Gaza se está convirtiendo en un “cementerio de niños”
Antonio Guterres, secretario general de la ONU
El conflicto israelo-palestino, o más en general árabe-israelí, es un tema muy complejo que se arrastra desde el fondo de la Historia y donde se ven, coaligados, intereses –económicos, políticos, geográficos-, religiones, culturas e ideologías que produjeron y mantienen uno de los conflictos más largos de nuestra era moderna y que, lejos de cesar, parece retroalimentarse continuamente.
Para intentar entender todo lo que está englobado en este conflicto, iremos desenvolviendo cinco puntos que, lejos de ser totalmente abarcativos, busca resumir ciertas ideas principales por las que discurre un territorio en disputa desde el siglo XVII antes de nuestra era.
Mucho tiempo y mucha agua bajo los puentes.
I. Historia
En la tradición bíblica, el pueblo judío, se originó debido a tres patriarcas: Abraham, Isaac y Jacob. Este último, Jacob, recibió el nombre de Israel y la tierra fue nombrada como Tierra de Israel (Eretz Israel). Sus doce hijos formaron, cada uno, su tribu: son las doce tribus fundantes de Israel.
Luego de haber sido esclavizados por Egipto, vuelven a su tierra de la mano de Moisés, y eso incluye el vagar durante 40 años por el desierto hasta asentarse.
El camino del pueblo judío se vio enfrentado, históricamente, a diferentes momentos: las sucesivas destrucciones del Templo de Jerusalén (en el año 586 a. C. se da la destrucción del Templo de Salomón por el rey babilónico Nabucodonosor II, y el segundo templo fue destruido por los romanos al mando de Tito, en el año 70), el exilio en Babilonia, el sometimiento del pueblo judío por el gobierno griego, luego por el reino asmoneo (son los sucesores de los macabeos, 137 a. C.-37 a.C. De ese periodo vienen los partidos políticos y religiosos hasta la llegada de los romanos) y posteriormente la dominación de Roma, la época bizantina bajo el Islam, las Cruzadas para recuperar Jerusalén para el cristianismo, el periodo mameluco (“bien poseído”) que gobernaron Egipto y Siria de 1250 a 1517, la época otomana, y, finalmente, el mandato británico durante la primera mitad del siglo XX.
Por lo tanto, hemos de decir que el carácter del pueblo judío, es el de un pueblo que resiste, que conserva su esencia y su apego a ciertas tradiciones, esa resiliencia que, también, hemos de otorgarles a los palestinos, al menos por lo que han sufrido y padecido durante los últimos 75 años. Y es parte de una historia y un destino común.
Como vimos el camino que la violencia ha recorrido en la región es largo, y además, desde el momento en que ya están instalados los primeros judíos en la tierra del futuro país, se suceden (en una lista no taxativa): el progrom de Jerusalén (1920), los disturbios de Jaffa (1921), la matanza de Hebrón y la masacre de Safed (1929), y la Gran Revuelta entre 1936 y 1939.
En el año de 1935, los nacionalistas palestinos que se oponían a la presencia británica en Palestina, y que también se oponían a los sionistas, fueron reprimidos de forma sangrienta.
II. La Nakba y la creación del Estado de Israel
Al final de la Primera Guerra Mundial las fuerzas británicas ocuparon el territorio (Palestina y Trasjordania) con el mandato de la Sociedad de Naciones, la antecedente de la ONU, en 1919. La declaración Balfour, de 1917, anunció su apoyo a un hogar para el pueblo judío (se declara, en forma explícita, “favorablemente interesado en la fundación de un national home para el pueblo judío”).
Al aprobarse el Plan de Partición de Palestina (Nueva York, 29 de noviembre de 1947), donde se consideraba que se había alcanzado el grado de desarrollo mínimo para sostenerse como país independiente y soberano, estalla la guerra civil entre las comunidades judía y árabe de Palestina y esta última con la fuerza de ocupación británica que, cuando actuó, lo hizo en contra de los árabes, entre el 30 de noviembre de 1947 y el 14 de mayo del año siguiente. Como resultado de ese conflicto se da la Declaración de Independencia del Estado de Israel (14 de mayo de 1948, siendo primer ministro Ben Gurión). Los árabes rechazaron el plan que les fue impuesto.
