Israel | Cerrado por mal tiempo

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 / La prensa internacional divulga muy distintas interpretaciones sobre las consecuencias que habría tenido la guerra en Medio Oriente sobre la economía de Israel. Existen incluso dos versiones contradictorias: o bien la economía israelí está en crisis, o bien no ha sido afectada. Esta nota pretende contrastar ambas interpretaciones analizando la situación de unos pocos aspectos de la economía a partir de datos obtenidos principalmente de fuentes israelíes.

Se trata de un panorama complejo que incluye gastos de muchos miles de millones de dólares por el mantenimiento de un ejército de un tamaño varias veces superior al normal, costos en combustible, armamento y munición (un solo misil Arrow, por ejemplo, cuesta entre 2 y 3 millones de dólares), enormes costos en salud humana y costos por daños en viviendas e infraestructuras.

A modo de ejemplo, la Autoridad Impositiva de Israel informó que el ataque iraní de principios de octubre pasado causó daños en viviendas, vehículos y otras propiedades por un total de entre 40 y 53 millones de dólares y en el norte, los cohetes lanzados por Hizbolá causaron daños a unos 9000 edificios y 7000 vehículos. El costo directo se estima en unos 500 millones de dólares y los daños indirectos en esa misma zona ascienden a más de mil millones. Este texto no intenta un análisis global de las consecuencias de la guerra para la economía israelí y se limita al estudio de unas pocas de aquellas actividades económicas para las cuales existen datos relativamente confiables de distintas fuentes y que permiten llegar a conclusiones firmes.

Colapso del turismo
Según la OECD el turismo representa aproximadamente un 3% del producto bruto interno de Israel y y un 3,5% del empleo. La Oficina Central de Estadísticas de Israel informa que en 2023 el turismo extranjero reportó 5955 millones de dólares, lo cual equivale a un promedio de unos 495 millones por mes. Las guerras no son buenas para el turismo y así, necesariamente, se debe considerar la posibilidad de que también esta guerra debería afectar gravemente al turismo. Para explorar esta hipótesis consultamos los datos del principal aeropuerto en Israel sobre disponibilidad de vuelos desde grandes ciudades de Estados Unidos y Europa, la Oficina Central de Estadísticas de Israel, el Ministerio de Turismo, la Asociación de Hoteles de Israel y otras fuentes israelíes.

Hasta fines de septiembre pasado, al buscar en Google por “Ben Gurion Airport”, el aeropuerto internacional de Tel Aviv, aparecía en pantalla su cartelera de vuelos y se podía ver que si bien algunos habían sido retrasados o incluso cancelados, el aeropuerto seguía funcionando casi normalmente. Pero desde inicios de octubre la cartelera de vuelos fue sustituida por un letrero que sugiere un desperfecto técnico. Esto indicaba que el aeropuerto no estaba funcionando normalmente y si fuese así, podría deberse a que las compañías aéreas dejaron de usarlo por el incremento de las actividades bélicas en el espacio aéreo de Israel y sus alrededores, principalmente a partir de la invasión del Líbano a comienzos de octubre.

Una consulta a través de las páginas web de algunas compañías aéreas de otros países acerca de la disponibilidad de vuelos a Tel Aviv desde por ejemplo Miami, Nueva York, Ámsterdam, Madrid, Paris o Roma mostró que ya en octubre pasado no había vuelos de ese tipo. Estos fueron los resultados de las búsquedas hechas el 10, el 20 y el 30 de octubre:

AMERICAN AIRLINES No hay vuelos
DELTA No hay vuelos
LUFTHANSA No hay vuelos
SAS No hay vuelos
AIR FRANCE No hay vuelos
IBERIA No hay vuelos
KLM No hay vuelos
BRITTISH AIRLINES No hay vuelos

Esta situación es grave para la industria turística pero además los datos indican que se mantendrá durante varios meses más porque American Airlines, Delta, British Airways y otras empresas informaron que habían suspendido todos sus vuelos a Israel hasta marzo de 2025. Una consulta a las pantallas de vuelos de los principales aeropuertos de las seis grandes ciudades mencionadas arriba reveló que los únicos vuelos hacia y desde Tel Aviv estaban a cargo de la empresa estatal israelí (El Al). La prensa israelí eligió destacar un aspecto positivo de este desastre: El Al había triplicado sus ganancias!

