Del libro de Manuel Chaves Nogales: Alemania bajo el signo de la esvástica. Cómo un enviado especial español supo calar, ya en mayo de 1933, la dictadura nazi.
Resumen: Manuel Chaves logró en su serie de trece artículos para el diario liberal burgués madrileño Ahora penetrar en los requisitos de éxito y los principios de funcionamiento de la naciente dictadura nazi y expresarlos mediante una vivaz forma narrativa. El reportaje tiene interés también como documento histórico y mereció la mayor atención de los historiadores alemanes y españoles. La presente reseña pretende mostrar estos aspectos.
1.1 Una valoración inicial, como crítica temprana de la dictadura nazi
Manuel Chaves, subdirector y redactor jefe del diario Ahora, viajó a la Alemania nazi como enviado especial en la primavera de 1933.[1] Su reportaje desde la Alemania nazi pocas semanas después de la toma del poder es, dentro de sus obras, la que más condiciones reúne para interpelar directamente al público alemán.
El reportaje ofrece una imagen del naciente régimen nazi que impresiona por su complejidad, y describe sus instrumentos ideológicos y de poder político. Lo más difícil de la tarea periodística era probablemente configurar las observaciones y hallazgos de forma que los lectores españoles encontraran los informes apasionantes, comprensibles y convincentes.
La mayoría de sus apreciaciones siguen siendo válidas hoy en día. Con todo, no importa saber si Manuel Chaves acertó en todos sus juicios. El valor principal del reportaje reside hoy en el hecho de que ofrece una instantánea auténtica de lo que una mente despierta de entonces podía observar y concluir. Cabe considerarlo como uno de los primeros análisis críticos del nacionalsocialismo, recién llegado al poder.[2]
El reportaje quedó tan bien estructurado que, al leer el libro, es fácil olvidar que los artículos de que se compone eran inicialmente piezas separadas redactadas poco a poco durante un viaje de varias semanas a Alemania. Desde el punto de vista técnico, las distintas contribuciones se transmitieron al equipo editorial de Madrid por teléfono y fueron transcritas en tiempo real por mecanógrafos altamente profesionales. A continuación, se procedió a la composición tipográfica y a la integración texto-imagen (González Prada 2005, p. 21).
Lo que ahora se presenta en forma de libro fue en su origen una serie de trece artículos publicados entre el 14 de mayo y el 28 de mayo de 1933 en el diario madrileño Ahora. Diario gráfico. Fundado en 1930, Ahora fue un importante diario liberal-burgués de Madrid durante la Segunda República Española (1931-1939), con unos 100.000 lectores. Era próximo a las ideas y a la política del entonces presidente del gobierno, Manuel Azaña.[3]
El añadido Diario gráfico hace referencia a las numerosas ilustraciones en huecograbado, que eran una de las características particulares del periódico. Texto e imagen forman un todo. Lo mismo ocurre con los reportajes de Manuel Chaves. Las fotos, algunas tomadas por el propio autor, pero en su mayoría procedentes de otras fuentes, autentifican e ilustran lo explicado en el texto. Uno de los méritos de la edición alemana es contener la mayoría de las fotos del reportaje. Puede decirse, hablando de modo general, que una entrega típica llenaba una doble página del diario. En el texto se incluían de cuatro a cinco fotos con leyendas explicativas.
1.2 Cualidades periodísticas del reportaje
Con olfato periodístico, distanciándose de la ideología nazi y adoptando la perspectiva exterior de un observador democrático, Manuel Chaves consigue vislumbrar las condiciones necesarias de éxito y los principios funcionales de la dictadura que se estaba estableciendo, y expresarlos de forma vigorosamente narrativa. Chaves nunca da lecciones, no alardea de sus conocimientos, no argumenta teóricamente, sino que se basa siempre en su práctica de observación y en sus experiencias.[4]
Entre las vivencias pasadas que agudizaron su visión de la situación alemana se incluyen los años de dictadura en España bajo el general Primo de Rivera (1923-1930) y la experiencia adquirida en sus viajes acerca de la situación política en la Unión Soviética y la Italia de Mussolini.
A diferencia de muchos observadores de la época, se tomó en serio dos objetivos de Hitler y del nacionalsocialismo que habían sido articulados mucho antes de la toma del poder: la guerra y la eliminación de los judíos. Por este motivo, la recopilación de pruebas sobre el esfuerzo armamentístico y los preparativos de guerra, así como sobre la incipiente «extirpación metódica de los judíos» adquieren una importancia central en su investigación.
La visible progresión y éxito de los movimientos fascistas en Europa y la cuestión aneja sobre si ello suponía una amenaza para la República española proclamada en 1931 constituyen el marco de referencia adicional de su interés por profundizar en la cuestión. Es probable que su gráfica presentación de lo que implicaba vivir bajo la esvástica, un existir en un sistema totalitario, haya tenido un efecto disuasorio en la mayoría de los lectores de Ahora. Sin embargo, hay que tener en cuenta también que en España ya existía entonces una prensa de derechas y extrema derecha que pintaba una imagen bien distinta del nacionalsocialismo.
En sus reportajes, Manuel Chaves hace uso de todos los recursos del periodismo: a veces las fotos dominan el texto, a veces se registran con meticulosidad cifras y datos, y otras veces se describe una anécdota o una escena conmovedora. La visita a un campo de trabajadores voluntarios es documentada y reflejada con esmero. Se alternan referencias a conversaciones con «alemanes medios» y altos funcionarios, así como declaraciones públicas de cuadros del partido. Una entrevista con Joseph Goebbels es el centro de otro artículo.
Se incorporan reflexiones sobre el carácter de los alemanes, intercaladas aquí y allá, y se esboza el escenario distópico de un futuro nacionalsocialista con niños arios fabricados en serie. Las comparaciones entre Alemania y España se desarrollan como juegos de la imaginación: qué vendría a significar en particular tal o cual medida trasladada a las condiciones españolas. Además, se abordan temas de actualidad germano-española que preocupaban a la opinión pública española de la época (por ejemplo, si hubo entregas secretas de armas a la Alemania nazi o cómo se comportaba la embajada española en Berlín con los judíos alemanes deseosos de emigrar).