El Plan de Partición establecía que el 55% del territorio sería para los judíos sionistas que poseían sólo el 7% de la tierra en Palestina, en ese momento, y eran el 33% de la población total. El estado árabe palestino tendría el 42% del territorio.
El término nakba, “la catástrofe”, propiamente es día de luto que se condice con la expulsión o la huida de gran parte de la población palestina de sus hogares como consecuencia de la declaratoria de independencia israelí y las acciones armadas de la Hagana, una organización militar de autodefensa judía que luego sirviera de base al ejército israelí. La guerra consecuente provocó la destrucción de 530 aldeas y pueblos palestinos con la muerte de, al menos, 15 mil palestinos por parte de las fuerzas sionistas e israelíes.
De allí salen los primeros refugiados que, al día de hoy, suman 6 millones de hombres, mujeres y niños/as.
III. Las guerras a las que se enfrentó Israel
Inmediatamente a comenzar su vida como Estado, Egipto, Líbano, Siria, Jordania e Irak se enfrentaron a Israel (lo que los israelíes llaman la Guerra de Independencia, 1948).
La guerra de Suez (1956) se da a partir de la nacionalización por parte de Egipto del Canal de Suez, y allí se enfrentaron Francia, Inglaterra e Israel contra Egipto, siendo presidente Gamal Abdel Nasser. Si bien el triunfo militar fue de esa coalición, las presiones políticas externas determinaron que Egipto conservara el Canal de Suez como parte de su soberanía.
Esta situación, que no conformó a Israel, desembocó en la guerra de los Seis Días (1967), donde los israelíes se enfrentaron a una coalición árabe (Siria, Jordania, Irak y República Arabe Unida –Egipto–), entre el 5 y el 10 de junio. A raíz de la victoria israelí, estos ocupan la Franja de Gaza y la provincia del Sinaí, Cisjordania, Jerusalén este y los Altos del Golán en Siria.
La guerra del Desgaste (1967-1970) fue una guerra limitada entre Egipto e Israel, como continuación de la guerra de los Seis Días, con intercambio de artillería y pequeñas incursiones militares que finalizó con un Alto el fuego y el mantenimiento de las mismas posiciones anteriores a las escaramuzas.
La guerra del Yom Kipur (1973) con Egipto y Siria, de un lado, e Israel del otro, del 6 al 25 de octubre, donde los países árabes intentaron recuperar el Sinaí y los Altos del Golán, y en el que los pozos petroleros cercanos al Canal de Suez fueron muy importantes y se dio un embargo petrolero a occidente que desencadenó una subida muy importante del crudo, como una de las consecuencias del conflicto.
La guerra del Líbano (1982) tuvo el objetivo de expulsar a la OLP del Líbano, objetivo que se concretó, y en la Segunda guerra del Líbano (2006), Israel combatió al Hezbolá, con el consiguiente desarme del grupo chií y la retirada posterior del ejército israelí del territorio libanés.
No hay que olvidar, en el marco de la diplomacia y la política, los acuerdos de Camp David, suscritos entre el presidente de Egipto, Anwar el-Sadat y el primer ministro israelí Menágem Begin, bajo la moderación del presidente estadounidense Jimmy Carter el 17 de septiembre de 1978 que estableció unos límites fronterizos, y el acuerdo de Oslo, entre la OLP e Israel donde se buscó un acuerdo permanente a refrendar a los cinco años, donde se establecía que Israel se erigía como responsable de los asuntos exteriores, la defensa nacional y las fronteras, así como se hacía cargo de la seguridad de los israelíes en torno a Cisjordania y la Franja de Gaza. También se preveía la creación de un gobierno interino palestino, a cargo de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) en determinadas regiones, con competencias en materia educativa, así como en la cultura, la salud, el bienestar social, la tributación directa, el turismo y la creación de una policía palestina.
