La historia de Susana Brasil, su vida, comienza en el año 1970, cuando nació en el Pereira Rossell. El parto fue normal, pero luego le dijeron a la madre que la bebé había muerto y le mostraron un cuerpo. Sus padres biológicos eran integrantes del MLN y habían sido detenidos y torturados y poco después tuvieron que emprender el camino del exilio. Fueron a Argentina con sus dos hijos, y otra hija quedó en casa de unos vecinos.
Mientras tanto, Susana fue llevada al Consejo del Niño hasta los tres años. Fue allí cuando aparece Ruben, militar que trabajaba, como jefe con personal a cargo, en una panadería militar que luego fue demolida y donde se construyó, en su lugar, un edificio de apartamentos para militares. Su esposa no podía tener hijos y por ello Ruben le manifestó a un superior que andaba buscando un niño para adoptar. Este le dijo: “no te apresures que yo sé de una niña que es preciosa y está en muy buenas condiciones”. Se trataba de Susana. El trámite de adopción, a todas luces irregular, culminó en el año 1978, según documentos en poder de ella.
Allí empieza un verdadero calvario para la pequeña Susana, un hogar rígido, frío, desamorado, un aislamiento prolongado salpicado de breves recreos, con castigos físicos y psicológicos permanentes. Era como estar en un cuartel. Además, era vigilada cuando salía, cuando iba a bailes, cuando iba a ver a sus abuelos…
Su vida toma un vuelco gracias al amor. Conoce a un hombre y se casa. Tiene dos hijos, estudia y trabaja. Pero la duda se instala hasta que conoce que es adoptada y que sus padres no son los verdaderos padres. Descubre que sus padres biológicos tienen los apellidos de Astorga y Casaravilla.
Es a partir de allí que comienza una búsqueda incesante para conocer la verdad, búsqueda que no ha estado exenta de altibajos y caminos sin salida. Y la suerte, si no otra cosa, su tenacidad, implacable, y el destino, inexorable, estuvo siempre presente como un atajo para ir descubriendo pistas.
En el año 2015 Susana escribe un libro, “Diario de un reencuentro” (que fuera reseñado por el colaborador de La ONDA Digital, Hugo Acevedo), con lo que sabía hasta aquel día de la investigación sobre su identidad y el reencuentro con su hermana, su madre biológica y sus dos hermanos.
Hoy deberá agregar nuevas páginas al libro de su vida en una investigación que está en curso hasta saber toda la verdad.
La historia de Susana es de amor y desamor, atravesada por su hondo humanismo y solidaridad. Es una historia de niños y niñas que fueron apropiados como “botín de guerra” por parte de los militares y dados en adopción. Aún no sabemos cuántos y quiénes son los que pasaron por esta situación.
Por lo que sabemos hay otros casos y es difícil cuantificarlos. Para ello es necesaria la verdad.
En suma, una víctima más del Terrorismo de Estado que se aplicó en nuestro país desde 1968 hasta el fin de la dictadura cívico-militar en 1985.
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