1.3 La aportación de Eugeni Xammar
Desde 1930, año de su fundación, Ahora contaba con un corresponsal permanente en Berlín: Eugeni Xammar, quien ya había trabajado como corresponsal para varios periódicos en Alemania desde 1922 (González Prada 2005, p. 20). Xammar, que por cierto estaba casado desde 1922 con Amanda Fürstenwerth, de Neumünster, resultaba ser un excelente conocedor de la historia y la política alemanas. También fue agregado de prensa de la embajada española y vicepresidente de la Asociación de la Prensa Extranjera en Alemania (VAP).[5]
Manuel Chaves supo utilizar los precisos conocimientos de Xammar sobre los inicios y el ascenso del NSDAP y su política desde la llegada al poder, su red personal y sus contactos a través de la embajada española y el VAP. Cabe añadir el perfecto conocimiento del alemán que tenía Xammar. Testimonio de ello es su traducción del Dr. Faustus de Thomas Mann al español, publicada en 1951 (Buenos Aires Ed. Sudamericana), que se ha reeditado una y otra vez hasta nuestros días. Manuel Chaves, por su parte, tenía en el mejor de los casos un conocimiento rudimentario del alemán, «… y es completamente desconcertante cómo pudo entablar contacto con la población, ya que no sabía nada de alemán: cualquier información en sentido contrario sería una sorpresa» (Henseleit 2022, p. 21). Xammar habrá estado presente al menos en algunas de las citas a las que acudió Chaves. La realización de la entrevista con Goebbels, uno de los momentos históricamente relevantes del viaje, es también difícilmente concebible sin la participación de Xammar. Ambos periodistas se tenían en gran estima, y acababan de hacer un viaje conjunto a la Italia fascista (González Prada 2005, p. 21). Los lectores de Ahora se beneficiaban de esta colaboración. Eran informados de los acontecimientos en la Alemania nazi por Xammar así como por Manuel Chaves: con regularidad continuada, a través de la columna de Xammar; y en mayo de 1933, adicionalmente, a través del reportaje seriado de Manuel Chaves.
1.4 Importancia del reportaje para la ciencia histórica
El libro es de interés para los historiadores por tres razones. En primer lugar, como documento testimonial contemporáneo y relato visual, entre otras cosas, de la visita al campo FAD de Biesenthal [FAD = Servicio de Trabajo Voluntario; el Servicio de Trabajo del Reich, RAD, no fue creado hasta junio de 1935], situado al noreste de Berlín, cuya militarización por los nazis fue documentada por Manuel Chaves. En segundo lugar, el reportaje desde Alemania en el nº 760 del periódico, el 21 de mayo, contiene una entrevista con el Ministro del Reich de Ilustración Popular y Propaganda, Joseph Goebbels (véase en una sección ulterior). En tercer lugar, las recientes investigaciones sobre el nacionalsocialismo despliegan un interés creciente por las relaciones mantenidas por la dictadura nazi con el público internacional, del que los corresponsales extranjeros formaban una parte destacada. Los artículos de Xammar y Chaves sobre la Alemania nazi también merecen interés en este contexto. La dictadura nacionalsocialista no era en modo alguno indiferente a la forma en que se pensaba sobre ella y se informaba sobre ella.[6]
Para situar mejor el reportaje, conviene recordar brevemente el momento histórico y el contexto al que pertenece.
1.5 El contexto político en Alemania
Según una fecha dada por Manuel Chaves (p. 27), parece verosímil que viajara a Alemania a mediados de abril de 1933. Por entonces ya se habían tomado importantes medidas contra los opositores al nacionalsocialismo y los partidarios de la República de Weimar, y la instauración de la dictadura totalitaria estaba plenamente en marcha. Los lectores de Ahora interesados en Alemania estaban al corriente gracias a los artículos de Xammar.[7]
- 30 de enero: Toma del poder = el Presidente del Reich Paul von Hindenburg nombra a Adolf Hitler Canciller del Reich;
- 4 de febrero: Decreto del Presidente del Reich para la Protección del Pueblo Alemán (viene a anular en gran medida los derechos fundamentales constitucionales de libertad de reunión y libertad de prensa);
- 28 de febrero: Incendio del Reichstag (sede del parlamento) / Decreto del Presidente del Reich para la Protección del Pueblo y del Estado;
- 5 de marzo: Elecciones al Reichstag;
- 13 de marzo: Creación del Ministerio de Ilustración Popular y Propaganda del Reich;
- 20 y 21 de marzo: Se organizan los campos de concentración para presos políticos de Dachau y Sachsenhausen;
- 23 de marzo: Ley Habilitante (poderes legislativos ilimitados para el Gobierno);
- 1 de abril: Llamamiento a un boicot contra los comercios judíos y contra profesionales judíos (médicos y abogados);
- 7 de abril: La Ley para la Restauración del Funcionariado Público Profesional (destinada a apartar del servicio público a personas de origen judío, opositores políticos y otras personas indeseadas y privarlas de su medio de vida. Al mismo tiempo, ello significaba asegurar puestos de trabajo y cargos a los miembros del NSDAP y otros nazis);
- 11 de abril: Introducción del «certificado ario».
Durante el tiempo en que Manuel Chaves estuvo en Alemania, fue testigo de la aplicación y las consecuencias de las medidas mencionadas. Por otra parte, hubo otros hechos decisivos que el periodista pudo vivir en directo:
- 1 de mayo: El Día Nacional del Trabajo como acto multitudinario con apoyo sindical;
- 2 de mayo: Desmantelamiento de los sindicatos;
- 10 de mayo: Creación del Frente Obrero Alemán (DAF);
- 10 y 11 de mayo: Quema de libros en la antigua Plaza de la Ópera de Berlín, momento cumbre de la «Acción contra el espíritu no alemán», que había comenzado en marzo de 1933; hasta octubre se quemaron libros en al menos otras dieciocho universidades alemanas.