Un suceso que conmovería al mundo fue la masacre de Munich (1972) durante las olimpiadas en Alemania, donde un comando del grupo terrorista Septiembre Negro, aparentemente con nexos con la organización política Fatah, secuestró y asesinó a once deportistas israelíes, mientras que cinco integrantes del grupo terrorista y un policía alemán perdieron la vida.
IV. Intifada. La división política palestina (OLP-Hamas)
El término Intifada (“agitar”, “transgredir”) alude a las batallas callejeras contra Israel que se desarrollaron en 1987, durante la primera Intifada, “piedras (de los palestinos) contra balas (israelíes)”, como si fuera una página bíblica de la lucha en la playa de Gaza entre el pequeño David y el filisteo Goliat. Duró, con intermitencias, hasta 1991. La segunda Intifada se dio entre el año 2000 y el 2005, y surgió tras la provocación que significó la visita del político y militar israelí Ariel Sharón a la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén. Tras la muerte de 5000 palestinos y 1000 israelíes, supuso el aislamiento definitivo de la Franja de Gaza.
Una tercera Intifada comenzó un 8 de diciembre de 2017 a raíz de la decisión del presidente estadounidense Donald Trump de reconocer a Jerusalén como capital del Estado de Israel, con protestas masivas tanto en Cisjordania como en Gaza.
* * *
La Organización para la Liberación de Palestina (OLP), por su parte, tuvo su auge bajo la conducción del carismático líder Yasser Arafat, logrando celebrar el acuerdo de Oslo, que significaba la paz con Israel, bajo la égida del ministro Rabin. El asesinato de este por un ultranacionalista israelí echó por la borda ese acuerdo.
La organización Hamas, no está ajena a la sociedad palestina ni al escenario político actual. Surge en 2019 como una organización de asistencia social, como una rama de la Hermandad Musulmana (Egipto), y en el primer momento Israel la apoya para debilitar a la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) y a la Autoridad Nacional Palestina, del líder Yasser Arafat. Hamas ganó las elecciones de 2006 en Gaza y posteriormente hubo una ruptura con el otro grupo político de Palestina, Al Fatah/ANP en 2007, una división política que aún permanece incambiada. Hamas rechaza el acuerdo de Oslo y tuvo un papel clave en la segunda Intifada.
En 2017 reformó su carta fundacional según el consenso de la ONU. La Carta Fundacional, conocida como Pacto del Movimiento de Resistencia Islámica, afirma llevar a cabo un combate político y no religioso contra Israel y acepta la idea de un futuro Estado palestino en los territorios de Cisjordania, Jerusalén Este y la Franja de Gaza, en base a los límites de 1967, lo que se ha indicado como una línea más moderada dentro de la retórica tradicional del movimiento Hamas, y hace una separación entre sionismo y judaísmo, a la vez que reconocía, en aquel año, a la OLP como “marco nacional” del pueblo palestino y Jerusalén como su capital.
Pero en la actualidad Hamas gobierna en Gaza (uno de sus principales líderes es Musa Abu Marzouk, de larga trayectoria política en Hamas) y la ANP en Cisjordania, donde su presidente es Mahmoud Abbas, que ha pregonado la resistencia activa pero pacífica y la colaboración entre las fuerzas de seguridad palestinas e israelíes (a la que califica de “sagrada”) y, si bien ambos quieren lograr un Estado palestino, difieren en los métodos para llegar a ello.
Netanyahu, por su parte, dijo que “cuando termine la ofensiva, la Franja de Gaza quedará bajo control de Israel”, y ese es el objetivo, una anexión de hecho, el control (policial y militar) de Cisjordania, y el éxodo de casi dos millones de gazatíes “a donde sea que puedan ir”, es decir, campos de refugiados en alguno de los países árabes cercanos. De esa manera Israel se aseguraría, dice el primer ministro, que no se vuelva a atacar al país desde la Franja de Gaza.