Estas dos fuentes independientes indican claramente que si bien el aeropuerto internacional de Tel Aviv sigue abierto, las mayores empresas aéreas extranjeras no lo están usando desde hace meses, probablemente por razones de seguridad, como informa Lufthansa y tampoco piensan usarlo en los próximos meses o mientras continúe la guerra.

La Oficina Central de Estadísticas de Israel informa que ya para el primer trimestre del año se había registrado una retracción importante en los ingresos por turismo, debida a una reducción de los visitantes de casi el 80%. Este dato coincide con los datos comentados arriba en relación a la reducción de los vuelos internacionales. El Ministerio de Turismo, por su parte, anunció en noviembre que tanto el turismo doméstico como extranjero está en crisis y pronostica que este año el rubro acumulará pérdidas de alrededor de 5340 millones de dólares. Esta suma es similar a la que se informó como ingresos por turismo extranjero del año pasado, lo cual demuestra que las pérdidas económicas ya documentadas en este rubro desde que comenzó la guerra son gravísimas.

Numerosas notas publicadas por la prensa israelí confirman que el ingreso de turistas ha disminuido mucho y que en los principales sitios de turismo las tiendas, restaurantes, hoteles y empresas que alquilan vehículos sufren esa depresión. Se informa que muchas empresas han cerrado y muchas personas quedaron sin empleo, se considera que el turismo nunca sufrió pérdidas tan grandes desde la creación del país en 1948 y se pronostica que muchas otras empresas deberán cerrar si el ingreso de turistas no mejora en los próximos meses, lo cual a la fecha no parece probable.

Un informe divulgado en octubre por la Asociación de Hoteles confirmó que el sector turístico atraviesa una crisis gravísima. Ese mes, el número de turistas del extranjero alojados en hoteles fue apenas un 14% del registrado el mismo mes en 2022. Sivan Detauker, el CEO de esa asociación, informó que si bien muchos hoteles han podido mantenerse abiertos gracias al alojamiento de miles de israelíes evacuados del norte y el sur, la reducción de los visitantes extranjeros es tan grave que ya cerraron unos 90 hoteles y muchos más están en situación muy crítica.

El aislamiento que impone Israel a Gaza por tierra, mar y aire desde muchos años impedía la posibilidad de desarrollar siquiera una modesta industria turística gazatí. Ahora, parecería que con su ataque del 7 de octubre de 2022 los palestinos han conseguido, quizás sin proponérselo, el colapso del turismo israelí.

Colapso de la economía en Eilat
La zona de Eilat, con sus maravillosas playas sobre el mar Rojo, le debía su floreciente economía principalmente a dos actividades: el puerto y el turismo, esenciales para su economía.

El puerto de Eilat es uno de los menos importantes de Israel, pero es el único que ofrece una salida al mar fuera del Mediterráneo y permite comerciar por vía marítima con China y otros países asiáticos sin necesidad de navegar el canal de Suez. Desde el comienzo de su campaña militar para boicotear el tráfico marino hacia y desde Israel en noviembre de 2023, en solidaridad con la resistencia de los palestinos a la invasión israelí de Gaza, los yemenitas atacaron este puerto con misiles y drones e impusieron tan altos riesgos a las empresas navieras que en pocas semanas sus actividades se vieron muy reducidas. A los pocos meses, la empresa propietaria del puerto informó que despediría la mitad de sus empleados, porque las operaciones portuarias eran prácticamente nulas.

Los ataques yemenitas continuaron y poco después, en julio, la empresa solicitó iniciar el trámite de bancarrota y según los servicios online de monitoreo de tráfico marítimo, en octubre de 2024 este puerto no registró movimientos. Gideon Golber, el CEO de la empresa y otros empresarios de Eilat informaron que el colapso afectó negativamente a muchos pequeños empresarios cuyos negocios dependían de las actividades portuarias. Se repite entonces el mismo patrón comentado arriba para el turismo: la guerra causó pérdidas gravísimas en los ingresos, cierre de empresas y pérdida de empleos.