Hacia el final de su estancia hubo Chaves de constatar lo siguiente: «Todos los adversarios del nacionalsocialismo han sucumbido» (p. 114); bien se habían pasado a los nacionalsocialistas, bien habían sido encarcelados, o se habían suicidado o habían huido al extranjero «en busca de la Libertad que el pueblo germánico ha creído superflua» (p. 115).
2. Sobre los contenidos
2.1 Una breve presentación del abanico temático
Impresiona ver cómo Manuel Chaves consigue abarcar una enorme variedad de temas en relativamente pocas páginas. A diferencia de muchos observadores del ascenso y la toma del poder por los nacionalsocialistas, él ya muestra su convicción en abril/mayo de 1933 ―y puede demostrarlo― de que el gobierno nacionalsocialista significa la guerra y la eliminación de los judíos en Alemania. Recoge pruebas del rearme y los preparativos para la guerra, documenta la «extirpación metódica de los judíos», desde el boicot planificado hasta las leyes antijudías que privan deliberadamente a los judíos de Alemania de sus medios de subsistencia, algo que Manuel Chaves denomina terror gris.
Aun admitiendo que los preparativos para la guerra, el antisemitismo y el exterminio son las piedras angulares del nacionalsocialismo, quedan sin respuesta muchas preguntas más concretas sobre el establecimiento, el mantenimiento y la expansión del poder. Manuel Chaves se interesa especialmente por la forma en que los nacionalsocialistas lograron ganarse a las mujeres y a los jóvenes, y cómo el adoctrinamiento se abrió camino en las instituciones educativas. Comenta los métodos modernos de public relations y propaganda nazi, así como la pérdida forzosa de diversidad de opinión de la prensa. Muestra cómo la ideología nazi prometía, por un lado, la revolución a los trabajadores y, por otro, el orden y buen clima de negocios a las grandes empresas. Analiza el desmantelamiento de los sindicatos, que no opusieron suficiente resistencia, observa la emergente estructura dual de las instituciones del partido y del Estado, y señala las intervenciones totalitarias en ámbitos de decisión antes privados. Casi incidentalmente, el carácter cínico de Goebbels o Göring queda patente a través de las citas. Pero también se advierte el asombro ligeramente horrorizado del reportero español ante «la actitud de Alemania» (p. 20), con su tendencia a obedecer a las autoridades, el desmedido hincapié en el trabajo («El alemán tiene que trabajar siempre. Tener trabajo es ser hombre», p. 56), la sustitución de la razón por la «Weltanschauung» (p. 125) y, en el plano mental, una notable proximidad a la Edad Media (p. 121). Y ahí no acaban los temas. Manuel Chaves debe tener siempre presente en su exposición a sus lectores españoles, que han de entender lo que ocurre en Alemania. Para ello, a lo largo del reportaje se hacen referencias y comparaciones actuales e históricas con España.[8]
En lo que sigue se intenta mostrar cuatro ejemplos de cómo Manuel Chaves trata los temas y cómo escribe. Las formulaciones llamativas, algunas de las cuales se mencionan aquí, desempeñan un destacado papel estilístico, entre otros recursos. En primer lugar, el tema de la militarización y el rearme. Es interesante que Chaves no trate este tema en un solo artículo, sino que vuelva a él una y otra vez subrayando distintos aspectos en cada caso. En cuanto al segundo tema, la persecución y opresión de los judíos, se ilustrará usando citas cómo Chaves trata los aspectos irracionales, grotescos y ridículos de la política antisemita nazi tanto con sarcasmo como con compasión. El tercer tema, la conquista de la juventud por los nazis, muestra con especial claridad que para Manuel Chaves es importante llamar la atención sobre las diferencias fundamentales entre las condiciones de Alemania y las de España. Por último, se hace referencia al artículo centrado en la entrevista con Goebbels sobre la propaganda y la contrapropaganda. Nuevamente, aunque de forma menos manifiesta, la referencia a la situación política en España ocupa una posición importante. Este artículo también revela la importancia del corresponsal permanente del periódico Ahora en Berlín, Eugeni Xammar.
2.2 Campo temático: rearme, militarización y preparativos bélicos
El periodista respalda con pruebas su convicción de que Alemania quiere la guerra. El tema se aborda en varios artículos, cada uno dirigido a un aspecto diferente. En la segunda entrega de la serie, del 16 de mayo de 1933, se dice a los lectores:
Así, pues, para comprender la situación de Alemania hay que partir de unos supuestos comunes que ya nadie se atreve a discutir de buena fe, ni siquiera los mismos alemanes: el que Alemania quiere la guerra; el de que la hará en cuanto pueda (pp. 26 ss.).
Bajo el título «Cómo piensa el alemán medio» recoge Chaves declaraciones de alemanes con los que ha tenido trato. Se repite un tema nada baladí, el compromiso con el militarismo:
Nuestro ideal es el militarismo. Los latinos se asustan de esta afirmación porque son incapaces de concebir el militarismo como voluntad y como representación (p. 32).
En la siguiente entrega, del 17 de mayo de 1933, se pregunta cuántos soldados tiene realmente Alemania:
Mientras en Ginebra discuten si la Reichswehr tiene efectivamente cien mil hombres o cien mil uno, cualquiera que ande unos días por Alemania y vea las manifestaciones callejeras y las paradas de los nazi y los cascos de acero, hará fatalmente el cálculo de que en filas Alemania tiene muy cerca de un millón de hombres (p. 38 ss.).
En la página siguiente figura una lista articulada de las distintas tropas militares y paramilitares, que alcanzan un total de 1,1 millones de hombres.
