El origen de la democracia

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La democracia es un sistema político y de organización social en el que se confiere el poder de decisión en la conducción del Estado al pueblo, que se expresa mediante la voluntad de la mayoría. Este poder puede expresarse de forma directa o indirecta y, dentro del marco de la democracia, se espera que las instituciones ejecuten y defiendan la voluntad del pueblo, que les transfiere o delega el control del Estado en mayor o menor medida.

El término “democracia” proviene de las voces griegas dḗmos, “pueblo”, y krátos, “poder”, de modo que equivale a algo así como “el poder del pueblo”. De esta forma, los sistemas democráticos se distinguen de otras formas de gobiernos como las dictaduras, la autocracia y los autoritarismos.

La democracia es una de las formas de gobierno imperante en el mundo actual, y es a través de este sistema que las decisiones trascendentales de la vida nacional, tales como la designación de cargos políticos de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, se someten a consulta o votación popular.

Para que este método de consulta sea válido, todos los ciudadanos en edad y condiciones legales para elegir deben poder hacerlo libremente, de manera secreta y universal. Los representantes elegidos bajo un sistema democrático deben velar por los intereses de toda la población y se les exigen determinadas responsabilidades. Esto implica no incurrir en actos deshonestos ni poner intereses personales sobre el bien común.

Además de la elección de los representantes, la democracia implica otras formas y mecanismos que usa la ciudadanía para participar de las decisiones, como los debates, los referendos, la participación en juntas vecinales, las movilizaciones, entre otros.

El jurista y abogado Norberto Bobbio sostiene sobre la democracia: “Desde la edad clásica hasta hoy el término ‘democracia’ ha sido siempre utilizado para designar una de las formas de gobierno, o sea uno de los diferentes modos con que puede ser ejercido el poder político. En particular designa aquella forma de gobierno en la cual el poder político es ejercido por el pueblo. En la historia del pensamiento político el lugar en que se coloca la discusión acerca de la opinión, de los caracteres, de las cualidades y defectos de la democracia es la teoría y la tipología de las formas de gobierno. Por lo tanto, cualquier discurso sobre la democracia no puede prescindir de la determinación de las relaciones entre la democracia y las demás formas de gobierno, ya que solamente así se puede individuar su carácter específico.

En otras palabras, puesto que el concepto de democracia pertenece a un sistema de conceptos que constituye la teoría de las formas de gobierno, ello no puede ser comprendido en su naturaleza específica sino en relación con los demás conceptos del sistema, de los cuales delimita la extensión, siendo a su vez delimitado por ellos. Considerar el concepto de democracia como parte de un sistema más amplio de conceptos permite dividir el estudio siguiendo los diferentes usos a los cuales la teoría de las formas de gobierno ha sido destinada, de vez en vez o contemporáneamente, según los diferentes autores. Estos usos son los tres siguientes: descriptivo (o sistemático), prescriptivo (o axiológico) e histórico”. (https://tinyurl.com/44z93vcd)

En el Perú el término democracia entraña mucho más que una mera preocupación porque su significado no ha sido una constante a lo largo de su historia. De hecho, ha solido ser también utilizado como un “eslogan” en demagógicas luchas en pro de su defensa por parte de políticos del país, que con su accionar contribuían más bien a obstaculizar el camino para alcanzarla; degenerando de este modo en ridícula expresión, irresponsablemente pregonada por quienes suelen ser los primeros en no cumplir con sus requisitos ni dan pruebas de practicarla.

Qué es democracia: inicialmente el término democracia fue concebido como “autoridad o gobierno del pueblo”, en la antigua Grecia allá por los años 500 a.C., cuando la gente vivía en pequeñas ciudades o “polis” y los ciudadanos eran llamados “demos” o “pueblo”; y podían además opinar acerca de sus leyes, normas y reformas.

Hoy engloba a una forma de convivencia social en la que los miembros son libres e iguales y sus relaciones sociales establecidas conforme a mecanismos contractuales; lo que en un sentido estricto significa una forma de gobierno o de organización estatal, donde las decisiones colectivas son adoptadas por el pueblo mediante mecanismos de participación directa o indirecta, que confieren a la vez legitimidad a los representantes.

Y aunque la significación etimológica del término es realmente más compleja de lo que parece, se considera que proviene del griego antiguo “δημοκρατία” acuñado en Atenas en el siglo V a. C. a partir de los vocablos “δῆμος” o “demos” traducible como “pueblo”, y de “κράτος” o “krátos” traducible como “poder” o “gobierno”.

Sin embargo, todo lo que teóricamente exprese el término democracia, no servirá de mucho sino priman al mismo tiempo conductas de reconstrucción moral y ética que logrando consolidarla; alcancen por otro lado garantizar el libre y eficaz desarrollo de las relaciones económicas, empresariales, sociales, políticas, institucionales, jurídicas y demás en la sociedad. Una mirada a nuestra historia republicana nos muestra muy rápidamente que la democracia en el Perú no ha tenido raíces muy sólidas.

Para el fallecido antropólogo y sociólogo Julio Cotler la democracia en el Gobierno de Alberto Fujimori Fujimori: “El sistema político se encontraba tan desprestigiado y la economía tan quebrada que muchos aprobaban el autogolpe alegando que una situación excepcionalmente grave justificaba medidas igualmente excepcionales. Mismo Schmitt. ¿Qué hubiera pasado si Vargas Llosa hubiera presidido el Gobierno? Lo más probable es que, ante su negativa a seguir los planes militares, estos hubieran dado el golpe con el apoyo de amplios sectores sociales”. (https://tinyurl.com/yz5xtj63)

Para lo que puede ser útil esta mirada a las dificultades históricas de la construcción de la democracia en el Perú, es para recordar a quienes ejercerán el gobierno las complejidades y dificultades que habrán de enfrentar; y, asimismo, para que quienes queremos fiscalizar a las nuevas autoridades tengamos una perspectiva más realista de lo que se puede conseguir y exigir.


Por Raúl Allain (*)

 

(*) Escritor, sociólogo y analista político. Consultor Internacional en Derechos Humanos para la Asociación de Víctimas de Acoso Organizado y Tortura Electrónica (VIACTEC).

 

 

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