La independencia de Palestina fue reconocida el 15 de noviembre de 1988.
V. Situación actual. El 7 de octubre de 2023
Y de pronto una incursión masiva, un raid (ghazwah, en árabe) que, o bien no fue detectado por el gran complejo de defensa israelí, y eso lo convierte en la vulnerabilidad de sus fronteras, o bien fue de alguna manera “dejado hacer” para contrarrestar de la forma más terminante y poder solucionar –de la peor manera: con muertes- la situación. Lo que se sabe, a esta altura, es que, según un documento que circuló entre los líderes militares israelíes, “Muro de Jericó” en clave, se describía con exactitud esta acción, por lo que podría tratarse de una variante de un ataque de “falsa bandera”.
El hecho es que ese día una fuerza militar palestina hizo una incursión, combinando viejas y nuevas tácticas, en una acción original del punto de vista de la táctica militar, de entre mil quinientos a tres mil combatientes sobre el territorio israelí que rodea la franja de Gaza al tiempo que disparó una cantidad tal de misiles que saturó la capacidad de defensa aérea de Israel y su sistema defensivo (“Cúpula de Hierro”). Fue una victoria militar sorpresiva al punto que el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas Israelíes, Herzi Halevi, reconoció la derrota.
Esta acción estuvo coordinada por Hamas, por el Frente Popular para la Liberación Palestina, la Yihad Islámica y el Movimiento Palestino Mujanideen, primera vez que unen fuerzas contra el “terror de los colonos y las fuerzas de ocupación” (como ha manifestado el presidente de la ANP, Mohamoud Abbas).
Todas las atrocidades subsiguientes, y la imposibilidad de confirmar por entero la dimensión de tales atrocidades –que bien pueden ser parte de la propaganda bélica–, el ataque terrorista contra civiles israelíes pero también de otras nacionalidades, por ejemplo los israelíes que murieron en el festival Nova que, al parecer, pudieron haber sido alcanzados por fuego amigo, la catástrofe humanitaria, vengativa, de Israel sobre la población de Gaza (pero también de Cisjordania), los constantes bombardeos invocando el “derecho de autodefensa” (como si los israelíes no hubieran estado interviniendo constantemente en contra de los palestinos desde el mismo momento de la independencia y, por consiguiente, alentando la colonización y haciendo, de hecho, que el territorio israelí crezca en metros cuadrados a expensas de la expulsión de los palestinos), y justificando los “daños colaterales” en su lucha contra Hamas, han creado una situación de verdadera emergencia, de crisis humanitaria y crímenes de guerra y de lesa humanidad.
Nadya Rasheed, embajadora de Palestina en Uruguay, calificó que lo que Israel está haciendo en Gaza es una guerra demográfica, que busca expulsar definitivamente a los palestinos y quedarse en todo el territorio. Este bombardeo indiscriminado, sobre hospitales (como el hospital de Shifa) y sobre escuelas, sobre la población civil que huye hacia el sur, son, claramente, crímenes de guerra.
Gaza, al decir del secretario general de la ONU, Antonio Guterres, “se está convirtiendo en un cementerio”, en un gran cementerio donde el 70% por ciento de las muertes son mujeres y niños. Cada 10 minutos muere un/a niño/a en la zona, como si fueran, tal como dijo el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant: “animales humanos” y su vida no importara.
Los familiares de los secuestrados por los palestinos, que aún estaban en su poder, protestaron frente a la Knesset (Parlamento) en Jerusalén para pedir un acuerdo de liberación. Pedían, también, que se detenga la ofensiva, que no haya más muertos en Gaza, sino un acuerdo para poder rescatar a sus familiares.
Pero nada parece poder detener esta oleada. De hecho, ya hace más de dos meses de esta última fase de la guerra y aún no se le ve el final.