En otras dos entregas de la serie, Manuel Chaves describe su visita al campo de Biesenthal, un campo para trabajadores voluntarios no alejado de Berlín. Por la mañana ve cómo «los trabajadores voluntarios están desecando una laguna» (p. 52); Por la tarde, hay gimnasia en el programa, lo que para el autor no significa otra cosa que «instrucción militar que se da a los reclutas» (p. 57). Saca la siguiente conclusión: «Efectivamente: todos los trabajos que hacen los obreros voluntarios son útiles para un ejército en operaciones» (p. 52). Su síntesis: «Trabajo voluntario = Servicio militar obligatorio» (p. 58).
La insistencia bélica también se aprecia en la política de la mujer. Se anima a las mujeres a procrear: «cuando se les piden hijos es porque se espera el momento en que sean necesarios. Muchos, muchísimos hijos de madres alemanas va a necesitar el Führer. Todos serán poco» (p. 83).
2.3 Campo temático: la extirpación metódica de los judíos
Manuel Chaves tituló uno de sus artículos «La extirpación metódica de los judíos» y hizo notar que el término extirpación procedía del propio Hitler y que la «extirpación radical del judío» era uno de los fundamentos de los nacionalsocialistas.[9] En abril/mayo de 1933, considera decisivo lo que denomina el terror gris: «lo verdaderamente serio e importante … es la implacable línea de conducta seguida por un régimen como el nacionalsocialista contra una masa de ciudadanos que, según las estadísticas, pasan de setecientos mil» (p. 99).
A continuación, explica las consecuencias de las leyes y ordenanzas antijudías, que afectan a profesores, abogados, pequeños comercios y grandes empresas como imprentas y grandes almacenes, así como a instituciones de beneficencia judías, empleadas del hogar e incluso guardagujas de ferrocarril, que se vieron privados de su medio de vida. Concluye:
No; no es que a los judíos les corten las orejas ni les arranquen los pelos; es, sencillamente, que les van suprimiendo los medios de vida (p. 100).
En media página, Chaves desmonta con trazo ligera y cierta dosis de sarcasmo la distinción ideológica fundamental de los nacionalsocialistas entre ario y semita. Al tomarse en serio la argumentación ideológica de los nazis, demuestra lo absurda que es.
«La raza de los arios» aparece sobre la faz de la tierra hacia 1830 […] Esto es lo que se deduce de las normas puestas en vigor por Hitler para saber cuáles son «los alemanes puros» y cuáles los judíos. Son arios puros aquéllos que puedan presentar las partidas de bautismo de sus cuatro abuelos; un solo abuelo no bautizado convierte a un alemán en semita, y en cambio, una pura ascendencia judía de veinte siglos, y la conversión final al cristianismo de los cuatro abuelos, sirven para trocar al más legítimo hijo de Israel en ario purísimo, dotado de todas las nobles virtudes de la raza nórdica (pp. 101 ss.).
¿Es un poco grotesco, verdad? Pues con este concepto de la raza aria […] está haciendo Hitler la división de sus súbditos en ciudadanos que tiene derecho a la vida y ciudadanos que deben morirse; porque no tendrán más remedio que morirse (p. 102).
Los ciudadanos judíos saben que sus vidas están en juego: han entendido el mensaje. La emigración no es la solución para la mayoría de ellos; solo para los que tienen el dinero requerido para ello (p. 102).
El judío está tan aterrorizado, que se allana a todo, y pasando por las más humillantes vejaciones, sólo pide que le dejen el derecho a vivir (p. 105).
Como ejemplo extremo, cita a un intelectual judío que se dirigió a los nazis con una llamativa reclamación.
Las últimas experiencias científicas han demostrado que a un perro se le puede extraer hasta la última gota se su sangre para volver a llenar sus venas con sangre de otro perro de casta distinta; hacedlo así con nosotros, si no queréis que tengamos sangre judía; pero dejadnos vivir. O dejadnos marchar (p. 105).
Lamentablemente, el autor, que hubo de ser testigo presencial, nos deja a oscuras sobre las circunstancias reales y los participantes en esta insólita petición.
La siguiente parte de la serie se centrá en otra consecuencia del régimen violento. Versa sobre masa y poder, siendo el titular elegido para ello «El Gran Inquisidor: El Pueblo» (p. 112). El terror gris de las leyes y reglamentos se complementa con la implacable caza del pueblo por el pueblo. Los cazados de este modo no son solo judíos, sino también los restos de una oposición de izquierdas y, en última instancia, todas las personas no deseadas. Chaves cita ejemplos. Su idea central:
La presión de una masa de humanidad, lanzada en una dirección favorable a sus instintos de odio y venganza, es mucho más eficaz que todos los aparatos policíacos (p. 114).
No hay lucha posible contra el odio de esa mayoría. «Todos los adversarios del nacionalsocialismo han sucumbido» (p. 114).
2.4 Campo temático: la conquista de la juventud
El capítulo sobre «la conquista de la juventud» da comienzo con esta frase:
De aquí en adelante, todos los niños que nazcan en Alemania traerán la cruz gamada en el ombligo. No desconfío de que los sabios alemanes lleguen a aislar el principio biológico del nacionalsocialismo, ni de que encuentren la manera de inyectárselo a las embarazadas (p. 65).
Algo más adelante, continúa así:
Los alemanes están orgullosísimos, relamiéndose sólo de pensar en lo que será capaz de hacer este niño que van a producir en serie (p. 66).
La ventaja anhelada es que el régimen ya no habrá de preocuparse por la reeducación o el exterminio en un futuro en que los niños «[nazcan] ya como convenga» (p. 65). Sin embargo, serían de compadecer estos niños, «para los que ningún acento verdaderamente humano será jamás inteligible» (p. 66), en contraste con los pobres rapaces de los montes gallegos o de las marismas andaluzas, de los que habla Manuel Chaves, que a pesar de su pobreza «conservarán íntegro, puro, el sentimiento de la Libertad, el de la Justicia, el de la Paz y el de la Humanidad» (p. 67).
