La conferencia citada para el mediodía de un lunes resultó extraña, muchos imaginaron que el viejo político volvería a marcar agenda imponiendo una de sus acostumbradas distracciones y encausar una desteñida campaña electoral que no termina de calentarse… pero no. La convocatoria tendría una inesperada, aunque previsible razón de ser para un octogenario más que cascoteado por la vida que eligió y que le tocó vivir. Lapidaria e hidalgamente compartió la información de un grave diagnóstico que le colgaba -nuevamente- la espada de Damocles encima, aunque esta vez tendría forma de “guadaña en ristre”, según sus propias palabras. Calmo pero firme, tuvo tiempo y estatura para dejarnos un mensaje de vida, para los que vienen atrás, justo cuando la vida se le va gastando y quemando sus últimos cartuchos. La música seguirá sonando, pero no habrá nada ni nadie que le podrá quitar lo que ha bailado…
La muerte es parte de la vida pues desde que nacemos se asume esa condición de forma inevitable. Nacemos, vivimos y algún día llegaremos al final de este viaje. Porque vivir es -precisamente- un viaje, un maravilloso recorrido del que somos parte junto a quienes elegimos y nos eligen para compañeros de ese tránsito. No hace mucho tiempo fue precisamente un compañero de esta peripecia que es la vida, quien me acercó esa expresión al referirse a Pepe, alguien que tuvo el privilegio de estar muy cerca suyo y quien mantuvo largos y profundos diálogos mano a mano con el viejo.
En esas charlas en que Pepe suele iluminar la vida de quien lo escucha, el tema de la muerte estuvo presente y -una vez más- fue naturalizada por ese luchador social que la incorpora como una etapa más de la vida y no el fin de nada. Porque sabe que si hay quien levante alguna de sus banderas, la vida no se termina, sino que seguirá flameando en las futuras generaciones.
En ocasión del XIº Congreso del MPP “Eduardo Bonomi-Gabriela Soto”, nos regaló su sabiduría diciendo, en uno de sus acostumbrados arrebatos de generosidad intelectual, que quería que sus ideas fueran como semillas que germinen en tierra fértil: los compañeros. Este formidable viejo nos invitó “a hablarnos a nosotros mismos frente al espejo de la historia” y a no cultivar el odio… “Cultiven el amor, que es parturiento y creador; el odio estupidiza y destruye”, nos dijo en esa ocasión. Y lo volvió a decir en esta ocasión.
En es esta parte del viaje que transita Pepe nos comparte -también- sus preocupaciones más íntimas. Como un padre que prepara a sus hijos para enfrentar los desafíos, así nos convocó para decirnos que su viaje va llegando a su fin. Un rumbo que a muchos nos sorprendió porque lo creíamos eterno, pero en el que, con su acostumbrada dosis de sentido común nos aterrizó sin anestesia… y sin dramatismos. De las mejores lecciones que nos dejará este viejo maravilloso, alguien a quien la parca le ha golpeado la puerta varias veces, naturaliza su llegada como un compañero no deseado que llega al final del viaje.
“Genio y figura hasta la sepultura”, reza un dicho popular que lo califica ampliamente a este tupamaro que supo fungir en la Presidencia de la República para honor de una institución a la que dio trascendencia internacional por su auténtica austeridad y un estilo de vida acorde a su pensamiento.
Este partido no terminó
Esta batalla no es la final ni mucho menos, todavía quedan luchas por desplegar y estamos en guardia junto al viejo para afrontarla con esa hidalguía que nos mostró de manera contundente en una conferencia corta y sin dramatismos.
Así como despertó infinidad de mensajes de apoyo también sacó a relucir a los odiadores de turno, aunque -justo es decirlo- generó un efecto inesperado en algunos como el senador (suplente) Sebastián Da Silva, quien le hizo llegar su deseo de seguir la lucha como digno adversario político. Un gesto valioso que escasea por estos tiempos y que tiene (¿tenía?) al mismo como uno de sus principales impulsores.
La parca tiene esa virtud de generar buenas vibras al punto de bendecir a sus víctimas siendo un muy buen patrocinador. Sin llegar a ese extremo, Pepe recoge hinchas y detractores, siendo muchos más los primeros que los últimos, al punto de haberlo convertido en un líder mundialmente reconocido y un emblemático símbolo distintivo para el Uruguay (que ya no es el del “maracanazo” ni el de Luis Suárez, sino el país de “Pepe” Mujica).
Esa singularidad impuesta por su estilo de vida le ha significado el global reconocimiento y esta batalla que le impone la vida en este tramo del recorrido, no es otra cosa que la confirmación de ese acervo construido durante una vida de lucha y compromiso social.
Gracias por dejarnos compartir tu viaje Pepe, aunque te decimos que falta mucho por recorrer y este trayecto seguramente lo vas a sortear junto al cariño que supiste construir en tus afectos y en tu gente.
Nadie te podrá quitar “lo bailao”, así como tampoco, podrán quitarnos la ilusión de haber sido -contigo- parte del bailongo…
el hombre tarareó una canción,
el perro bailaba en la casilla…
Fernando Gil Díaz (El Perro Gil)
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