Este 15 de marzo se cumple un nuevo aniversario del fallecimiento de Wilson Ferreira Aldunate, el líder más progresista en toda la historia del Partido Nacional.
Son muchos los recuerdos que tengo por él, algunos trascendentes y otros no tanto. En el día de su muerte yo estaba parado en una esquina de Pocitos, cuando pasó casi corriendo Alfredo Traversoni, en ese momento senador del Partido Colorado (creo), rumbo a la rambla. Fue allí que me enteré de su muerte, lo que me impactó fuertemente en tanto habíamos tenido algunos encuentros en México.
Pero la imagen que más recuerdo fue cuando salió de la cárcel y el discurso que brindó en esa oportunidad. Allí todos los presentes sentimos que estábamos ante una gran figura nacional y que el destino – y la dictadura- le habían impedido acceder al gobierno nacional.
Como dije antes con Wilson nos encontramos dos veces en México. En una de ellas lo fui a buscar al hotel donde estaba. Cuando salimos de su pieza él se detuvo, dio dos pasos atrás y me dijo “voy a apagar la luz, porque en Uruguay es cara”.
Posterior a ese encuentro, nos trasladamos con mi auto seguramente a buscar a Juan Raúl. Wilson sabía que yo era comunista y secretario de la Comisión de Propaganda de la Convergencia Democrática en Uruguay (CDU), esa maravillosa creación política del exilio que juntó a wilsonistas y frenteamplistas.
Durante el viaje, que creo que no fue muy largo, expresó su malestar porque Alfredo Zitarrosa no era blanco, sino afiliado al PCU. Creo que me dijo algo así: “la verdad que con la afiliación de Alfredo, ustedes nos ganaron”.
En otra oportunidad le saqué unas fotos en la sede de la CDU y lo recuerdo en una reunión en la colonia San Angel, donde habló largo, culminando con un firme llamado por la libertad de Seregni.
Recomiendo, a la vez, buscar uno de los libros que editó el Parlamento sobre su vida y pensamiento, donde hay una interesante polémica de él con Zelmar Michelini, en ese momento colorado, sobre la propiedad de la tierra. Es, por cierto, un documento que se tendría que estudiar en los liceos, siempre que los propietarios rurales no se opongan.
Claro que podría hablar de las diferencias importantes que tuvimos, sobre las que nunca hablamos, por sus actitudes ante el golpe de Estado o su apoyo a la Ley de Caducidad. Definiciones, por cierto, trascendentes- Pero prefiero recordarlo teniendo presente aquella foto en la que aparece sentado en la punta de la cama de Somoza, luego del triunfo de la revolución sandinista, aquella primavera popular que nos mostró que el fascismo comenzaba a retroceder.
Wilson Ferreira Aldunate es alguien para no olvidar, más cuando se pensamiento republicano impregna a toda la sociedad. Y por cierto para bien de todos.
Por Raúl Legnani
Urumex80@gmail.com
Esta columna publicada eb la República el 11/03/014
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