No obstante, esta sarcástica distopía no oculta las ambiciosas medidas adoptadas por los nazis a fin de ganarse a los jóvenes para su bando: adoctrinamiento en las escuelas, propaganda, una enorme red publicitaria en la ciudad y en el campo, desfiles musicales, banderas, uniformes, juguetes militaristas, estampas coleccionables, deporte y cine.
Manuel Chaves ve claramente que los aspectos radicales, violentos y brutales del movimiento tienen capacidad de atracción para muchos jóvenes.
Todos los radicalismos y todas las audacias de la juventud caben en la actuación de las tropas de asalto de Hitler. … La gran fuerza de Hitler para la conquista del Poder ha sido indiscutiblemente los jóvenes. No nos equivocemos: la juventud rebelde alemana está con el Führer (pp. 71 ss.).
Ello constituye una diferencia importante con lo que ocurre en España:
El nacionalsocialismo es, indudablemente, un movimiento reaccionario, pero no como se lo imaginan los reaccionarios españoles. Hablad de un nazi de las buenas cualidades de sus mayores, y veréis qué infinito desprecio siente por ellos, cómo los odia. ¿El pasado? Un tejido de errores. ¿El káiser Guillermo? Un viejo cobardón que le tenía miedo a la guerra (p. 94).
2.5 La entrevista con el Ministro de Propaganda Joseph Goebbels
La entrevista, que aparece en Ahora el 21 de mayo, ha sido limitada de antemano por el Ministerio de Propaganda a tres preguntas y tres respuestas, que han de ser publicadas textualmente: «cada pregunta, con su respuesta a reglón seguido. Nada más» (p. 128).[10]
La entrevista se anuncia a los lectores de Ahora como si Goebbels se dirigiera específicamente a ellos. El estricto y rígido esquema de preguntas y respuestas, que descarta una conversación real, nos lleva a suponer que Manuel Chaves no se reunió con Goebbels en persona. Es perfectamente concebible que Manuel Chaves o Eugeni Xammar presentaran las tres preguntas por escrito y recibieran las respuestas, también por escrito, en algún momento posterior. El hecho de que Chaves, de forma poco habitual en él, no diga ni una palabra sobre el lugar, la forma en que le saludaron u otros detalles también habla en contra de un encuentro real entre los participantes.
Lo que añade en cambio a la entrevista es una cáustica tipificación del Dr. Goebbels, que es tan larga como toda la entrevista. Goebbels es caracterizado como un «tipo ridículo, grotesco» (p. 128).
Hay en él la misma capacidad de sugestión y de dominio que en todos los grandes iluminados, en todos esos tipos nazarenoides de una sola idea encarnizada. […] Es de esa estirpe dura de los sectarios, de los hombres votados a un ideal con el cual fusilan a su padre si se les pone por delante (p.129).
Completa su descripción con una frase destinada a facilitar la presentación del personaje ante su público español: «En España no ha habido así más que algunos curas carlistas, hace ya muchos años» (p. 129).
El gran titular a todo lo ancho de la página del periódico reza: «¿Habrá fascismo en España?». Las dos primeras preguntas planteadas a Goebbels, sin embargo, siguen estando estrechamente relacionadas con el departamento del ministro de Propaganda. La primera se refiere a la propaganda antialemana de los judíos emigrados al extranjero y cómo se debe poner fin a la misma. La segunda pregunta es qué métodos de propaganda piensa utilizar el ministerio fuera de Alemania. En la tercera, pregunta al ministro de Propaganda si cree que la doctrina nacionalsocialista será comprendida y tendrá eco en otros países, acercándose a la cuestión general de si habrá fascismo en España.
En opinión del reseñador, Chaves y Xammar podían intuir las respuestas que recibirían. Probablemente les interesaban dos cosas: en primer lugar, hacerse con el trofeo de conseguir que uno de los ministros más importantes del nuevo gobierno alemán concediera una entrevista para su propio periódico y, en segundo lugar, configurar las respuestas de modo que los lectores de Ahora se dieran cuenta del tipo de mente en Goebbels.
La respuesta de Goebbels a la primera pregunta sobre qué hacer con la propaganda antialemana de los judíos emigrados era en esencia la siguiente: aumentar la presión sobre los judíos en Alemania. El boicot contra los judíos a principios de abril había demostrado que este planteamiento funcionaba. La respuesta a la primera pregunta termina con una frase que habla de la perfidia de Goebbels: «En adelante seguiremos manteniendo el principio de que los judíos residentes en Alemania tienen obligación de evitar que el país donde viven sea difamado» (p. 130). La referencia al boicot puede no ser inmediatamente obvia para todo el mundo, pero lo es para un lector atento de Ahora.
En efecto, en un artículo de Xammar sobre el llamamiento al boicot, aparecido en Ahora el 1 de abril de 1933, ya se citaba una frase de Goebbels: «El sólo anuncio del boicot ha bastado para que la violencia de la campaña antialemana en la prensa extranjera disminuyera notablemente» (Xammar 2005, p. 126). Es precisamente esta afirmación de Goebbels la suscitada nuevamente por la primera pregunta del entrevistador y la que hace llegar a los lectores del periódico en toda su dureza.
En respuesta a la segunda pregunta sobre la propaganda en el extranjero, Goebbels arguye sintéticamente: «No haremos ninguna propaganda. Nos limitaremos a procurar que la verdad sobre Alemania sea conocida en todo el mundo» (p. 130). En lenguaje llano, se infiere claramente que el régimen nazi no tolerará en el extranjero una cobertura mediática no deseada. En marzo, la prensa española tuvo una dolorosa experiencia de lo que ello significaba en la práctica. Xammar había informado sobre el sucedido en Ahora. Probablemente, este incidente estaba aún fresco en la mente de ambas partes en el momento de la entrevista. En concreto, el periódico El Socialista había escrito el 19 de marzo de 1933 que Ernst Thälmann había sido asesinado por los nazis. Aunque el líder del KPD Thälmann estaba en prisión en ese momento, seguía vivo.