Algunas cifras hablan por nosotros: en Gaza van 18 mil muertos, el 70% que son niños y mujeres, 50 mil heridos, 1 millón y medio de desplazados, más de 300 médicos y paramédicos muertos y 300 heridos (20 hospitales y 46 centros de salud han dejado de funcionar desde el comienzo de la contraofensiva, y más de 100 ambulancias han quedado fuera de servicio), 60 periodistas asesinados en Gaza. Mientras que en Cisjordania hay más de 200 personas asesinadas, más de dos mil heridas, cerca de 3000 detenidos y 4 que han muerto por torturas (cifras al 14 de diciembre). El 11 de diciembre se realizó una huelga general en Cisjordania, en solidaridad con Gaza, pidiendo el fin de los bombardeos.
Según una publicación en el diario Haaretz Israelí y en The New York Times, se consigna que “La investigación policial concluyó que un helicóptero militar que disparó contra Hamas en el festival Nova aparentemente también alcanzó a algunos participantes del festival”. Los pilotos de los helicópteros Apache admitieron que al principio dispararon contra todos los coches sin saber cuáles eran de Hamás y cuáles civiles.
A su vez, Netanyahu confirmó que el ejército israelí había abatido a tres secuestrados israelíes que, con una bandera blanca, habían sido liberados.
Tras una tregua de casi una semana, que llevó alivio a la población gazatí y al intercambio de secuestrados israelíes y presos palestinos, el 1 de diciembre se reanudaron los enfrentamientos. Del lado israelí, desde el 7 de octubre han muerto más de 430 soldados (muchos de ellos se contabilizaron dentro de los 1.200 muertos de la incursión de Hamas del 7 de octubre) y han sido heridos alrededor de 1.600.
¡ Dénle una oportunidad a la paz !
Notas
*Mi abuelo paterno, León Schvarz, al que no conocí puesto que murió antes de que yo naciera, fue Inspector de escuelas judías en Uruguay, parte de Argentina y de Brasil, y mi abuela materna, Bertha Alexandrovich, era judía nacida en el puerto de Odessa, que tras sufrir un progrom contra la tienda de su familia (ellos vivían en la trastienda) no tuvo más remedio que emigrar. De mi abuela Bertha me vienen algunos recuerdos, algunas comidas y un pequeño candelabro de siete velas (menorah) que me legó poco antes de morir. Mi padre, el periodista sobre temas internacionales Niko Schvarz, no abrazó la religión judía y en sus diversas notas sobre “el problema judío”, bregaba por un Estado palestino en el que se respetaran las fronteras delimitadas con Israel en 1967.
En mi caso tampoco adopté la religión judía ni ninguna religión, aunque las respeto a todas porque creo que pueden llenar un vacío existencial o espiritual entre los seres humanos que pueblan este planeta.
No se trata de judíos o árabes, sino, en primer lugar de parar la guerra, el bombardeo indiscriminado; se trata del alto el fuego que haga necesaria la ayuda humanitaria como primer paso para la liberación de rehenes y el establecimiento de negociaciones de paz.
Quizá sea utopía: dos estados, dos gobiernos y una misma aspiración al desarrollo humano y productivo de la región, en beneficio de todos sus pobladores.
Por Sergio Schvarz*
Fuentes
Thomas Grossman, La incursión militar palestina del sábado 7 de octubre, en La Onda Digital N.º de archivo 74712 (www.laondadigital.com.uy) www.laondadigital.com.uy/archivos/74712
La Diaria del 14 de noviembre 2023, artículo firmado por la embajadora palestina Nadya Rasheed.
Prensa Latina, Exhorto de embajadora palestina a gobierno de Uruguay, 15 de noviembre 2023.
La Nación, Qué dice la Autoridad palestina de su rival político Hamas y el ataque a Israel, 12 de octubre 2023
Otras informaciones de prensa accesibles en Internet publicadas durante el mes de noviembre y diciembre.
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