Más de veinte años de vigencia del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y quince del tratado con la Unión Europea (TLCUEM) han sido el marco de una creciente crisis política y violencia social, que no reflejan las promesas de crecimiento y bienestar ofrecidas entonces, dijo a “La ONDA digital” el economista mexicano Andrés Peñaloza.
Presidente de Bia´lii, Asesoría e Investigación, A.C., una asociación mexicana, Peñaloza afirmó que están “en preparativos para las jornadas informativas y pedagógicas sobre los tratados de libre comercio e inversiones, como el TLCUEM, que celebra su decimoquinto aniversario. “Este fue el primer tratado de la UE en América Latina y entró en vigor en el 2000. Ya antes, el primero de enero de 1994, había entrado en vigencia el TLCAN”, recordó.
Ahora se han multiplicado las negociaciones para la firma de nuevos tratados, aun más amplios, como el Acuerdo Transpacífico de Asociación Económica (TPP), el Tratado Transatlántico para el Comercio y la Inversión (TTIP) o el Tratado sobre el mercado de Servicios (TISA) en el marco de la OMC.
La Europa sin ilusión de Donald Tusk
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Fuertemente impulsado por Estados Unidos, en las negociaciones del TPP participan otros once países: Canadá, Japón, Singapur, Malasia, Vietnam, Brunei, Australia, Nueva Zelanda (con la notable ausencia de China); y tres latinoamericanos: México, Chile y Perú.
Con la Unión Europea
Durante la segunda cumbre UE-América Latina, celebrada en Bruselas en junio pasado, hubo una reunión bilateral México-UE donde se anunció la apertura de negociaciones para un acuerdo global, que incluirá un diálogo político, con la llamada “cláusula democrática”.
Ante esta realidad, 92 organizaciones europeas y latinoamericanas entregaron a los jefes de Estado y de gobierno, reunidos en la cumbre de Bruselas, una carta donde denunciaron la “grave situación de los derechos humanos en México”. Ahí se afirma que “México atraviesa una grave crisis en esta materia, reflejada en la desaparición de más de 23 mil personas, en 70 mil asesinatos extrajudiciales y más de 40 mil muertos en lo que va de la actual administración”.
En la renegociación de ese tratado se pretende “incluir el tema agrícola, que no entró en las negociaciones de hace 15 años; compras gubernamentales (no solo a nivel federal, sino estatal y municipal), e inversiones, que no entró tampoco hace 15 años”, dijo Peñaloza.
“La crítica que hacemos es que anuncian la reapertura de negociaciones sin que medie un diagnóstico serio sobre los resultados de esos 15 años de acuerdo con la UE. Porque, más allá del ‘éxito’ que representa el aumento del intercambio comercial, ha crecido el déficit comercial acumulado de México con la UE, que alcanzó, en los últimos cinco años, cien mil millones de dólares”, afirmó.
Peñaloza destacó que el incremento de los flujos de inversión europea representó la desnacionalización de la economía, especialmente del sector bancario.
“La crisis financiera del 95 sirvió de marco para la privatización bancaria. Fueron los bancos españoles, particularmente, los que invirtieron más fuertemente en el sistema bancario mexicano, desplazando inclusive los bancos norteamericanos, tanto de Estados Unidos como de Canadá”.
Otro sector clave para el capital europeo ha sido el energético. “Los europeos fueron artífices de la privatización del sector petrolero, una contrarreforma energética que pretende echar atrás la nacionalización.
Esa reforma merece mención especial, pues es como “un clavo hiere profundamente el corazón de la patria, revirtiendo los 75 años de expropiación petrolera y ulterior nacionalización del sector energético”.
Endesa y otras empresas españolas, por su parte, “han estado desarrollando megaproyectos como los parques eólicos en el istmo de Tehuantepec, generado protestas y fuertes resistencias de las comunidades locales. El capital europeo invirtió también en la minería, aunque en ese sector el principal ha sido el capital canadiense”.
Esas reformas –dijo Peñaloza– “no han representando una mejoría en el nivel de vida de los mexicanos, pues más de 70 millones subsisten en el umbral de la pobreza”.
Tampoco el TLCAN ha representado mejores condiciones de vida para los mexicanos. “A 20 años de su entrada en vigencia, ha fracasado en cada una de sus promesas. Más comercio y más inversiones no se han traducido en más y mejores empleos, como se prometió”.
“Afianzada en más de un millar de reformas constitucionales y modificaciones a leyes y reglamentos, nuestro sistema jurídico se adaptó a las disposiciones del TLCAN”. La más severa y regresiva de esas reformas, asegura, fue la “del artículo 27 constitucional, a partir de la cual se legalizó el saqueo y explotación de las tierras comunales y ejidales, mediante la venta y el arrendamiento por parte de agroempresas, mineras, refresqueras, nacionales y extranjeras”.
Resistencia
En el plano político, según Peñaloza la palabra que ayuda a explicar la situación política en México es “resistencia” a las políticas ultra liberales. “Hay un sector amplio de la población mexicana que tiene claro lo que no quiere: esa política de privatizaciones que se viene implementando hace más de 30 años”.
“Estamos en ese plan de resistencia, desde el zapatismo hasta los sindicatos y las organizaciones de autodefensa, frente a una descomposición alarmante del funcionamiento del Estado mexicano. Cada vez se habla más de que estamos ante un narcoestado, un Estado fallido. Hay una descomposición muy fuerte, acompañado de un endurecimiento de la criminalización de las protestas”.
La espectacular fuga desde una cárcel de alta seguridad del jefe del principal cartel del narcotráfico en México, el “Chapo” Guzmán, ha contribuido para fortalecer la idea de una corrupción muy extendida, sin la cual esa fuga hubiera sido imposible. Pero crece también la sensación de inseguridad ante la evidencia de que las instituciones están, de cierto modo, sobrepasadas.
“Un tema que ya está instalado en la opinión pública es la corrupción. Es tan burdo el enriquecimiento ilícito que la gente lo identifica como un problema fundamental, no solo a nivel nacional, sino también local”.
Peñaloza recordó que el Partido de la Revolución Democrática (PRD), nació como un esfuerzo unitario de las izquierdas en los años 90 y se mantuvo hasta el 2006 cuando fue cooptado por la actual dirigencia, que firmó el “Pacto por México” con el gobierno y el PAN y allanó el camino para las reformas laboral, fiscal, energética y de telecomunicaciones.
“Los principales fundadores del PRD, como Cuauhtémoc Cárdenas y Andrés Manuel López Obrador, abandonaron el PRD en el momento del ‘Pacto por México’, inmediatamente después de que asumiera Peña Nieto”, afirmó.
López Obrador impulsó entonces un nuevo proyecto político, el Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA). El pasado 7 de junio hubo elecciones intermedias para el congreso federal y para gobernador del Distrito Federal. “En esas elecciones el Morena se constituyó como la primera fuerza política del DF, donde logró la mayoría en la Asamblea Legislativa y triunfó en cinco, de las 16 delegaciones. El PAN retuvo dos delegaciones, el PRI ganó en tres y el PRD, que tenía 14, se quedó con seis. Los resultados de tres más están en litigio, pues parece claro que hubo fraude”, estimó el economista mexicano.
Por Gilberto Lopes / escritor y politólogo, desde Costa Rica
gclopes@racsa.co.cr
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