De hecho, los nazis aprovecharon esta falsa noticia para organizar un montaje político y mediático a gran escala.[11]
La respuesta a la tercera pregunta fue que el nacionalsocialismo no era un artículo de exportación, sino que se estaba produciendo una «transformación espiritual de Europa» (p. 130), en la que cada nación encontraría la forma que le conviniera según la naturaleza de su carácter nacional. Pero nuestros periodistas, muy viajados, eran sin duda conscientes de que no hay lugar para el internacionalismo en la ideología de un nacionalismo a ultranza. Si se pone en relación la respuesta de Goebbels con el epígrafe «¿Habrá fascismo en España?», concluimos que su apreciación era correcta en la medida en que la posterior dictadura de Franco tuvo ciertamente sus características nacionales. Sin embargo, la victoria de Franco en la Guerra Civil española, de la que surgió la versión española de una dictadura fascista, fue cualquier cosa menos un asunto nacional, y sin el apoyo militar activo de los estados fascistas de Italia y Alemania habría sido impensable.
3. Conclusión
El reportaje de mayo de 1933, impresionante incluso hoy día, consigue pintar una imagen vívida y completa de Alemania poco después de la toma del poder. En el texto se subraya la importancia de Eugeni Xammar, corresponsal permanente en el extranjero del periódico Ahora en Berlín, para el éxito del reportaje. A pesar del tiempo transcurrido, nada parece anticuado en la serie de artículos. Capta un momento del camino de Alemania hacia la barbarie nacionalsocialista y muestra cómo las normas de civilización, los valores democráticos y los derechos humanos estaban siendo socavados por los nazis a una velocidad vertiginosa. De nuevo oímos la voz original de Manuel Chaves: «lo que nosotros llamamos barbaridades, para ellos no lo son. … [nosotros lo llamamos barbarie], aunque ellos lo llamen de otro modo» (109 ss.). Chaves escribe sobre la Alemania nazi, pero lo hace con el trasfondo de la situación política de España. Al referirse al nacionalsocialismo, sabe que su punto de vista tiene que imponerse frente a otras imágenes que circulan por la prensa reaccionaria y de derechas, por un lado, y por la prensa de la izquierda no burguesa, por otro. En mayo de 1933, todavía cabe mantener la creencia en el éxito del experimento democrático de la Segunda República, pero la euforia del principio ya se ha desvanecido. El clima político ha cambiado con el auge del fascismo europeo, lo cual se refleja en la radicalización de las fuerzas reaccionarias y antirrepublicanas, por un lado, y de las izquierdas decepcionadas con la República, por otro. En este contexto, el reportaje sobre la Alemania nazi y la vida bajo el signo de la esvástica también debe leerse y entenderse como un intento deliberado de disuadir y advertir contra el fascismo/nacionalsocialismo.
Por último, cabe sugerir nuevamente tareas a los historiadores profesionales interesados en el tema del nacionalsocialismo y el público internacional. ¿Cuáles eran los métodos de trabajo y de información de los corresponsales españoles en el extranjero acreditados en Berlín? ¿Qué contactos y redes eran importantes para ellos? ¿Hubo complicidades con la dictadura nazi? ¿Qué importancia concedió el régimen nazi a la tarea de crear influencia e instrumentalización en la prensa extranjera española (o hispanohablante)? La obra de Norman Domeier Weltöffentlichkeit und Diktatur [Opinión pública mundial y dictadura] supone un impresionante modelo, pero, al centrarse sobre todo en los periodistas estadounidenses, prácticamente no incluye a los corresponsales extranjeros españoles.
Un estudio sobre los corresponsales extranjeros españoles en la Alemania nazi no debería olvidar a Eugeni Xammar. Ese podría ser un buen punto de partida. ¿Qué contactos de interés tuvo en su entorno privado, qué contactos mantuvo con otros corresponsales, con qué personalidades y políticos alemanes influyentes de la República de Weimar y más tarde del nacionalsocialismo se relacionó? ¿Cómo consiguió mantener su posición hasta 1936? Lo que parece indudable es que Xammar dominaba el delicado arte de cabalgar sobre el filo de la navaja. Es decir, escribir sobre una dictadura para el extranjero sin perder la cabeza. El fin de su estancia en Alemania en 1936 se debió probablemente a las estrechas relaciones entre la Alemania nazi y el bando franquista desde el inicio de la guerra civil en julio de 1936.
Desde una perspectiva alemana queda por desear que alguna editorial alemana publique los artículos escritos por Xammar para Ahora entre 1930 y 1936 (Xammar 2005). Ello sería útil para cualquier persona interesada en obtener una visión esclarecedora, a través de una mirada externa, acerca de la República de Weimar y el nacionalsocialismo; y útil también para la investigación sobre corresponsales extranjeros de nacionalidad española en Alemania (antes y durante el franquismo).
Referencias bibliográficas
Belke, Ingrid: Publizisten warnen vor Hitler. Frühe Analysen des Nationalsozialismus. En: H. Horch & H. Denkler (Ed.), Parte 3: Judentum, Antisemitismus und deutschsprachige Literatur vom Ersten Weltkrieg bis 1933/1938. Max Niemeyer Verlag: Berlin, New York 1993, pp. 116-176.
Chaves Nogales, Manuel: Deutschland im Zeichen des Hakenkreuzes. Kupido Literaturverlag: Köln 2022.
Bajo el signo de la esvástica. Almuzara: Córdoba 2012.
Cintas Guillén, María Isabel: Manuel Chaves Nogales. Andar y contar. Tomos I y II. Almería: Confluencias 2021.
