Las Elecciones Universitarias, gran derrota de la Dictadura en las urnas en 1973

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Tras el golpe de Estado del 27 de junio de 1973 y bajo el rectorado de Samuel Lichtensztejn, se realizaron el 12 de setiembre de 1973  elecciones universitarias reglamentarias para integrar los Claustros, bajo un estricto control de la Corte Electoral. Contra las manifiestas expectativas oficialistas, los resultados finales favorecieron netamente a los sectores definidos por la autonomía y el cogobierno (80, 86 y 98% de sufragios entre egresados, docentes y estudiantes respectivamente). Lo que sigue es una breve crónica de aquella gesta que se convirtió en la primera gran derrota de la Dictadura en la urnas, aunque el evento tenía un carácter netamente universitario, la Federación de Estudiantes del Uruguay (FEUU) y los demás órdenes del Cogobierno de la Udelar lo convirtieron en una respuesta de carácter nacional. Así lo

entendió la gran mayoría de la población del país ayudando a la difusión de estas elecciones, uno de los hechos más notorios es que el afiche que ilustra esta crónica fue colocado en cada barrio o ciudad de todo el Uruguay. Es muy importante que en este año que se cumplen 50 años del Golpe de Estado, la Universidad no pierda la oportunidad de reconocer que aquel 12 de setiembre fue un hecho formidable que integra su mejor historia.

Así reflejaba este acontecimiento la web de Udelar hace algunos años atrás; «… la Universidad de la República continuó funcionando en los cuatro meses de zozobra que transcurrieron entre el golpe de Estado del 27 de junio de 1973 hasta su intervención en octubre. A pesar de la represión, el acoso policial, las detenciones y los asesinatos de estudiantes que marcaron ese tiempo, la Universidad buscó mantener sus actividades habituales. Sus autoridades realizaron ingentes esfuerzos para mostrar que aún en ese contexto crítico, “la Universidad sirve al país”. Así rezaba la serigrafía que realizó la Escuela Nacional de Bellas Artes (ENBA)” para lanzar el ciclo de conferencias “El Uruguay de 1973: Aportes de la Universidad” que venimos analizando en estas publicaciones y pueden volver a ver en la galería.

En ese panorama por demás incierto se resolvió convocar a las elecciones previstas en setiembre para renovar autoridades tal como estaba previsto por la Ley de Educación General sancionada por el Parlamento en febrero. Se elegirían en esa oportunidad representantes de cada uno de los órdenes –egresados, docentes y estudiantes- a la Asamblea General del Claustro y las Asambleas de Claustro de las diez facultades. La novedad de estos comicios fue que por primera vez se realizarían bajo la supervisión de la Corte Electoral y el carácter obligatorio del voto. En medio de un régimen dictatorial que recién se instalaba, se producía una paradójica situación: mientras “se desconoce de facto la validez del voto, se genera una expectativa política en torno a una elección”, en palabras de Pablo Carlevaro, Decano de la Facultad de Medicina, en Marcha del 24 de agosto de 1973.

Ciertamente, las elecciones universitarias generaron gran expectativa tanto en el ámbito universitario como en la escena pública. En agosto comenzaron los preparativos y se habilitó la presentación de listas ante la Corte Electoral. La Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay decidió por mayoría presentar un programa y lista únicos bajo el lema Libertad y Autonomía, compartido con los gremios de docentes y de egresados. Las distintas corrientes de izquierda se unieron a la FEUU. Los partidos tradicionales optaron por comparecer con listas propias que representaban al Movimiento Universitario Nacionalista (MUN), identificado con el sector “Por la Patria” de Wilson Ferreira Aldunate, entonces exiliado en Buenos Aires, y a la recién creada Agrupación Batllista Universitaria (ABU) vinculada a Jorge Batlle. Las tres listas coincidieron en su oposición al régimen. En general pareció predominar un sentimiento de que se estaba plebiscitando el apoyo a la dictadura.

La campaña electoral fue intensa. Durante esos mes los distintos lemas organizaron múltiples actividades como festivales y peñas musicales, difusión de materiales de propaganda electoral y campañas financieras. Pero la intensidad también estuvo pautada por la reacción de los grupos derechistas afines al régimen que reclamaban una acción más decisiva ante “la corrupción que impera en la Universidad”, rechazando de plano la convocatoria electoral. Asimismo, se intensificaron los episodios de violencia, tan habituales desde el período anterior, definiendo la tónica de esos días de incertidumbre.

En ese marco, el Movimiento Democrático Universitario de larga actuación en ámbitos universitarios, la agrupación “Estudiantes Nacionales” y la Juventud Uruguaya de Pie acusaron a las listas de blancos y colorados por sus orientaciones “marxistas” o “marxistoides” y llamaron a votar en blanco. También el sector universitario del movimiento ultraconservador y católico, Tradición, Familia y Propiedad, en un extenso artículo de prensa titulado “Las elecciones universitarias: ni elecciones ni universitarias” indicó la ausencia de opciones “antiizquierdistas” y rechazó la vía electoral. Paralelamente a estos pronunciamientos militantes derechistas armados atacaban los locales universitarios y destruyen la cartelería y la propaganda electoral. En esos días se produjo además el asesinato por torturas del estudiante de agronomía Hugo Leonardo de los Santos. Estos sucesos enturbian el proceso electoral y trataron de forzar, según denunciaban las autoridades de la Udelar, una intervención a la casa de estudios.

Pese a ello, finalmente el 12 de setiembre se realizaron las elecciones universitarias. Votaron cerca de 37.000 personas, un 95% de los inscriptos, correspondientes a 22.233 estudiantes, 1.013 docentes y 13.715 egresados. Las listas opositoras obtuvieron abrumadora mayoría: Libertad y Autonomía obtuvo un 63%, 79% y 42% y el MUN, 27%, 4,1% y 24% en los órdenes estudiantil, docente y egresados respectivamente. El voto en blanco apenas alcanzó un 2%. El resultado electoral significó para muchos un contundente triunfo de las fuerzas democráticas y, por ende, una derrota para el régimen. Pero también agravó las denuncias y los ataques de las derechas y el gobierno hacia la institución».

Mesa de prensa de La ONDA digital

 

 

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