Eilat es un sitio de importancia para el turismo y allí esta actividad fue afectada igual o peor que en el resto del país. Antes de la guerra Eilat, una ciudad de unos 60 mil habitantes, recibía unos 250 mil turistas mensuales, muchos de ellos de Rusia, que según un informe ”se evaporaron” a poco

de comenzar los ataques yemenitas contra el puerto y sus alrededores. Durante los primeros meses de guerra los hoteles pasaron de albergar turistas a albergar israelíes evacuados pero estos, como era de esperar, no dejan grandes ganancias para los otros servicios turísticos. Luego de varios meses muy críticos, hubo un incremento del turismo doméstico durante el verano pero fue una recuperación muy modesta y pasajera y a comienzos del otoño el aeropuerto internacional de la zona (Ramon) apenas recibió unos pocos vuelos domésticos por día. Los vuelos de Moscú a Eilat habían desaparecido y si bien una empresa ofrecía vuelos privados por 60.308 dólares no parece que esa opción pudiera compensar el colapso del turismo masivo.

Con el puerto casi cerrado desde hace meses y el turismo reducido a un mínimo, el colapso económico de Eilat parecería ser un hecho indiscutible.

Y los otros puertos?
A diferencia del puerto de Eilat, los puertos principales de Israel están sobre la costa del Mediterráneo. A pocas semanas de comenzada la guerra, algunos buques cargueros que navegaban hacia el puerto de Ashdod, el más cercano a Gaza, comenzaron a evitarlo porque la zona seguía siendo alcanzada por cohetes palestinos. A partir de entonces siguieron cayendo cohetes en los alrededores de Ashdod y otras empresas navieras prefirieron enviar sus buques a los puertos de Haifa, situados más al norte y que todavía no estaban siendo alcanzados por cohetes, drones o misiles. Uno de estos tres puertos pertenece a una empresa china, otro a una empresa india y el tercero a una empresa israelí.

Pero a partir de septiembre la batería del Iron Dome destinada a defender la ciudad y puertos de Haifa se vio obligada a derribar cohetes lanzados desde Líbano y el 8 de octubre no consiguió interceptar todos los cohetes de una andanada de cien lanzados en poco tiempo y algunos impactaron en la ciudad. Esto restringió el tráfico de buques comerciales y aumentó los costos del comercio.

Ya desde el inicio de la guerra el comercio marino y la actividad portuaria en Israel habían sufrido otras consecuencias negativas. La primera fue que las aseguradoras aumentaron sus tarifas al imponer una tarifa extra por riesgo a las naves que atracaban en puertos israelíes. Poco después, aumentaron los costos del transporte de mercaderías y materias primas descargadas en puertos israelíes debido al boicot de navegación por el mar Rojo impuesto por los yemenitas desde noviembre de 2023. Parte de esos costos extraordinarios se deben al aumento de las tarifas que las aseguradoras le cobran a los buques que navegan el mar Rojo, desafiando el boicot.

Pero también aumentó el costo del transporte desde puertos asiáticos para las empresas que obedecen el boicot yemenita, porque deben enviar sus buques a circunvalar el continente africano y atravesar luego el Mediterráneo en toda su longitud, antes de poder recalar en puertos israelíes. Todo eso influyó negativamente sobre el comercio con otros países y aumentó los precios que pagan los consumidores en Israel.

En resumen, al contrario de lo que sucedió con el puerto de Eilat, durante el primer año de guerra los mayores puertos israelíes siguieron funcionando pero los ataques palestinos, libaneses y

yemeníes impusieron un alza en el costo del transporte por via marina que indudablemente tiene consecuencias negativas para la economía israelí y que no se pudo solucionar por medio de transporte terrestre.

Cerrado por evacuación
Las actividades militares en el sur y norte de Israel obligaron al gobierno a organizar evacuaciones masivas de la población de ambas zonas. Se calcula que existen unas 250 mil personas evacuadas. Además de las tragedias humanas y los incontables inconvenientes que toda evacuación masiva impone a la población, esta situación tiene un costo económico que según las estimaciones oficiales ya suman varios miles de millones de dólares.