(Ed.): Manuel Chaves Nogales: Obra Narrativa Completa (Dos tomos). Diputación de Sevilla: Sevilla 2009 (Reimpresión).
(Ed.): Manuel Chaves Nogales: Obra Periodística (reedición nueva, ampliada, tres volúmenes). Diputación de Sevilla: Sevilla 2013.
Domeier, Norman: Weltöffentlichkeit und Diktatur. Die amerikanischen Auslandskorrespondenten im »Dritten Reich«. Wallstein: Göttingen 2021.
Friedrich, Marlene: Tagungsbericht: Nationalsozialismus und internationale Öffentlichkeit. En: H-Soz-Kult del 17.02.2023.
Garmendia, Ignacio F. (Hg.): Manuel Chaves Nogales: Obra Completa (cinco volúmenes). Libros del Asteroide: Barcelona 2020.
González Prada, Charo: Introducción. En: Xammar, Eugeni: Crónicas desde Berlín (1930-1936). El Acantilado: Barcelona 2005, pp. 13-39.
Hachmeister, Lutz: Hitlers Interviews. Der Diktator und die Journalisten. Kiepenheuer & Witsch: Köln 2024 (aparición prevista para noviembre de 2024).
Henseleit, Frank: Einführung zur ersten deutschsprachigen Ausgabe. En: Chaves Nogales, Manuel: Deutschland im Zeichen des Hakenkreuzes. Kupido: Köln 2022, pp. 7-39.
Herzer, Martin: Auslandskorrespondenten und auswärtige Pressepolitik im Dritten Reich. Böhlau-Verlag: Köln, Weimar, Wien 2012.
Jäckel, Eberhard y Kuhn, Axel (Ed.): Hitler. Sämtliche Aufzeichnungen 1905–1924. Deutsche Verlags-Anstalt, Stuttgart 1986; Dokument Nr. 136: München, 13. August 1920. Rede auf einer NSDAP-Versammlung «Warum sind wir Antisemiten», pp. 184-204.
Morató, Yolanda: Manuel Chaves Nogales. Los años perdidos (Londres, 1940-1944). Renacimiento: Valencia 2023.
Mowrer, Edgar A.: Germany Puts the Clock Back. Lane: London 1933 (primera edición de enero de 1933); existe una versión disponible en archive.org.
Stowe, Leland: Nazi Means War. McGraw-Hill: New York 1934; existe una versión disponible en archive.org.
Torra i Pla, Quim: Periodisme? Permetin! La vida i els articles d’Eugeni Xammar. Símbol Editors: Barcelona 2008.
Torrente, Luis Felipe y Suberviola, Daniel: El hombre que estaba allí, libro-documental, Libros.com, 2013.
Trapiello, Andrés: Retrato literario de Chaves Nogales. En: Garmendia, Ignacio F. (Hg.): Manuel Chaves Nogales: Obra Completa. Libros del Asteroide: Barcelona 2020, Band 1, pp. XXVII–XXXIV.
Wittstock, Uwe: Februar 33: Der Winter der Literatur. Beck C. H.: München 2021.
Xammar, Eugeni: L’ou de la serp; presentación de Charo González Prada. Quaderns Crema: Barcelona, 1998.
El huevo de la serpiente; traducción de Ana Prieto Nadal; presentación de Charo González Prada. El Acantilado: Barcelona 2005.
Crónicas desde Berlín (1930-1936). Acantilado: Barcelona 2005.
Das Schlangenei. Berichte aus dem Deutschland der Inflationsjahre 1922-1924. Traducido del catalán por Kirsten Brandt. Berenberg Verlag: Berlin 2007.
Seixanta anys d’anar pel món: converses amb Josep Badia i Moret. Quaderns Crema: Barcelona 1991.
Notas
[1] En su biografía Cintas Guillén (2021) informa detalladamente sobre la vida y obra del autor. Torrente y Suberviola (2013) reúnen contribuciones de diversos autores sobre Manuel Chaves. En lo referente a sus últimos años durante el exilio inglés (1940-1944), véase Morató (2023). Existen dos ediciones en español de sus obras: Cintas Guillén (ed.) 2009 y 2013, así como Garmendia (ed.) 2020. A comienzos de 2024 han aparecido en lengua alemana cuatro volúmenes de la edición realizada por la editorial Kupido.
[2] Acerca de los primeros análisis críticos del nacionalsocialismo por parte de periodistas alemanes, véase Belke (1993). Tras la toma del poder, los autores críticos con el régimen que permanecieron en Alemania sólo podían expresarse con riesgo para su vida. Uwe Wittstock (2022) describe la coyuntura y las decisiones inherentes a la época en su libro Februar 33 [Febrero del 33], basándose en una serie de conocidas figuras literarias. La situación de los corresponsales extranjeros era mucho mejor, pero no exenta de riesgos. Cabe mencionar brevemente dos conocidos ejemplos de reportajes críticos realizados por corresponsales estadounidenses. En enero de 1933, Edgar A. Mowrer, que escribía para el Chicago Daily News y era también presidente de la VAP (Asociación de la Prensa Extranjera en Alemania), publicó su libro Germany Puts the Clock Back [Alemania atrasa el reloj] (Mowrer 1931), ganador del Premio Pulitzer. En segundo lugar, hay que mencionar a Leland Stowe, que también viajó a Alemania en 1933, cuatro meses más tarde que Manuel Chaves (en septiembre/octubre). Sus observaciones y análisis se publicaron como libro en enero de 1934: Nazi Means War [Nazi significa guerra] (Stowe 1934). Un proyecto anterior de publicación del reportaje en el New York Herald Tribune no se materializó porque el contenido fue considerado excesivamente alarmista. Tanto Edgar A. Mowrer como Manuel Chaves experimentaron la hostilidad de los nacionalsocialistas. Mowrer recibió presiones y se vio obligado a abandonar Alemania pocos meses después de su publicación crítica (Domeier 2021, p. 127s.). Manuel Chaves fue incluido en una lista de muerte de la Gestapo a causa de su reportaje (Henseleit 2022, p. 17). Como consecuencia, se vio obligado a huir del exilio francés hacia Inglaterra en 1940, tras la ocupación alemana de Francia.
