apoyo de la OTAN. De idéntica manera que Rusia envía dos mil efectivos en aplicación del Tratado de Seguridad Colectivo. Acción que parece de una envergadura incomparablemente menor, con las acciones de Estados Unidos de las últimas décadas.

Todas las amenazas de sanciones de Estados Unidos y de la OTAN reformuladas y amplificadas a las invocadas en 2014, en ocasión de la anexión de Crimea a Rusia y del apoyo ruso al separatismo de las provincias del este de Ucrania, pero nunca llevadas a la práctica, dejarán a Biden y a la OTAN en una posición de desaire y debilidad que será inexorablemente interpretada a nivel mundial como la confirmación del fin de ciclo de su hegemonía. Y un salto hacia un orden global diferente. La expectativa es grande.

Por Carlos Pita
Fue embajador de la República en Chile, España y Estados Unidos

 

 

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