Con las departamentales culminó nuestro largo camino electoral. Me parece apresurado sacar conclusiones definitivas. Además de los intendentes habrá que ver cómo queda el mapa de las juntas locales y alcaldes. Como dato nada menor habrá ver como votó cada sector.
Puede inferirse sí, que hay una reafirmación general de los uruguayos avalando la gestión del Frente Amplio. Al clarísimo triunfo de las nacionales se le agrega ahora la consolidación de algunas Intendencias, ganamos otras, recuperamos algunas, otras en donde se votó muy bien y finalmente también alguna derrota obligará a una reflexión profunda. Nacimos para dar esperanza de cambios, pagamos un alto precio por enfrentar a la noche de la dictadura y romper definitivamente el bipartidismo histórico. Lo único que sostiene esos resultados es justamente haber cumplido con muchas de las aspiraciones de la sociedad. Nadie duda del cambio de la fisonomía de nuestro país. Justamente la nueva realidad nos desafía a transitar por caminos de cambios más profundos. El Frente Amplio no surgió con el mandato de administrar crisis o bonanzas, nació para la búsqueda ingeniosa y tenaz de cambiar al Uruguay. Para hacerlo más justo, más habitable para todos.
Hoy tenemos la oportunidad única de profundizar esos cambios, se acentuó el recambio generacional, en Montevideo la gente nos renovó el crédito, luego de 25 años de gobierno, nos devolvió Intendencias que perdimos solo por errores propios, ganamos nuevas para acentuar el predomino del tiempo frenteamplista.
Convive aún lo nuevo con lo viejo, el pensamiento conservador que busca desde nuevas alquimias electorales quitarnos espacio, sin éxito. La derecha reaccionaria levantó sus estandartes de seguridad – inseguridad y le dijimos no a la Baja. El resultado fue la caída de Bordaberry junior. Con mucho marketing, slogans positivos y poco concepto fue el turno de Lacalle junior y también perdió. Ahora fue la concertación.Cambió de color, fue verde esperanza, nos pidió que no cambiáramos de ideología pero que lo votáramos como si nuestros representantes no expresaran formas de pensamiento, maneras de ver la vida, ideas, sÍ, ideología. También perdió. Novick fue un nuevo nombre para una derecha que carecía de ellos. No nos engañemos, el voto conservador no creció, solo se agrupó distinto. La derecha de la sociedad que es minoritaria, ensaya nuevas formulaciones para romper sus propias fronteras.
No lo logró, una vez más. Con concertación o sin ella, con un nombre u otro lo que nos aleja de su ascenso es nuestra gestión, la que fue y la que será.
Tenemos por delante un desarrollo posible y novedoso, el Uruguay de la agenda de Derechos, de la actualización jurídica, de nuevos cambios en Educación, de la aplicación efectiva del Sistema Nacional de cuidados, de educarnos en la no violencia y el mal trato discriminador de género. La distribución más equitativa del ingreso. Eso y no otra cosa nos aleja de la derecha y del ascenso de nuevos productos de marketing.
Con tranquilidad y autoridad podemos festejar, pero con seriedad, profundidad y respeto tenderemos que construir lo nuevo. Solo mencionaré que siento una profunda decepción y enojo con las versiones que trascendieron del libro publicado del compañero Mujica.
Lo leeré en su totalidad para formarme opinión definitiva, siempre los textos cuando se lo extrae de su contexto toma apariencias distintas. Pero cada quien elige a sus interlocutores y tiene que hacerse cargo de sus palabras. No confío en Búsqueda para nada, a una mirada que está en las antípodas de la mía. Informa mucho pero de manera sesgada y a veces artera, me sorprende que haya compañeros de izquierda que consideren a ese medio como interlocutor válido o hasta que oficie de vocero.
Sobre los contenidos vertidos solo cabría preguntarle al compañero Mujica como haría para que sus opiniones sobre otros frenteamplistas correspondiera con aquello de “uníos caros compatriotas y estad seguros de la victoria”. Nuestra fuerza política le dio la presidencia, su carisma solo le dio la mayoría circunstancial, pero sin todo el Frente Amplio no hubiera ganado y menos gobernado. Esa es la permanente lección.
Voté a la compañera Constanza y me siento profundamente agredido por sus comentarios. Couriel es un frenteamplista histórico, Astori, por más que le cueste hacer pichí en público hablaba en CX 30, junto con Germán en la dictadura, cuando él y yo también estábamos presos. No es menor este detalle. Justamente la cárcel nos enseñó a respetarnos a cuidarnos.
Por sobre todas las cosas la cárcel de miles durante más de una década demostró que no es cosa de iluminado cambiar la vida, los cambios lo hacen los pueblos o no se hacen. Conocí muchachos valiosísimos del MPP, en la Comisión No a la Baja, entusiastas, unitarios, ¿qué mensaje les da a ellos?
Me gustaría contarle al compañero Mujica, que no solo tuvo el mérito de la “creación” de Constanza Moreira, muchos, entre los que me incluyo en realidad no le teníamos demasiada confianza, por haberse lanzado a la política desde ese lugar, ella me convenció de lo contrario.
Créame el compañero Mujica que también que fuera senadora por su sector le despertó muchísimas suspicacias, o sea como todo en la vida, hay más de una manera de mirarlo.
Me convenció ella misma al conocerla, de que valía la pena el nuevo intento, su capacidad para reflexionar, su reírse mucho, su desenfado y hasta atrevimiento. Fuimos miles los que la colocamos en el senado, el domingo también miles votaron Casa Grande de distintas maneras reafirmando el nacimiento de una colectividad frenteamplista nueva. También reafirmo que Casa Grande no es Constanza Moreira, es mucho más y cuando digo esto recreo muchas caras de gente que fui conociendo y respetando. Personas que hacen política con ganas de que la vida cambie.
Por Walter Martinez
Columnista uruguayo
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