[3] El reportaje apareció como publicación independiente en español en 2012 (Chaves Nogales 2012). Todos los números del periódico Ahora pueden consultarse en línea a través de la Biblioteca Digital Memoria de Madrid [consultada el 26 de enero de 2024] y descargarse como archivos pdf, incluido por supuesto el reportaje en varias partes de Manuel Chaves desde Alemania.
[4] María Isabel Cintas Guillén ha completado una detallada discusión y categorización de su estilo periodístico (2013, tomo I, pp. IX-XXIX y 2021, tomo II, pp. 258-263). También merece la pena leer la categorización literaria de Andrés Trapiello (2020).
[5] Los artículos que escribió para Ahora desde Alemania entre 1930 y 1936 se publicaron en forma de libro en 2005 (Xammar 2005). En la introducción a esta colección de artículos se describe detalladamente la persona y vida de Xammar (González Prada 2005). Una selección de artículos anteriores de los años 1922-1924 está disponible en catalán (Xammar 1998), español (Xammar 2005) y alemán (Xammar 2007). También está disponible una autobiografía escrita en catalán, a partir de conversaciones con Josep Badia i Moret (Xammar 1991). La biografía de Quim Torra (2008) se centra en Xammar como nacionalista catalán; apenas se mencionan los años que Xammar pasó trabajando en Berlín.
[6] Es evidente que la relación entre prensa libre y dictadura es compleja y conflictiva. A un lado, están los periodistas, que desean obtener información de primera mano de personalidades importantes, generalmente políticos. Para ello, pueden estar dispuestos a hacer todo lo posible y sobrepasar los límites de la ética profesional periodística. En el otro bando están los políticos que quieren servirse de los corresponsales para que informen según sus conveniencias. El trabajo de Norman Domeier (Weltöffentlichkeit und Diktatur [Opinión pública mundial y dictadura] 2021) es extremadamente útil para familiarizarse con el mundo de los corresponsales extranjeros en la Alemania nazi. Para los historiadores interesados en este tema, véase, además de Domeier, Martin Herzer (2012) y el informe de Marlene Friedrich (2023) sobre la conferencia Nationalsozialismus und internationale Öffentlichkeit [El nacionalsocialismo y la esfera pública internacional]. Para finales de 2024 se ha anunciado un libro de Lutz Hachmeister que trata específicamente de las entrevistas concedidas por Hitler a la prensa extranjera.
[7] Para una visión cronológica de los acontecimientos desde enero de 1933, véase (en alemán) la crónica anual de 1933 en el portal en línea sobre historia alemana LeMO – Lebendiges Museum Online [Museo viviente en línea], así como la lista de legislación antijudía en el Reich alemán 1933-1945 en Wikipedia [editado: 9 de noviembre de 2023, consultado: 14 de enero de 2024].
[8] Tres pasajes tratan de los puntos de contacto hispano-alemanes del momento: Manuel Chaves informa sobre el rumor de que los nazis obtenían sus pistolas en España, y espera que el Gobierno español contrarreste el rumor con mayor decisión (pp. 42 ss.). Habla del creciente número de personas que acuden a la embajada española como consecuencia de la legislación antijudía, a menudo con esperanzas ilusorias. Se felicita expresamente de que el Gobierno español haya aumentado inmediatamente el número de visados expedidos (p. 104). En tercer lugar, arremete contra los socialistas españoles que, con la invención de la «leyenda de la muerte de Thaelmann», habían abonado inadvertidamente la causa de los nazis (pp. 112 ss.; acerca de la leyenda, véase especialmente la sección 2.5).
[9] Posiblemente Manuel Chaves tenía en mente el discurso de Hitler del 6 de abril de 1920, en el que explicaba su antisemitismo erradicador: «No queremos ser antisemitas de los que, apelando al sentimiento, quieren crear un ambiente de pogromos, sino que nos inspira la implacable determinación de llegar a la raíz del mal y extirparlo sin contemplaciones. Para lograr nuestro objetivo, cualquier medio debe ser aceptable para nosotros, incluso si tenemos que coaligarnos con el diablo» (reimpreso en Jäckel y Kuhn 1986, pp. 184-204).
[10] El texto de la entrevista puede verse en línea a través de la editorial Kupido (siga el enlace y pulse después el botón «Die Welt (20.09.2022)»). Cabe formular una pregunta de interés para los historiadores: ¿ha sobrevivido de alguna forma el texto alemán, presumiblemente original, de la entrevista?
[11] La República Española y el embajador español en Berlín, Luis Araquistáin (marzo de 1932-mayo de 1933), fueron insultados en el Völkischer Beobachter y en el Berliner Börsen-Zeitung. A nivel diplomático, el embajador alemán en Madrid, Johannes von Welczeck, y el ministro de Asuntos Exteriores Konstantin von Neurath (NSDAP) tomaron cartas en el asunto. Además, el Ministerio de Propaganda organizó una visita a algunos de los prisioneros en la que se incluyó a un grupo de la prensa extranjera, entre ellos Xammar. En la comisaría de Alexanderplatz, Xammar pudo hablar con Ernst Thälmann, Ludwig Renn, Ernst Torgler, Werner Hirsch y Carl von Ossietzky, y comprobó que no se había producido ningún maltrato evidente a los detenidos (Xammar 2005, p. 116-125 de Ahora, 28 de marzo de 1933).
Fuente: Spanienecho, 15 de febrero de 2024 (versión alemana)
Traducción: Pascual Riesco Chueca (Spanienecho, 15 de marzo de 2024)
Portada: foto de portada de la edición española de Bajo el signo de la esvástica (Almuzara, 2012)
Ilustraciones: Conversación sobre la historia
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