Al evacuar poblaciones y zonas agrícolas, de la noche a la mañana cerraron talleres, escuelas, clínicas médicas, oficinas, granjas, teatros, restaurantes, almacenes, industrias y desaparecieron todo tipo de empleos y negocios. Parte de los evacuados se instalaron provisoriamente en casas de parientes o amigos y algunos consiguieron un nuevo empleo o pudieron mantener sus estudios o trabajos a distancia, pero la gran mayoría fue instalada en hoteles (que estaban vacíos por la caída del turismo). El Instituto Nacional de Seguros informa que cada evacuado mayor de 18 años recibe un subsidio diario de 200 shekels (unos 50 dólares) mientras que los menores reciben la mitad de esa suma.

El Ministerio de Turismo se encarga de alojar a los evacuados en hoteles y en noviembre comunicó que ya había gastado más de 2500 millones de dólares solamente en alojamiento y subsidios personales. El gobierno también paga otros tipos de subvenciones tanto a quienes permanecen evacuados como a los que deciden regresar a su residencia de origen o que deben trabajar en zonas evacuadas y a personas que trabajan en la agricultura o la construcción en esas zonas. Además de estos costos, aportados por el Ministerio de Turismo, el gobierno debe pagar el costo de la implantación de escuelas provisorias y otras actividades asociadas a la evacuación.

Como en todas las guerras, la agricultura sufre por las evacuaciones, la falta de mano de obra y la destrucción causada por las actividades militares. En Gaza la agricultura está sufriendo consecuencias muy negativas causadas por el bombardeo masivo y las actividades militares israelíes que con tanques, topadoras y otros equipos pesados, destruyeron el 70% de las tierras cultivadas, el 90% del ganado vacuno y más de la mitad de las ovejas y cabras, según informó las Naciones Unidas. Las pocas granjas que van quedando muchas veces no pueden ser atendidas por sus propietarios, si es que estos han sobrevivido los bombardeos, porque fueron forzados a abandonar sus granjas y no pueden regresar a ellas sin arriesgar la vida.

Pero también la agricultura israelí está sufriendo a causa de la guerra. Una de las consecuencias económicas más negativas de la evacuación es el cierre de granjas y los numerosos problemas que impiden o dificultan el mantenimiento de plantaciones de frutales, ganado lechero, criaderos avícolas y otras actividades similares en zonas cercanas a los frentes de guerra. Según un estudio del MIGAL, un instituto del Ministerio de Ciencia y Tecnología de Israel, esta situación ha impuesto problemas económicos graves no solo a las zonas evacuadas sino a todos los emprendimientos agrícolas del país y causó una disminución del 35% en el sector agrícola a nivel nacional. El principal problema es la falta de trabajadores. Esto se debe a que los israelíes fueron evacuados o incorporados al servicio militar, a que el gobierno prohibió la entrada de los palestinos, que antes de la guerra eran una parte importante de la fuerza laboral agrícola y a que el ataque del 7 de octubre ahuyentó a la mayoría de los trabajadores temporales tailandeses y de otros países asiáticos.

Si bien no hay cifras oficiales, se estima que las pérdidas causadas por la guerra al sector agrícola israelí ascienden a cientos de millones de dólares. Este sector’ representa apenas un 1% del producto bruto interno, pero es relativamente muy importante por razones ideológicas y culturales y porque provee una parte económicamente valiosa de la dieta israelí. A igual que en el caso del turismo, la guerra causó una importante crisis en las actividades agrícolas por pérdidas de recursos (árboles frutales, ganado lechero, granjas en barbecho), cierre de empresas y desempleo en empresas de transporte, industrialización, almacenamiento y comercio de productos agrícolas.

En conclusión, los datos demuestran que la guerra ha tenido consecuencias graves o muy graves para tres sectores relativamente menores de la economía israelí: la agricultura, y el turismo y la actividad portuaria y que la economía del país también está siendo dañada por la evacuación de aproximadamente un 2,6% de la población.

12 de diciembre de 2024

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